"No he visto más caras de odio en toda mi vida". El pasado sábado, dirigentes, afiliados y simpatizantes de Ciudadanos asistieron, más que a una celebración, a un episodio de acoso y hostigamiento que a día de hoy, con una investigación abierta por la Policía Nacional para identificar a los instigadores, sigue generando debate dentro y fuera de la esfera política. "Encerrados en una ratonera" durante más de cuatro horas. Este es el resumen claro de los allí presentes en lo que más que a una celebración se asistió a momentos de "auténtica angustia" en los que se llegó a temer incluso porque sucediera "una tragedia".
Pocos minutos después de las 18:00 horas de la tarde, la comitiva naranja, encabezada entre otros por Inés Arrimadas, Marcos de Quinto, Miguel Gutiérrez o Patricia Reyes, daba su primer paso en los que pronto se convertiría en un abrupto desalojo, antidisturbios incluidos, que no acabaría hasta cerca de la medianoche.
"Desde el principio hubo una completa desorganización", relata a El Independiente una de las protagonistas de la jornada, la responsable del área de Mujer y LGTBI de Ciudadanos, Patricia Reyes. "Nos emplazaron al final de la cola del desfile de los partidos políticos, justo detrás de UPyD". Y desde que comenzó la marcha, en torno a las 19:00 horas de la tarde, "empezaron a increparnos" en un escenario en el que cada vez se sumaba más y más tensión.
"No he visto más caras de odio en toda mi vida", continúa Reyes. "Agua fue lo más agradable que nos lanzaron. Hubo orín, lejía, botellas llenas y vacías, latas de cerveza, hielos... de todo". La versión dada por la diputada de Ciudadanos ha sido suscrita por otros miembros del partido presentes en la manifestación, como Pablo Sarrión, militante de Ciudadanos y además miembro de la comunidad LGTBI. "Vi cómo nos lanzaban compresas mojadas", asegura. "Ante esta situación no sabes cómo reaccionar, llegó un punto en el que lloré de la rabia y de la impotencia" al ver que "no nos dejaban pasar, cada vez estábamos más apretados, cada vez los teníamos más cerca, incluso teníamos que agacharnos y escondernos para coger aire".
Lejos de mejorar, la situación se agravaba a cada minuto. Desde el prisma naranja se denuncia que la comitiva estuvo encerrada y presionada entre insultos, escupitajos, empujones, y lanzamiento de objetos de todo tipo durante algo más de dos horas, al tiempo que reprochan una "escasa presencia policial" que pudo "terminar en tragedia". "Agredieron incluso a una mujer de 80 años", asevera Reyes.
"Hubo un momento en que pensé que pasaría algo realmente grave", continúa Sarrión. "Fui a pedir explicaciones a un voluntario de FELGTB -una de las entidades organizadoras- para que nos sacasen de esa ratonera. Me dijo que la única opción era irnos y que si nos quedábamos era nuestro problema. No daba crédito".
Y el episodio de tensión no terminó con el desalojo de la comitiva naranja, que se produjo en torno a las 22:30 horas de la noche 'arropados' por el cántico de "¡Fuera fascistas de nuestro Orgullo!" de los manifestantes. "Al salir me tiraron una copa de whisky a los ojos", afirma Patricia.
"Cuando se apagaron las cámaras, las autoridades nos dijeron que diésemos la vuelta a nuestras mochilas -con el logo de Ciudadanos- y que soltásemos los globos. Nos estaban siguiendo, algunos radicales venían a por nosotros", se queja el militante de Cs.
Versión diferente es la defendida por voluntarios de FELGTB y COGAM presentes durante los acontecimientos, que acusan a la comitiva naranja de ser los auténticos "verdugos" de la situación, de "faltar al respeto" a los manifestantes y de provocar la situación "hasta que finalmente la gente se ha cansado y ha impedido que siguieran".
Como testigo de primera mano, lo que no cuenta @InesArrimadas es cómo desfilaban riéndose e increpando a los manifestantes, hasta que finalmente la gente se ha cansado y se han sentado para impedir que siguieran mofándose de todo el colectivo. No son víctimas, son verdugos. https://t.co/sXCvCqdK7I
— Rubén Miguélez 🏳️🌈 (@rub_ms) 6 de julio de 2019
En Ciudadanos han dejado atrás las medias tintas y, más allá de culpar a los "radicales" y "fascistas" del sábado, han esgrimido que "el responsable último es el sanchismo, encarnado en la figura de Fernando Grande Marlaska, por sugerir que si Ciudadanos va al Orgullo habría consecuencias", un comportamiento que fuentes naranjas han comparado con el comportamiento que tuvo su "socio de Gobierno", Quim Torra, cuando este animó a los CDR a "apretar" durante el primer aniversario del 1-O.
Una enfurecida Inés Arrimadas ha instado este lunes a Pedro Sánchez a "cesar" al titular de Interior por "poner a Ciudadanos en la diana" y "calentar las calles" contra los de Rivera para después "justificar las agresiones", al tiempo que han pedido una comparecencia pública del responsable "de velar por la seguridad de todos los españoles".
La portavoz nacional se refería a las incendiarias declaraciones de Marlaska en las horas previas al comienzo del desfile, cuando el diputado socialista criticaba a Ciudadanos por "pactar de una forma tan descarada y obscena con quien trata de limitar derechos LGTBI". "Si alguien no entiende que eso debe tener alguna consecuencia en un sentido o en otro podría calificarse de irresponsable", sentenciaba.
Un dispositivo policial "insuficiente"
Una de los mayores reproches de Ciudadanos en los días posteriores al Orgullo ha sido la "escasa presencia policial" con la que se vivieron los hechos. Según relata uno de los militantes LGTBI de Cs a este diario, al principio "solo vi a tres policías municipales" que intentaron "sin éxito" levantar la sentada que impedía el paso de la pancarta naranja. "Pidieron refuerzos, y solo se presentaron otros tres o cuatro efectivos de la Policía Nacional vestidos de paisanos".
Por su parte, Patricia Reyes tacha el insuficiente dispositivo de "irresponsabilidad" ya no solo por la propia comitiva de Ciudadanos, sino porque "a los pocos efectivos que había se les puso en una situación de verdadero peligro" en la que "llegamos a temer por su integridad".
Sin ir más lejos, el sindicato Unión Federal de Policía ha denunciado este lunes la agresión sufrida por seis efectivos del cuerpo que se vieron obligados a escoltar la marcha naranja, criticando en un comunicado que el dispositivo policial desplegado fue "insuficiente" ante las circunstancias sobrevenidas, que "impidieron la libertad ambulatoria a la citada comitiva". "Solo con ayuda de las unidades de intervención policial y policía municipal, que lograron realizar un pasillo, se evitaron males mayores", concluye el escrito.
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