Con Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez Almeida al frente de los gobiernos autonómico y municipal de Madrid, Pablo Casado ha conseguido salvar los muebles e iniciar la reconstrucción de una formación que registró la peor debacle de su historia en las elecciones generales del 28 de abril.
La última en reafirmar el poder territorial del PP ha sido Isabel Díaz Ayuso, que ayer fue elegida presidenta de la Comunidad de Madrid después de un bronco debate en el que primaron los ataques cruzados entre la popular y el bloque de la izquierda. Y lo hizo sobre un gobierno de coalición, el primero en la historia de la región, sustentado con Ciudadanos y para el que el apoyo de Vox supone una pieza indispensable para que triunfe o fracase.
Y frente a la inestabilidad de una legislatura que comienza marcada por dos socios que prefieren guardar la distancia el uno del otro, de una oposición "férrea" que buscará "un cambio político de manera urgente" y de la sombra de la corrupción que amenaza los cimientos del gobierno de la apadrinada de Pablo Casado, la dirección nacional del PP ya está apuntalando un equipo en que perfiles procedentes de la línea dura del partido tendrán un papel decisivo en la configuración del Consejo de Gobierno.
PP y Cs no suman mayoría absoluta y Vox pasa a la oposición
Halcones aparte, el problema para Casado llega del que probablemente sea el Ejecutivo más inestable de la historia autonómica madrileña, una historia que arranca con la creación de la Comunidad en 1983. Primero, la coalición entre PP y Ciudadanos no suma mayoría absoluta; y segundo, aunque Díaz Ayuso parece en ocasiones escorada tan o más a la derecha que Vox, la formación de Rocío Monasterio no solo no ha aplaudido su investidura como presidenta, sino que pasará directamente a la oposición.
El encaje de bolillos de Díaz Ayuso pasa por atraer a Vox sin que se resienta su relación con Ciudadanos. Así, el líder naranja Ignacio Aguado declaraba a la salida de la investidura que habían acordado con el PP no tirar “vetos paralelos”. “No vamos a vetar los nombramientos de la otra parte”, ha subrayado. Lo que permite al PP nombrar a diputados con perfiles tirando a duros -neocons, ultraliberales con valores cristianos- para contentar a Vox.
Monasterio: "Aguado no tendrá apoyo para sus 155 medidas"
“Deseamos cuanto antes poder implementar las 155 medidas”, añadía Aguado, que encontraba minutos después respuesta en la propia Monasterio, siempre con una sonrisa de oreja a oreja: “El señor Aguado no tendrá nuestro apoyo para implementar sus 155 medidas. Algunas tendrán nuestro apoyo, otras tendrán que sacarlas adelante con la izquierda. O las tumbaremos”.
La lista de halcones
El primer duro de la lista es Javier Fernández-Lasquetty, actual jefe de gabinete y hombre de confianza del líder del PP y uno de los últimos fichajes que llegó a la cúpula popular el pasado mes de diciembre. Procedente de la línea 'aznarista' y 'aguirrista', el que fuera ex consejero madrileño de Sanidad durante la era de Esperanza Aguirre suena ahora para volver a la política regional y encabezar la consejería de Presidencia, tutelando a una recién aterrizada Isabel Díaz Ayuso.
Lasquetty fue secretario general de FAES y trabajó dentro del gabinete de Moncloa de José María Aznar. Pero si por algo destacó es por haber sido el arquitecto de la privatización de hospitales y centros de salud durante su etapa bajo la vara de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid, decisión por la que tuvo que enfrentarse a multitudinarias manifestaciones. Su plan estrella acabó suspendido por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), motivo por el que terminó dimitiendo de su cargo.
Suscribe este retorno a la corriente dura en el PP de Madrid otro de los hombres fuertes en Génova y además número dos en la lista a la Asamblea de Madrid. David Pérez, ex alcalde de Alcorcón, escala puestos en todas las quinielas para encaramarse a la cartera de Justicia, Interior y Víctimas del Terrorismo.
David Pérez ha protagonizado polémicas sonadas con el feminismo o las mujeres
El ex edil popular destacó por ser una pieza fundamental en Eurovegas, el macroproyecto fallido que se intentó levantar en el sur de Madrid entre 2012 y 2013. Y la marcada línea conservadora de Pérez -voz de Aguirre en la Asamblea de Madrid y nombrado viceconsejero de Empleo y Mujer en 2008- se dejaba ver por las múltiples declaraciones polémicas que ha protagonizado en su carrera política.
Por ejemplo, muy sonado fue su alegato sobre las feministas en el VI Congreso Nacional de Educadores Católicos en abril de 2015, a las que tachaba de "mujeres frustradas, amargadas, rabiosas y fracasadas como personas", declaraciones que el propio Pérez dijo que habían sido manipuladas. También ocupó algunos titulares por no suscribir la ley LGTBi presentada por Cristina Cifuentes -no acudió a la Asamblea de Madrid el día de su aprobación- o por la negativa a colgar la bandera del colectivo durante la semana del Orgullo. Como regidor de Alcorcón entre 2011 y 2019 -perdió la opción de revalidar un tercer mandato el pasado mes de mayo- ha tenido igualmente problemas laborales con varias concejalas de su propio grupo, alguna de las cuales le ha denunciado.
Transcurridos varios minutos después de la investidura, decenas de diputados, la mayoría del PP pero también alguno de Ciudadanos, permanecían en el hemiciclo con rostros serios y cara de estar negociando. Todavía bailan muchos nombres porque, además de los mencionados, surgen otros para las quinielas en el equipo de Ayuso como el ex consejero de Economía durante la etapa de Ignacio González, Enrique Ossorio, para Hacienda; Enrique Ruiz Escudero, que repetiría en la cartera de Sanidad; y nombres femeninos para Justicia, con Yolanda Ibarrola o María Eugenia Carballedo como principales opciones.
Decenas de diputados del PP permanecían en la Asamblea tras la investidura con cara de negociar
En el lado naranja y según pudo saber El Independiente, el principal nombramiento sería el de el ex presidente de la Comunidad de Madrid por el PP y fichaje estrella de Ciudadanos Ángel Garrido. Fuentes cercanas al político dan por sentada su incorporación al Consejo de Gobierno madrileño, con la Consejería de Transportes como la opción principal para su destino, aunque también para la cartera de Economía. Dentro del equipo de Ignacio Aguado suena también Alberto Reyero para la cartera de Asuntos Sociales y Familia.
Quinielas aparte, una vez confirmado el pacto entre PP y Ciudadanos, ambas formaciones se repartieron las consejerías, que aumentaron de nueve a 13 y que responden al peso de representación de cada uno de ellos: siete para Génova, que además de la Presidencia ostentará Hacienda y Función Pública; Justicia; Sanidad; Educación y Juventud; Medio Ambiente, Agricultura y Sostenibilidad; y Ordenación del Territorio y Vivienda. Por su parte, los naranjas consiguen la Vicepresidencia a nombre de Ignacio Aguado y las consejerías de Economía, Ciencia, Competitividad y Empleo; Deporte; Transporte e Infraestructuras; Asuntos Sociales y Familia; y Cultura y Turismo.
La inestabilidad por bandera
Otro de los grandes problemas que probablemente encarará la coalición sin mayoría es que, de no contar con el apoyo de Vox para tramitar cualquier medida, PP y Ciudadanos tendrán que mirar del PSOE a la izquierda (Más Madrid, Unidas Podemos). Tal y como se ha desarrollado la sesión, los puentes con los tres partidos han quedado demasiado rotos. No por nada Isabel Serra (UP) o Íñigo Errejón planteaban dudas sobre si Díaz Ayuso terminaría el mandato. "No me juego nada por que usted vaya a durar cuatro años", lanzó Errejón con ironía.
Isabel Díaz Ayuso deberá liderar un gobierno de coalición en la Comunidad de Madrid sin contar con precedente alguno que le sirva de guía y sin haber ganado si quiera las elecciones. De entrada, cuenta con bastante menos fuerza que sus predecesoras -obtuvo 42 diputados menos que Esperanza Aguirre en 2011 y 18 menos que Cristina Cifuentes en 2015- y cuenta con un perfil menos consolidado, estable y conocido que el de figuras como Alberto Ruiz-Gallardón y las ex presidentas.
Vox, la no relación con Cs
La gran apuesta de Casado ha atravesado dos agotadores meses lleno de idas y venidas para lograr un acuerdo de investidura a tres casi imposible que finalmente logró solventar. Pero ahora debe pasar por un escollo aún mayor: conseguir gobernar con ellos, dos actores en muchos asuntos, como la violencia machista o la defensa del colectivo LGTBI, en las antípodas ideológicas.
Vox y su no relación con Ciudadanos será uno de los mayores desafíos que el PP deberá sortear. Rocío Monasterio ya ha dejado clara su postura a cambio de investir a Ayuso: sentarse en la bancada de una oposición “férrea” y “vigilante” desde la que velarán porque se cumplan “todas nuestras medidas” -de las que borró la eliminación de leyes autonómicas que defienden al colectivo LGTBI por la oposición de Ciudadanos-; se cierren “chiringuitos, entes y empresas subvencionadas” y se desarrollen políticas que “defiendan la vida”, entre otros postulados.
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