"Tengo la impresión de que Pedro Sánchez quiere negociar un Gobierno con nosotros. No creo que me esté mintiendo". "Yo tengo la impresión de que quiere negociar un Gobierno de izquierdas con nosotros. No tengo por qué pensar que Sánchez nos esté mintiendo" "Nos consta, y creo que no nos ha mentido, que Pedro Sánchez no va a vetar a nadie. Creo que Pedro Sánchez no nos está engañando". "No hay ninguna razón para pensar que esté mintiendo".
Pablo Iglesias no ha dejado de repetir estas expresiones desde que mantuvo su primera reunión con Pedro Sánchez para negociar la investidura del candidato socialista el pasado 7 de mayo. Dos meses y cinco encuentros después, esas confianza se ha dinamitado. "No han hecho más que engañarnos", denuncia ahora la cúpula de Unidas Podemos, tras el veto recibido por Pablo Iglesias por parte de Pedro Sánchez en su aspiración de ser vicepresidente del Gobierno.
"Teníamos un compromiso de mantener prudencia para poder avanzar en un acuerdo. Ha durado hasta hoy", lamentan en Unidas Podemos, que acusa al presidente en funciones, Pedro Sánchez, y a su jefe de gabinete, Iván Redondo, de poner obstáculos a la negociación con el objetivo de repetir las elecciones generales.
"Pedro Sánchez nos ha trasladado que llevará al país a elecciones si no cuenta con apoyos en la investidura de julio. Constatamos que Pedro Sánchez no quiere negociar sino que intenta imponer unilateralmente un Gobierno de partido único", lamentó ayer Unidas Podemos.
El partido de Iglesias reprochó que "el PSOE actúe como si tuviera mayoría absoluta cuando no la tiene", su incoherencia a la hora de "buscar por igual apoyo en la izquierda y en la derecha" y la falta de seriedad que supone "ir a una investidura sin haber logrado apoyos y amenazar con una repetición electoral".
Tras la quinta reunión entre ambos líderes, la situación, a dos semanas de la investidura, parece llegar a un punto de no retorno. Los dirigentes del PSOE y de Unidos Podemos se enzarzaron en un cruce de reproches en los que ambos partidos se acusaban de mentir y de deslealtad en las negociaciones.
Si el partido de Iglesias filtraba el lunes por la noche que Sánchez le había ofrecido dos ministerios "menores" en su primera reunión era ayer el PSOE quien desvelaba que el líder de Podemos había reclamado una vicepresidencia del Gobierno para coordinar las áreas sociales en el último encuentro, celebrado este martes en el Congreso.
Fuentes de Podemos explican que la reunión de ayer consistió en un tira y afloja entre Sánchez e Iglesias con motivo de la entrada de dirigentes de Podemos en el Gobierno. El líder del PSOE, avalado por la Ejecutiva de su partido, sigue cerrado a nombrar a ministros de Unidas Podemos y sólo contempla incluir en su gabinete a independientes de reconocido prestigio, entre los que admitiría a perfiles propuestos por Iglesias. Igualmente, en Ferraz están determinados a no someterse a una segunda sesión de investidura si la del 23 de julio resulta fallida, por lo que el país se vería abocado a elecciones el 10 de noviembre si Podemos no cambia de posición.
En ese sentido, en Moncloa aspiran a que el partido de Iglesias sí dé el paso hacia la abstención, que obligaría a otro de los grandes partidos, Ciudadanos o el PP, a no votar en contra de Sánchez para evitar la repetición de las elecciones. El escenario ideal para el proyecto de Sánchez de ocupar la centralidad política y gobernar gracias a la geometría variable consiste en esa abstención doble que consiga “romper la política de bloques” en España.
La audacia demostrada por Pedro Sánchez en su carrera política da un paso más al presentarse a una investidura sin tener el apoyo de ningún partido mayoritario, pero que carece de alternativa en el Congreso: o gobierna él o se repetirán las elecciones. Para evitar ese escenario -según las encuestas desfavorable para Podemos y Ciudadanos- el candidato socialista intentará negociar la abstención de ambos y sondeará también la posibilidad de que lo haga el PP, menos proclive por ser el otro gran beneficiado de la repetición electoral, según los sondeos.
Moncloa y Ferraz llevan preparando el terreno desde las elecciones del 28 de abril. Dirigentes y ministros como José Luis Ábalos, Adriana Lastra y Carmen Calvo, además del propio Sánchez, han insistido reiteradamente en que la investidura y la gobernabilidad de España pasan por el concurso de al menos dos de las grandes fuerzas políticas: PP, Cs y Podemos. Y por este motivo siempre han apelado a la responsabilidad y sentido de estado de Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias. La posibilidad de reeditar la alianza Frankenstein de la moción de censura necesitaba como condición sine qua non el apoyo de Podemos a la investidura, un respaldo que Iglesias se niega a ofrecer si no obtiene un sillón en el Consejo de Ministros. Con Podemos y los independentistas fuera de la ecuación, a Cs se le caen argumentos para justificar su negativa.
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