El revuelo fue elevado, más fuera de Euskadi que en el País Vasco. La presencia de Arnaldo Otegi, el referente de la izquierda abertzale cómplice con ETA y que ahora enarbola el nuevo tiempo de la “convivencia y la paz”, suscitó un profundo malestar de asociaciones de víctimas, partidos políticos y no pocos ciudadanos contrarios a darle voz. El debate estaba servido; blanqueamiento o libertad de expresión, ‘retratismo’ televisivo del personaje o propaganda para despejar el camino del apoyo de su coalición.
Lo cierto es que Otegi no improvisa. Acumula muchas décadas ante los micrófonos y los medios de comunicación. Sólo en el Ente público vasco sus entrevistas se podrían contar por cientos. Con un discurso rocoso, laberíntico, esquivo y siempre denso y confuso, el líder de la izquierda abertzale ha aprendido bien a justificar dialécticamente casi todo. Lo hizo siempre tras los crímenes de ETA, lo hace ahora tras su desaparición para no volver jamás la mirada, ni el discurso, al pasado. Demasiado oscuro, demasiadas responsabilidades.
En él los eufemismos se acumulan, al terrorismo lo llama “lucha armada”, a los atentados “acción armada”, al daño causado por la violencia “consecuencias del conflicto”, a los terroristas “militantes vascos” o “presos políticos”, a la prisión de los etarras “cautiverio del Estado” y a la motivación de los miembros de ETA, la banda a la que él también perteneció, “honestidad revolucionaria”.
En su entrevista en ‘La Noche en 24 horas’ del pasado miércoles, el dirigente de EH Bildu citó la página 201 del libro ‘El Tiempo de las Luces’, editado por Gara en 2012, para recordar que ya ha pedido perdón, disculpas más bien, a las víctimas. Lo hizo antes de reconocer que quizá permitieron que se generara más sufrimiento que al que “teníamos derecho”. En ella Otegi es cierto que se dirige a quienes sufrieron el terrorismo en primera persona. Lo hace a su manera, con su lenguaje: “Si en mi condición de portavoz he añadido un ápice de dolor, sufrimiento o humillación a las familias de las víctimas de las acciones armadas de ETA, quiero pedirles perdón, desde aquí mis más sinceras disculpas acompañadas de un ‘lo siento’ de corazón”.
El citado libro es en realidad una larga entrevista a Otegi en prisión. El dirigente abertzale estaba en la cárcel de Logroño cumpliendo la condena de seis años y medio del ‘caso Bateragune’ que se le impuso por intentar reconstruir Batasuna. A lo largo de sus 253 páginas y cientos de preguntas a cargo del periodista Fermín Munarriz, Otegi analiza no sólo su relación con las víctimas, sino también con los presos de ETA, su visión de la ‘violencia armada’, de las negociaciones con los distintos gobiernos, el debate estratégico de la izquierda abertzale o el final de ETA o incluso de su opinión sobre España y los españoles.
En los numerosos cuestionarios que completó en prisión, -antes de salir en marzo de 2016- responde a cientos de preguntas. Ninguna hace referencia al esclarecimiento de atentados sin resolver, tampoco a sus acciones como militante de ETA –de las que dice que las ejerció en el Franquismo, pese a huir a Francia cuando Franco había muerto y ser detenido seis años después de las primeras elecciones democráticas- y menos aún se condena el pasado de ETA. En una buena parte del libro, Otegi insiste en arrogarse el protagonismo y liderazgo del proceso que “convenció” a ETA para que dejara de matar. Para ello detalla cómo se convenció primero a la izquierda abertzale y después a la ‘organización armada’.
Este es, en síntesis, el particular ‘catecismo’ de Arnaldo Otegi
Las víctimas
El dirigente independentista reconoce que durante años llegaron a humillar a las víctimas, a ser insensibles con ellas y a actuar con prepotencia ante ellas. Afirma que ha superado el "odio y rencor" y reclama al Estado y la sociedad que también lo haga. Llama a huir de la "confrontación" o de peticiones de arrepentimiento por ser estériles y recuerda al Estado que ha habido "dos violencias". Ni una palabra de reparar el daño causado con el esclarecimiento de crímenes sin resolver de ETA.
Odio y rencor. “Cuando seamos capaces de superar el odio y el rencor (algo que algunos ya hemos hecho) y cuando el transcurso del tiempo nos conceda la serenidad de espíritu suficiente, hablaremos con más libertad y más ajustadamente sobre lo que ha supuesto ETA en la historia de nuestro pueblo”.
Prepotencia. “Hemos mantenido posiciones de prepotencia o, incluso, de menosprecio a la otra parte y que desde mi punto de vista debemos descartar de manera radical de nuestra práctica política”.
Disculpas. “La izquierda abertzale ha reconocido y reconoce el dolor causado, y yo quiero ir más allá y decir que si en mi condición de portavoz (y hablo en nombre de todos los portavoces de Batasuna) he añadido un ápice de dolor, sufrimiento o humillación a las familias de las víctimas de las acciones armadas de ETA, quiero pedirles desde aquí mis más sinceras disculpas acompañadas de un ‘lo siento’ de corazón”.
Insensibilidad. “Una parte de nuestras actitudes y posiciones políticas han trasladado esa a una buena parte de la ciudadanía tanto vasca como española”. “Nos corresponde a nosotros reconocer este hecho con humildad y repararlo en la medida de todas nuestras posibilidades, para comenzar, diciendo a todos los que nos percibieron como insensibles simple y llanamente: lo sentimos mucho”.
Humillación a las víctimas. “La hubo, sin duda alguna, y así debemos asumirlo y reconocerlo en primera persona. Espero y deseo que más temprano que tarde podamos hacerlo mirándonos de frente y diciéndoles sinceramente que lo sentimos. Creo que nosotros ya estamos preparados para ello”.
Victimas del Estado. “El Estado debe reconocer el sufrimiento causado y asumir su propia responsabilidad. Tratarán de mantenerse en posiciones inmovilistas. Asumir esa responsabilidad dinamitaría sus estériles esfuerzos por imponer un relato”. “Se deben contemplar todos los sufrimientos y todas las violencias y todas las conculcaciones de derechos que ha habido en nuestra vieja Euskal Herria”.
Escenarios de derrota. “La búsqueda de escenarios de derrota y humillación deben ser abandonados y sustituidos por otros en los que, sin renunciar un ápice al nivel de exigencia ética, se favorezcan el encuentro y la no confrontación”.
‘Dos violencias’. “Hacía tiempo que debíamos salir del discurso de las dos violencias, víctimas de las dos partes… para asumir en primera persona nuestra responsabilidad en una parte de la generación del sufrimiento que hemos padecido”.
Escucha. “Debemos de habilitar y poner en marcha cauces de comunicación para escuchar a todas las víctimas. Esta es para mí una asignatura pendiente que sólo a nosotros nos corresponde encarar con responsabilidad y honestidad”.
Arrepentimiento de presos. “Estas fórmulas buscan bloquear y colapsar el proceso abierto”.
El Estado y los españoles
Fue un 'conflicto' entre dos partes enfrentadas, subraya, y por tanto plantear lo ocurrido en términos de vencedores y vencidos es mero "arsenal" para bloquear el "proceso" hacia la paz. Otegi afirma que los poderes del Estado quieren imponer un relato "de parte" con una verdad "intoxicada" que obvia la guerra sucia, la tortura... A los españoles los percibe mediatizados por una cultura marcada por un catolicismo que prioriza "buscar un culpable" y no una solución.
Su encarcelamiento. Primera pregunta del libro. “Es uno de los artífices del nuevo tiempo de paz y sin embargo se encuentra en la cárcel, ¿Que nos pasa a los vascos?” “Que vivimos sometidos a dos estados que han hecho de la negación, la imposición y la represión su marca de identidad preferente en lo que afecta a su relación con el pueblo vasco”.
Miedos de España. “Detrás de sus muchas actitudes prepotentes y autoritarias no esconden sino sus propios miedos y debilidades”.
¿Vencedores y vencidos? “Esa dinámica forma parte del arsenal que manejan aquellos que quieren bloquear el proceso”.
González, Aznar y Zapatero. “Quiero ser justo, deseo reconocer que en su día tanto González, Aznar o Zapatero asumieron (Zapatero en mayor medida) sus riesgos al autorizar el diálogo con ETA”.
El relato. “Pretenden hacer un relato de parte e imponerlo al pueblo vasco. El problema es que su relato debe edificarse sobre la mentira o sobre la ocultación de, al menos, una parte de la verdad (la guerra sucia, la tortura, la imposición constitucional…)”.
Intoxicación de la verdad. “La sociedad española sigue estando sometida a unos niveles de intoxicación y manipulación tan espantosos que dificultan su predisposición a conocerla”.
El catolicismo y España. “El catolicismo (en su versión más reaccionaria) ha generado graves consecuencias en el pensamiento o la cultura española. Una de ellas es que frente a cualquier problema se prioriza más la búsqueda de un culpable que una solución. También forma parte de esa cultura el escarnio público y la humillación, además de la instigación y el fomento de las más bajas pasiones”.
Cómodos en la confrontación. “El Estado quería evitar a toda costa que se produjera el cambio de estrategia de la izquierda abertzale y el cambio de escenario político y de los parámetros de la confrontación, estaban absolutamente cómodos en el escenario anterior”.
Hacer presente a ETA. “No tienen estrategia alternativa, por eso necesitan que ETA siga estando presente y cuando se disuelva, la reinventarán y hablarán de sus ‘apariciones’ en tal pueblo, ikastola o fábrica. Necesitan seguir haciendo presente a ETA”.
Autodeterminación. “Estoy seguro de que una buena parte del pueblo español apoya decididamente, o al menos no se opone, al reconocimiento del derecho de autodeterminación”.
Políticos ‘avestruz’. “Si las avestruces opinaran dirían exactamente lo de ‘no hay nada nuevo’ con la cabeza bajo tierra un segundo antes de ser devoradas. Aunque no me crean, estoy convencido de que en nuestra clase política existen individuos con niveles de actividad neuronal sensiblemente inferior al de los avestruces”.
Una España ‘contra’. “Eso que llaman España es una construcción que se hace ‘contra’: contra los moros, los judíos, los moriscos, los herejes, las brujas o los vascos independentistas… en cuanto desaparezca el enemigo común la lucha fratricida está servida”.
‘Lucha armada’ y ‘Presos políticos’
Es el campo en el que más eufemismos emplea. Para Otegi, la "autodefensa armada" está justificada y es "legítima" en situaciones excepcionales de opresión. Reivindica el 2ascendente moral" de los etarras en su entorno y señala que pese al error que supuso "este hecho" el atentado de la T4, que provocó dos muertos y el fin de la tregua, "creo que ETA no quería provocar muertos".
Resistencia y materialización. “El proceso de liberación nacional y social ha alcanzado las condiciones de madurez suficientes como para superar la fase de la resistencia y pasar a la de materialización de nuestros objetivos”.
El odio. “No sería honesto ni sincero si dijera que no lo he sentido, pero me he autoimpuesto hace tiempo un ejercicio mental e intelectual por no volverlo a sentir”.
Atentado de la T4. “Este hecho dañó gravemente la propia credibilidad de ETA en el seno de la sociedad vasca y además restó toda posibilidad de crédito político alguno a cualquier iniciativa futura de ETA que no fuera de carácter irreversible y definitiva”. “No tengo ninguna duda de que ETA no deseaba que hubiera víctimas, pero en política cuentan los hechos y no los deseos”.
‘Ascendente moral’ de los etarras. “En Euskal Herria es conocido el ascendente político y moral que los presos políticos tienen en el conjunto de la izquierda abertzale”.
Militar en ETA. “Yo he sido militante de ETA, he practicado la lucha armada durante el franquismo y, por lo tanto, he entendido que existen circunstancias políticas o sociales excepcionales en las que los oprimidos tienen perfecto y legítimo derecho a la utilización de todos los instrumentos de autodefensa, incluida la armada”.
Fin de ETA. “La lucha armada de ETA no ha desaparecido como consecuencia de su derrota policial ni como consecuencia de la represión de los Estados sino como consecuencia única y exclusivamente de la decisión de las bases de Batasuna de apostar por las vías democráticas”.
Cese de ETA. 20 de octubre de 2011. “Mis primeros recuerdos fueron para mi familia, para las familias de los militantes presos o muertos, para todas las víctimas del conflicto, para quienes a partir de ese momento podrían vivir un poco más libres, para quienes seguirían sin poder vivir siendo libres”.
Contribución de la banda. “Su contribución ha sido honesta, responsable, revolucionaria y generosa para cerrar ordenadamente una fase del proceso de liberación y posibilitar la apertura de una nueva fase en dicho proceso”.
Nacimiento de ETA. “Supuso un revulsivo en la recuperación del orgullo y la conciencia nacional de un pueblo vasco derrotado y humillado, además de masacrado por el franquismo”.
Condenas a presos. “La principal responsabilidad en el mantenimiento del prolongado cautiverio de los presos políticos (¡de hasta 31 años!) es del Estado, nuestra responsabilidad es impedir que lo pueda hacer. Nuestra tarea es devolverlos a la libertad de manera urgente”.
Medios de comunicación
Fue uno de los colectivos contra los que ETA atentó. En su lista de asesinados figuran varios periodistas y cientos de amenazados. Otegi los considera, en algunos casos, responsables del "enquistamiento" de la violencia y en otros, meros "agentes "contrainsurgentes". Afirma incluso que algunos medios "apuntaban" y después la Justicia y la Policía procedían a detener y encarcelar.
Asumir su responsabilidad. “Los medios de comunicación tienen su propia responsabilidad en el enquistamiento del conflicto. Existen muy graves responsabilidades en el pasado y en el presente. Primero deben ser asumidas y después transformadas en términos de aportación constructiva”.
Colaboradores ‘contrainsurgentes’. “La colaboración de determinados medios de comunicación con respecto a las estrategias –llamémoslas ‘contrainsurgentes’- es de un elevado grado de complicidad. Ellos apuntan y la judicatura y la Policía detienen y encarcelan”.
Delegados del Gobierno. “Han jugado un papel fundamental varios medios de comunicación y algún delegado del Gobierno como el señor Urquijo (que es una especie de profeta apocalíptico al estilo Jeremías pero en versión constitucionalista de España) que interponía sistemáticamente querellas contra mí”.
Cómplices de la tortura. “Los medios de comunicación alineados con la estrategia del Estado han mantenido y mantienen una actitud absolutamente irresponsable y cómplice con la práctica de la tortura”.
Proceso interno en la izquierda abertzale
A lo largo de toda la entrevista Otegi se atribuye, junto a otros miembros de la izquierda abertzale, haber logrado convencer del agotamiento del "modelo estratégico" que combinaba política y terrorismo, 'lucha armada'. Defiende que primero lo hicieron con la izquierda abertzale y después con ETA. Entre las bombas y votos que Alfredo Pérez Rubalcaba les planteó "yo ya le respondí que la izquierda abertzale elegía votos".
Cuestionar lo inmutable. “El mayor riesgo que asumimos fue poner en marcha un debate estratégico que ponía en entredicho muchas de las consideraciones que se creían inmutables durante décadas en la izquierda abertzale”.
ETA y Batasuna, divergentes. “Las posiciones que entonces defendía ETA de manera oficial y las nuestras eran absolutamente divergentes. Pusieron en crisis un modelo estratégico de resolución del conflicto que para nosotros estaba absolutamente agotado”.
Votos o bombas. “Yo le respondí públicamente (a Alfredo Pérez Rubalcaba) que entre votos y bombas la izquierda abertzale elegía votos. Los hechos han corroborado que fuimos capaces de convencer a ETA de que diera por finalizada su campaña armada”.
Geroa Bai. “Debemos ser compañeros de viaje en el proceso de alcanzar un marco democrático para el País Vasco-Navarro. Estoy convencido de que acabaremos, si no confluyendo (que también, coincidiendo en el camino”.
PSN y Navarra. “El PSE/PSN tiene que jugar un papel central porque con el PP toda posibilidad de encontrar ‘espacios de encuentro’ con el Estado es sencillamente imposible. Si el PSE/PSN se mueve en esa dirección sólo nos restará la apuesta por un proceso unilateral de independencia como en Escocia”.
Virar 180º. “ Siendo conscientes de que la hoja de ruta marítima marcada no conducía inexorablemente a un naufragio político seguro, un grupo de jóvenes militantes y algún que otro veterano lobo de mar nos hicimos cargo de la dirección de la nave y viramos (no sin oposición) el timón 180º”.
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