Pedro Sánchez pretende cobrarse caro el 'no' de Unidas Podemos a su investidura. Si Pablo Iglesias descarta la abstención la semana próxima, el PSOE y Moncloa lanzarán toda su artillería para empujar a Podemos hacia la foto de la manifestación en la plaza de Colón de Madrid que retrató juntos a Pablo Casado (PP), Albert Rivera (Cs) y Santiago Abascal (Vox). La amenaza de la unión de las "tres derechas" sirvió de relato para la convocatoria de las elecciones del 28-A que dio la victoria al PSOE. Un hipotético voto de Unidas Podemos que coincida con ellos servirá de medida de presión hacia Iglesias para una segunda vuelta en septiembre o para la campaña electoral.
El PSOE ya ha puesto en marcha esa estrategia. Dirigentes como Adriana Lastra han acusado a Podemos de “reeditar la pinza de los años 90” si acaba votando ‘no’ a Pedro Sánchez junto al PP, Ciudadanos y Vox. "Esto empieza a parecerse mucho, es la opción que parece haber haber elegido el señor Iglesias", advirtió el martes la portavoz socialista, en referencia a la alianza parlamentaria entre José María Aznar y Julio Anguita frente al entonces presidente Felipe González.
En la misma línea se expresó ayer la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, que hizo hincapié en que "no hay razón" para que se cierre la puerta a la investidura, salvo que existiera un pacto para un gobierno alternativo entre los líderes de Podemos, PP, Ciudadanos y Vox. "Si esa alternativa no existe, el mensaje que van a lanzar estos partidos es que no ha servido de nada que los españoles hayan ido a las urnas y hayan dejado el mensaje claro de que quieren que gobierne el PSOE", ha advertido.
"Hemos dado pruebas más que suficientes de ponderación y equilibrio para acercarnos a nuestro socio más natural", ha asegurado Calvo, antes de avisar a Iglesias de que si vota contra la investidura junto a Casado, Rivera y Abascal, eso "se parecerá mucho a un frente de obstrucción del sistema democrático contra quien ha ganado las elecciones ampliamente".
"No tiene ni pies ni cabeza", respondió ayer el secretario de Sociedad Civil de Podemos, Rafael Mayoral, que instó a Sánchez a utilizar "otras técnicas de seducción" para lograr su investidura. "Lo que hace falta es seriedad y que Sánchez dé pasos para entender la nueva geografía política que impusieron los votos en las elecciones del pasado 28 de abril. No es tiempo de gobiernos de partido único", insistió.
El relato contra Iglesias se completa con el recuerdo de su 'no' a Sánchez en la investidura fallida de marzo de 2016, cuando impidió un Gobierno alternativo a Mariano Rajoy de PSOE y Cs, abocando a la repetición electoral. El propio presidente en funciones se encarga de rememorar ese episodio en cada una de sus entrevistas para acusar a Iglesias de ser cómplice de las tres derechas. Frente al bloqueo por parte de Podemos, Sánchez reclama a PP y Cs una abstención de carácter patriótico.
Abstenciones de los minoritarios
Para hacer más evidente la coincidencia entre Iglesias, Casado, Rivera y Abascal, el PSOE está buscando la abstención de los grupos minoritarios en el Congreso. De momento, Esquerra Republicana de Cataluña y PNV se muestran abiertos a esa opción con el argumento de "no bloquear" la gobernabilidad de España. Cuantos más diputados se abstengan el martes y el jueves, más simbólica será la concurrencia de voto entre Iglesias y Abascal. Con ese objetivo, el Partido Socialista está aprovechando los últimos días previos a la investidura de su candidato para explorar esas abstenciones.
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— PODEM. (@Podem_) July 17, 2019
Tras las satisfactorias negociaciones entre Lastra y Gabriel Rufián (ERC), el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, se reunió ayer con el diputado de la formación valenciana Compromís, Joan Baldoví. El también ministro de Fomento se ha comprometido a entregar hoy un documento con las ofertas del Gobierno en funciones a sus demandas, relativas a la "infrafinanciación" de la Comunidad Valenciana y la mejora de sus infraestructuras.
Frente a la postura de Rufián, en JxCat sigue la división sobre qué postura adoptar. El presidente de la Generalitat, Quim Torra, se mostró contrario ayer a facilitar la investidura en una carta publicada en La Vanguardia. No obstante, importantes sectores de JxCat, liderados por Artur Mas, defienden la abstención o el voto afirmativo para devolver a la ex convergencia a una posición relevante en el tablero español. Hasta ahora, ese sector había sido minoritario, arrollado siempre por el rodillo impuesto por Carles Puigdemont y sus fieles para mantener la política de confrontación con “los partidos del 155”. Pero esa dinámica se rompió la semana pasada con el pacto en la Diputación de Barcelona, avalado por el propio Puigdemont, que esta vez sí escuchó a los cuadros del PDeCat en detrimento de su grupo de independientes, liderado por el propio Torra, Elsa Artadi o Laura Borràs.
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