El debate parlamentario que arranca este lunes resulta una cita trascendente no sólo para quien se somete a dicha investidura sino, también, para los partidos del bloque de centro-derecha, en lucha por la hegemonía de ese espectro ideológico.
Por eso no dejará de resultar muy interesante el posicionamiento de Pablo Casado y de Albert Rivera, y en qué medida parte de sus respectivos discursos se destinan a competir por esa base social fronteriza. Porque si en principio esta investidura parecía abocada a ser el punto de ignición de una nueva consulta electoral el 10 de noviembre, lo cierto es que el anuncio del líder de Podemos, Pablo Iglesias, el pasado viernes dando un paso atrás para no ser el "escollo" a un gobierno de izquierdas, ha obligado a cambiar el paso.
Casado, encerrado con los miembros de su gabinete, esto es, Javier Fernández Lasquetty e Isabel Benjumea, diseña una intervención "de derecha constructiva" en tono "asertivo", donde el único riesgo que ven a un político con gran capacidad para hablar sin papeles, "es el de la grandilocuencia" o, lo que es lo mismo, la exageración o concatenación de adjetivos que quita efectividad a su mensaje, según admite una persona de su círculo más estrecho.
El presidente del Partido Popular se juega este lunes salir reforzado como líder del centro-derecha frente a un Albert Rivera que intentará patrimonializar ese espacio, con Santiago Abascal de actor secundario pero imprescindible para la trama. Fuentes de Génova creen que Rivera y Abascal "quizá entren en una carrera por la descalificación a Sánchez" y Casado "prefiere quedar como una persona moderada" a participar de esa competición, aseguran.
Este lunes por la tarde subirá a la tribuna con una oferta de pactos de Estado, la misma que le ha venido haciendo en todas sus reuniones con Sánchez desde las elecciones generales del pasado 28 de abril. Cataluña, renovación de órganos institucionales, pensiones o rebaja de impuestos son algunas de esas materias objeto de pactos de Estado. Una mano tendida que, en ningún caso, pasa por facilitar su investidura con una abstención que le permita a Sánchez el próximo jueves tener más votos a favor que en contra.
Génova quiere huir de la etiqueta del "no es no"
Génova quiere huir de la etiqueta del "no es no" que enarboló el hoy presidente en funciones en 2016 aún a costa de una segunda repetición electoral y con un PSOE a la baja. "Frente a un Rivera que no acude a las reuniones con Sánchez en funciones Casado representa la derecha constructiva, rigurosa y seria", añaden las mismas fuentes consultadas.
Tras destacar que "Pablo ha salido bien de todos los duelos y no va a ser una excepción", son conscientes de que esta va a ser una batalla a varias bandas. Dicen en Génova que Rivera "estará sobreactuado" en muy buena medida porque le ha salido otro competidor con el que no contaba, Vox, por lo que "tiene doble presión y es el más descentrado".
En cuanto a Abascal, que se estrena en la tribuna de oradores por lo que va a ser uno de los focos de atención del debate, destacan la "efectividad" de los mensajes de Vox "pero son blanco o negro, sin grises". Por su parte, los de Abascal no quieren adelantar ningún dato sobre el fondo o la forma de su discurso, "pero somos previsibles", señala un alto dirigente de esta formación.
Unidad de España, seguridad, inmigración o lo que ellos denominan leyes "ideológicas" (violencia de género, igualdad, derechos del colectivo LGTBi...) formarán parte del argumentario de Abascal, cuyo protagonismo trascenderá sin duda su mera intervención, puesto que no dejará de haber alusiones por parte de otros grupos parlamentarios de izquierdas a la ultraderecha que se sienta en la Cámara con el telón de fondo de los pactos que se están negociando en Madrid o Murcia con el PP y Ciudadanos.
Rivera denunciará que "el plan político de Sánchez es peligroso para España"
Ya plenamente recuperado de su gastroenteritis, Rivera centrará su discurso en exponer "porqué el plan político de Sánchez es peligroso para España" y más si va de la mano de Podemos. El líder naranja quiere aprovechar esta debate para salir "investido" jefe de la oposición, frente a un Casado que tiene que defender el título. Explican las fuentes de Ciudadanos consultadas por El Independiente que "ya dijimos que íbamos a liderar la oposición estos años".
Ciudadanos tiene, agregan los mismos medios consultados, "un proyecto de modernización, de futuro, de reformas profundas, sin corrupción, liberal, moderado y europeísta". Habrá alusiones al PP, pero dentro del paraguas de las tradicionales críticas que Rivera lanza contra las formaciones políticas del bipartidismo, esto es, PSOE y PP.
Pactos con Vox y abandonos internos
No es este, sin embargo, el mejor de los escenarios a los que se puede enfrentar el líder naranja. No cabe duda de que Sánchez le reprochará sus pactos autonómicos y municipales con la ultraderecha de Vox, lo que ha provocado una corriente de crítica interna que se ha saldado con abandonos como el de Toni Roldán o el cofundador de Ciudadanos Francesc de Carreras.
En definitiva, siendo Sánchez el que más tiene que ganar o perder en este debate de investidura, el centro-derecha también se la juega, tanto ante la hipótesis de unas nuevas elecciones como para abordar la próxima legislatura, que tampoco se prevé que sea larga.
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