Política

Susana Díaz promete a Sánchez dar un paso atrás en Andalucía si no gana en los sondeos

Pactó con el presidente su continuidad y una tregua con la promesa de marcharse si no es la mejor candidata a las elecciones

Susana Díaz conversa al oído con Pedro Sánchez durante la inauguración del AVE a Granada. | EFE

Susana Díaz le ha prometido a Pedro Sánchez que no será la candidata del PSOE en las próximas elecciones andaluzas si las encuestas no la avalan como la mejor opción para recuperar el Gobierno autonómico. Ésa fue la letra pequeña del pacto suscrito entre la secretaria general del PSOE-A y el líder federal del partido, que a cambio le ha dado una tregua en Andalucía con la posibilidad de mantener su propia infraestructura de cargos en las diputaciones de Cádiz y Sevilla. El acuerdo indignó al sanchismo andaluz, que ansiaba que Ferraz iniciara una operación para desbancar a Díaz del partido en la comunidad.

Como desveló El Independiente, Díaz acudió el lunes 27 de mayo a Madrid para reunirse en la Moncloa con Pedro Sánchez, que accedía así a mantener un encuentro solicitado durante mucho tiempo por la dirigente sevillana. En el momento político de mayor debilidad de su trayectoria, y después de los duros enfrentamientos mantenidos con Sánchez, Díaz reclamó a Ferraz una tregua para evitar la desbandada de sus fieles hacia el sanchismo.

"El presidente del Gobierno me ha transmitido lealtad, compromiso y trabajo conjunto para volver cuanto antes al Gobierno de Andalucía”, aseguraba ufana días después en el Parlamento andaluz. “¿Le parece poco que me ofrezca el presidente del Gobierno la ayuda, la colaboración y la lealtad mutua por el bien de nuestro país, por el bien de Andalucía para que, desde el progreso, cuanto antes volvamos al Gobierno de esta tierra?”, preguntaba a los periodistas que le inquirían sobre una oferta para irse a Madrid. “Yo estoy profundamente agradecida a Pedro. Me siento contenta y creo que es una buena noticia para Andalucía y para el conjunto de España y en esa línea vamos a trabajar”, explicó.

La guerra declarada por Díaz a Ferraz en 2014 destrozó al PSOE y desterró de la política a Sánchez, que acabó resucitando como secretario general para luego convertirse en presidente del Gobierno mientras Díaz perdía el Gobierno andaluz. La larga historia de zancadillas y puñaladas políticas entre ambos ha dado paso a una tregua. Según el equipo de Díaz, el encuentro terminó en un pacto: “Ella le ha dicho que no quiere irse a Madrid porque se ve capaz de recuperar la Junta de Andalucía y él le ha prometido que la va a ayudar”, aseguran en su entorno.

Fuentes de Ferraz y de Moncloa confirman la existencia de ese compromiso por parte de Díaz, que aseguró a Sánchez que daría un paso atrás y permitiría la renovación en el partido en Andalucía si desde ahora hasta las elecciones autonómicas no conseguía revalidar la confianza de los andaluces. En las elecciones generales del mes de abril, Pedro Sánchez mejoró notablemente los resultados obtenidos por Díaz tres meses antes. Obtuvo el 34% de votos frente al 28% logrado en las autonómicas de diciembre, medio millón de votos más, logró 24 de los 61 escaños en disputa y todos los senadores que presentaba por la comunidad.

Tras esa victoria de Pedro Sánchez, el susanismo empezó a flaquear en Andalucía. Los principales alcaldes comenzaron a reclamar la presencia del secretario general en los mítines de la campaña del 26-M mientras la dirección del PSOE-A seguía boicoteando sus visitas con actos pequeños y de escaso público. Los regidores empezaron a notar que la marca Pedro Sánchez les ayudaba a ganar y poco a poco viraban hacia el sanchismo.

En ese contexto, la lideresa andaluza pretendía refugiarse en las seis diputaciones socialistas de Andalucía, pero el sanchismo le advirtió de que no lo permitiría. En ausencia de gobiernos autonómicos, las diputaciones se convierten en formidables centros de poder con toda suerte de cargos de libre designación en organismos supramunicipales de difícil control político como mancomunidades, consorcios, agencias de promoción turística, fundaciones, etc. La diputación de Sevilla tiene un presupuesto de 453 millones y la de Cádiz de 251 millones. Ferraz considera que los presidentes de los entes provinciales de Jaén, Córdoba, Granada están abiertos a colaborar con la dirección federal mientras alberga algunas dudas sobre el de Huelva. En cambio, los sanchistas querían cambiar a los presidentes de Sevilla y Cádiz por su hostilidad manifiesta hacia Ferraz.

La orden de Sánchez de compartir el poder con Díaz en las diputaciones, manteniendo a Fernando Rodríguez Villalobos al frente de la de Sevilla durante un año para entonces darle el relevo por un sanchista, ha indignado a los partidarios de Pedro Sánchez en Andalucía, que no entienden la decisión del presidente de fiarse de la palabra de la que ha sido su mayor enemiga. La tregua firmada por el presidente dejaba desairados a relevantes sanchistas andaluces como el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, mentor político del actual presidente en funciones, y que había anunciado públicamente la retirada de Villalobos de la Diputación.

Fuentes de este sector crítico con Díaz argumentan que Sánchez se ha visto obligado a alcanzar ese pacto con la dirigente trianera ante las amenazas constantes del PSOE andaluz de reabrir la guerra orgánica con dimisiones de secretarios generales como Irene García, del PSOE de Cádiz, y de la propia Susana Díaz, si se sentían desautorizadas por Ferraz. Enfrascado en las complicadas negociaciones por sacar adelante su investidura, Sánchez habría rechazado ese frente interno para aplazarlo hasta que se acerquen las elecciones autonómicas, cuando las encuestas decidirán si la ex presidenta andaluza tiene opciones de recuperar la Junta o si se da paso a una nueva candidatura liderada por la ministra María Jesús Montero.

De momento, Díaz aseguró el lunes en una entrevista en la Cadena Ser que se mantendrá como jefa de la oposición durante toda la legislatura en Andalucía con la ilusión de volver a ser candidata a la Presidencia de la Junta. "Yo no estoy dispuesta a que nadie hable de sanchistas y de susanistas, porque somos todos socialistas y remamos en la misma dirección y sabemos a lo que nos tenemos que enfrentar, que son a tres derechas que están mostrando la cara más cruel y salvaje de la involución y la regresión. Ante eso, los socialistas tenemos que estar unidos para que cuanto antes volvamos al Gobierno de Andalucía", aseguró.

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