La radiografía apenas ha cambiado. El gobierno, hoy en funciones, de Pedro Sánchez anunció poco después de llegar al poder que aplicaría medidas para flexibilizar el régimen carcelario de los presos de ETA y transcurrido casi un año, los cambios son han puntuales y en ningún caso generalizados para el conjunto de los reclusos de la banda. Más allá del acercamiento de una treintena de presos a cárceles próximas a Euskadi, el grueso del colectivo de la organización terrorista continúa cumpliendo sus condenas en régimen de primer grado y en centros alejados del País Vasco. Sólo unos pocos reclusos se han beneficiado por haber cumplido las tres cuartas partes de su pena o, sólo en algunos casos, por encontrarse enfermos.
Tampoco los reclusos de más edad, superados los 70 años, han sido puestos en libertad o se les ha concedido el tercer grado, como en su momento se apuntó. El colectivo de reclusos de ETA de más edad es en muchos casos el que acumula más años de condena. El último ‘abuelo de ETA’ que abandonó la cárcel fue Santiago Arrospide Sarasola, ‘Santi Potros’, quien salió de prisión el 5 de agosto del año pasado tras haber cumplido 31 años en prisión.
Ahora, entre los 213 presos de ETA que están encarcelados en algún centro español existen 41 reclusos con entre 60 y 75 años de edad. El etarra más anciano es Sebastián Etxaniz Alkorta, ‘Sebas’, que este mes de julio cumplirá los 76 años de edad. El pasado sábado, en su pueblo, Elgoibar (Guipúzcoa), se llevó a cabo un acto popular para reclamar su puesta en libertad por razones de edad tras 17 años en la cárcel. A través de las redes se han impulsado distintos movimientos para solicitar que ‘Sebas’, condenado a 95 años por su participación en tres asesinatos, sea puesto en libertad.
Sebastián Etxaniz Alkorta es el preso de la banda de más edad, con 75 años y cumple una condena de 95 años por tres asesinatos
Nacido en Elgoibar, la misma localidad que Arnaldo Otegi, a Etxaniz Alkorta se le llega a implicar su participación hasta por ocho atentados, aunque cumple condena sólo por tres asesinatos. Tras huir a Venezuela, este antiguo miembro del ‘comando Vizcaya’ fue detenido por las autoridades venezolanas y deportado a España, donde un error judicial le permitió salir de permiso de prisión y huir de nuevo a Venezuela en 1984. Poco después fue localizado y detenido en Nicaragua y extraditado a nuestro país en 2003.
'Fitipaldi', 'Pakito' y Troitiño
La salida de prisión del preso de ETA más anciano de todos no está prevista hasta el año 2024. A Etxániz Alkorta se le ha denegado de modo reiterado la concesión del tercer grado y sólo se le ha autorizado su acercamiento a la prisión de Villabona, en Asturias.
Joseba Arregi Erostarbe, alias ‘Fitipaldi’, es el segundo etarra de mayor edad actualmente en las cárceles españolas. Actualmente tiene 73 años y acumula 27 años privado de libertad. Fue uno de los dirigentes de la banda detenido en la operación llevada a cabo en Bidart en 1992 y en la que se descabezó la cúpula de ETA. En su caso, lo hace lejos de su localidad natal, Oñati, en Guipúzcoa, ya que no ha sido acercado y continúa preso en la cárcel de Villena, en Alicante. Tras cumplir ocho años en Francia, fue entregado a España en 2000 para cumplir la abultada condena que pesa sobre él.
Erostarbe, al que la policía le situó como responsable de las labores de artificieros de ETA, es uno de los etarras condenados por el atentado contra la Casa Cuartel de Zaragoza en el que ETA asesinó a once personas, la mitad de ellos niños. Por este atentado se le impuso una condena de 2.354 años de prisión.
El tercero de los veteranos de ETA que aún sigue en prisión, aunque atenuada, es José Ramón Foruria. Natural de Markina (Vizcaya) este recluso de 70 años de edad acumula 16 años privado de libertad. Al estar aquejado de un cáncer Foruria cumple su condena en casa.
La situación penitenciaria de la mayoría de los 213 presos de ETA en cárceles españolas apenas ha cambiado desde la llegada de Marlaska a Interior
La Justicia le impuso una condena de 40 años de prisión por su participación en un atentado que costó la vida a cuatro agentes de la guardia civil en su pueblo natal, en Markina, el 20 de septiembre de 1980. La sentencia determinó que Foruria pasó información del bar cercano al cuartel en el que solían almorzar los agentes y al que el día del atentado irrumpieron tres miembros de ETA y los asesinaron mientras almorzaban. Poco después, huyó a Venezuela, de donde fue entregado a España en 2003.
Además de estos tres ‘abuelos de ETA’, en las prisiones españolas cumplen condena otros nombres destacados de la historia de la organización terrorista, como Francisco Múgica Garmendia, de 66 años, y que acumula ya 27 años en prisión; Antonio Troitiño, de 62 años, y 30 años privado de libertado; José Javier Zabaleta, de 69 años y 29 años encarcelado.
Sin acercamiento generalizado
La radiografía del colectivo de presos de ETA que la propia organización de familiares de presos, Etxerat, detalla muestra que 40 presos cumplen condena en régimen cerrado, el más restrictivo. El primer grado es el régimen para la mayoría, 170 presos, seguido en menor medida del segundo grado, del que sólo se benefician 43 reclusos de ETA. El tercer grado, el que permite abandonar la prisión y acudir sólo a dormir, es muy excepcional para los reclusos de ETA, con dos o tres casos. Pese a que aún son casos puntuales, la flexibilización en el avance de grado penitenciario es cada vez más frecuente dentro del colectivo.
En gran medida responde a que muchos de ellos han comenzado a acogerse a las vías de integración en el régimen carcelario, como la realización de trabajos dentro de la prisión. Se estima que a en torno a 25 reclusos se le ha otorgado en el último año una progresión de grado y un acercamiento a una cárcel más próxima al País Vasco.
Para la mayoría de los etarras que cumplen condena un año después de la llegada del nuevo gobierno y del ministro del Interior Fernando Grande Marlaska, la situación apenas ha cambiado. Actualmente uno de cada dos reclusos de ETA sigue alejado de su lugar de origen. Según Etxerat, más de un centenar de etarras cumple condena a entre 600 y 1.100 kilómetros de su casa. El 34% lo hacen en alguna cárcel de Andalucía y otro 20% en prisiones de la Comunidad Valenciana.
Las cárceles de Andalucía concentran al 34% de los reclusos de la banda, seguido del 20% de los centros de la Comunidad Valenciana
Respecto al lugar de nacimiento de los etarras que aún siguen en prisión, Vizcaya y Guipúzcoa acumulan casi a partes iguales las localidades de origen, con 92 y 95 presos respectivamente y en menor medida Álava, con 23. Los presos navarros suman 36.
En relación a los presos de ETA, la directora de apoyo a las víctimas del ministerio de Interior, Sonia Ramón, aseguró ayer que la sociedad vasca mantiene una relación muy distinta de cercanía social con el colectivo de presos y con el de víctimas. Así, según detalló en un informe hecho público ayer en los Cursos de Veranos de la UPV, el 45% de los vascos asegura conocer a alguna persona del colectivo de presos de la banda, mientras que al ser preguntados por su conocimiento de personas que fueron amenazadas o perseguidas por ETA ese porcentaje cae hasta el 29%.
Los datos dados a conocer ayer por Ramos también muestran que sólo un 19% afirma conocer que hubo personas que marcharse de Euskadi a consecuencia de la amenaza terrorista, un 15% dice que sabía que existieron casos de extorsión o secuestros. Ramos apuntó que aún hoy existe “resistencia” a la autocrítica y a la deslegitimación ética, social, política del terrorismo y de sus apoyos en el pasado, presente y futuro”.
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