Dos agotadores meses de negociación y 48 horas de bronco debate después, Isabel Díaz Ayuso ha sido elegida este miércoles nueva presidenta de la Comunidad de Madrid gracias a los 26 votos positivos de Ciudadanos, formación con la que se reparte los sillones del Consejo de Gobierno madrileño, y los 12 de Vox, que han mantenido el pulso al pacto de coalición de centro-derecha hasta al final y ha conseguido finalmente que tanto populares como naranjas asuman, previa referencia en sus discursos, unas exigencias suavizadas y que deberán ser incorporadas como garantía para mantener su apoyo.
Este miércoles se ha atendido, más que a un debate de investidura, a una auténtica bronca entre los líderes del actual Ejecutivo y los partidos de la oposición. Y es que la legislatura de Isabel Díaz Ayuso comienza sustentada en un pacto "sin complejos" con una formación de ultraderecha y ensombrecida por el fantasma de la corrupción, tras conocerse su señalamiento -que no imputación- como interlocutora en el caso 'Púnica', por las acusaciones sobre un posible alzamiento de bienes y por el posible trato de favor del ente semi público Avalmadrid con su familia. Las informaciones que se han sucedido en los últimos días sobre la flagrante líder madrileña han colocado en manos de la izquierda el arma perfecta para tratar de torpedear su investidura. Y Más Madrid, Unidas Podemos y PSOE no han dudado en apretar el gatillo.
"No estoy para admitir lecciones de nadie". Una encendida Isabel Díaz Ayuso ha utilizado todos y cada uno de sus turnos de réplica a aplicar un contraataque sin cuartel. Primero contra la portavoz de la formación morada en la Asamblea, Isa Serra, a cuyo grupo ha reprochado que "venga a dar lecciones de feminismo" cuando son "los políticos más machistas que me he encontrado en mi carrera", al tiempo que les ha acusado de protagonizar una caza "repugnante" y "deleznable" contra "precisamente una mujer, y contra periodistas que no estaban bajo su cuerda".
Pero el momento de máxima tensión en la cámara madrileña ha llegado con la intervención del portavoz de Más Madrid, Íñigo Errejón, que ha cargado duramente contra la popular asegurando que perpetuará la senda de corrupción iniciada por Ignacio González, Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes. "Hoy 14 de agosto, se consuma la investidura con un pacto vergonzante", y se ha referido directamente a Ignacio Aguado por permitir que siga gobernando el PP rodeado de escándalos durante más de un cuarto de siglo.
La dureza del discurso se ha materializado cuando Ayuso ha metido el dedo en la herida aún abierta de la abrupta salida de Errejón de Podemos, al que ha reprochado que "le debe absolutamente todo a Pablo Iglesias, al que en el momento más difícil le dijo ahí te quedas, que de repente me va a interesar la política madrileña".
Ayuso ha calificado a Errejón de ser "el político más traidor de la historia de España"
El tono se ha ido intensificando en cada réplica y contra réplica, llegando a calificar a Errejón de ser "el político más traidor de la historia de España" y acusarle de tener "las manos manchadas de dictadura" previo hilo de asesorías a gobiernos como el de Venezuela. Ayuso ha seguido utilizando el feminismo como base de su argumentario de este miércoles en la Asamblea, y al igual que a Serra ha criticado el sectarismo de su discurso por "hablarme despacio para que yo lo entienda, con su halo de intelectualoide, porque claro, pobre mujer de centro derecha, a ver si lo entiende. Si yo fuera una mujer de izquierdas, se tragaría sus palabras", ha añadido.
La líder popular respondía con estas palabras al líder de Más Madrid, que previamente había acusado a Ayuso de traer su discurso preparado de casa y "limitarse a leerlo" y de no tener "capacidad para mantener un debate de 15 minutos".
Gabilondo buscará un cambio político "con urgencia"
El portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid y ganador de las elecciones el 26-M, Ángel Gabilondo, ha dirigido su discurso a lamentarse porque el apoyo de Ciudadanos "ratifique" un gobierno "conservador". "El apoyo decisivo de Ciudadanos, supuesto centrismo ahora sazonado con las aportaciones de Vox, no ha hecho, ni hace, sino sostener un gobierno conservador".
Gabilondo, más moderado en su intervención que sus compañeros de oposición, ha criticado que los de Rivera no hayan querido reunirse "ni con el PSOE ni conmigo" y estén, sin embargo, "encantados" de que otras formaciones sigan en el poder. No creo que sea ni necesario explicar por qué Madrid necesita alternancia y regeneración", ha apostillado.
En este sentido, el profesor universitario ha perfilado lo que será el objetivo del socialismo madrileño en los próximos meses, que no será otro que el de buscar "el cambio político" que "se revela como una urgencia".
Vox, a la oposición
Desde que se conociesen los resultados el pasado 26 de mayo, Vox se convirtió en una piedra con la que tropezaron continuamente tanto Ayuso como Aguado, la primera tratando de ser puente entre las antípodas en que en un principio se encontraban sus dos socios potenciales.
Y Ayuso logró solventar un acuerdo de investidura que se preveía prácticamente imposible por los continuos escollos que encontró en el camino: reuniones in extremis, juego de sillones, ataques continuos, y exigencias inasumibles por unos y otros. Pero el deshielo entre Vox y Ciudadanos comenzó y, con él, un acuerdo bajo el modelo andaluz y murciano que ha aupado a la candidata popular al frente del motor económico en España y espejo de la política nacional.
Vox ejercerá una oposición "férrea" desde la que vigilará que se cierren chiringuitos y se protejan políticas que defiendan el ente familiar
Pero la no relación entre Abascal y Rivera será, precisamente, uno de los mayores desafíos que Ayuso deberá sortear. Monasterio ha dejado clara su postura: una vez concluida la votación, Vox pasará a sentarse en la bancada de una oposición "férrea" desde la que vigilarán que se cierren "chiringuitos, entes y empresas subvencionadas" -los de extrema derecha ya prometieron que se encargarían de cerrar entidades feministas y LGTBI- y desde la que protegerán las políticas que defiendan la familia como postulado fundamental de la libertad de los madrileños.
Ayuso sabe que el gobierno madrileño acabe finalmente en manos de la izquierda depende, en última instancia, de que Vox mantenga su apoyo durante cuatro años y consiga su aprobación para leyes y presupuestos. Por ello, se ha comprometido abiertamente a cumplir con la "totalidad" de las condiciones programáticas del grupo de Rocío Monasterio, que exigía justamente un reconocimiento público de ese compromiso para que quedase registrado en el libro de sesiones, al no firmarse finalmente ningún documento a tres.
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