Hay un elemento inalterable en la oferta múltiple que Unidas Podemos realizó al PSOE el martes: una "vicepresidencia de Derechos Sociales e Igualdad". Su destinataria tiene un único nombre: Irene Montero, la portavoz del grupo confederal en el Congreso y número dos del partido. Y un mensaje en clave interna: asumir un puesto tan cercano a la Presidencia del Gobierno implica sucintamente un relevo de Pablo Iglesias como líder de Podemos, coinciden próximos a la dirección.
La propuesta morada para "retomar el diálogo" que se estancó el pasado 24 de julio por la noche concibe varias fórmulas ministeriales, hasta cuatro opciones. Siempre una vicepresidencia y tres ministerios, que varían de una oferta a otra. Dos veces aparece la cartera de Trabajo, otras dos la de Transición Ecológica; para UP obtener uno de estos dos ministerios supone una línea roja que aún está por ver si se traspasa o no. Otros ministerios que solicita Podemos: Vivienda, Sanidas, Agricultura y Pesca, Ciencia o Cultura. Y siempre un cargo por delante de todo lo anterior: la vicepresidencia de Montero.
La vicepresidencia es innegociable para el equipo que dialoga con el PSOE
La presencia de Montero en un posible Gobierno de coalición que de momento no existe es innegociable para el equipo negociador que encabeza Pablo Echenique. Y en los escasos días que duraron las conversaciones entre socialistas y morados, del 20 al 24 de julio concretamente -de sábado a miércoles-, el nombre de la portavoz irrumpió con fuerza.
Hasta el punto que Echenique no se presentó a una reunión con Carmen Calvo a la hora supuestamente acordada al no tener confirmado de parte del PSOE que no habría un veto a Montero tras el que sí hubo a Iglesias. "Te pido que consultes si vetáis a Irene o no la vetáis", tal y como relató Ignacio Escolar en una crónica. Al no obtener respuestas claras, el diputado por Aragón no se presentó hasta solventar este punto. Calvo se enfadó mucho.
Durante la negociación fallida, el posible veto a Montero enfrentó a Calvo y Echenique
Horas después del encontronazo entre Echenique y Calvo, ambos estuvieron de acuerdo en que Montero sería vicepresidenta. Después todo se fue al traste por las diferencias entre las partes sobre las carteras de Trabajo y de Energía.
"Tras la investidura, si es que finalmente se completa, todo el mundo estará pendiente de cómo se reorganizará la izquierda del PSOE, que actualmente padece un destrozo importante", confía un conocedor de los entresijos. "Será un proceso muy a largo plazo y una de las fijas en las quinielas es lógicamente Irene Montero. Y claro, es más fácil dirigir un partido desde el Gobierno que en la oposición. Por eso tiene pinta que la negociación con los socialistas va a durar hasta el último minuto".
Iglesias no esconde que está cansado tras cinco años y medio de tensión
La transición en la cúpula y el aterrizaje de Montero, de 31 años, es un rumor que atruena dentro de la formación. Iglesias lleva al pie del cañón desde 2014, y las continuas cuitas internas en los últimos años, incluida la escisión errejonista el pasado enero, han desgastado mucho al profesor de la Complutense. Pablo Iglesias no esconde a los suyos que está cansado de todo tras más de cinco años y medio sometido a una fuerte tensión.
Si hay elecciones en noviembre, el relevo morado -y por extensión cualquier estrategia a medio plazo- se iría al traste. Montero está por lo menos de baja por maternidad hasta diciembre, ya que tuvo su tercera hija con Iglesias el pasado 2 de julio. Podría adelantar su reaparición, pero es algo que ni se contempla dada la incertidumbre electoral. Va además inserto en el ADN de Podemos el agotar las bajas materna y paterna, a diferencia de otros partidos (la vicealcaldesa madrileña Begoña Villacís está trabajando).
Si no hay coalición, podría generarse fricción entre la dirección y los territorios"
De repetirse las elecciones generales la estructura a nivel interno se quedaría como está, incluidas las complicadas relaciones entre las izquierdas: Podemos aguanta con fuerza en el Congreso de los Diputados, Íñigo Errejón, causante de la gran escisión de enero, se ha hecho fuerte en la Asamblea de Madrid a la espera de si lanza su partido o no; los morados han retrocedido en las autonómicas y municipales, pero aun así y con todo gobiernan en coalición con el PSOE además de con otros partidos en la Comunidad Valenciana, Baleares, Aragón, Navarra y, desde el martes, La Rioja.
"Cualquier escenario relativo al papel de la izquierda en el futuro se afronta mejor desde el poder que fuera de él", insisten los consultados. "Si no hay acuerdo de coalición, un Vistalegre 3, encuentro que nadie sabe cuando tendrá lugar, podría generarse algo de fricción entre los afines a Iglesias -Alberto Rodríguez, Noelia Vera, Echenique, Rafa Mayoral, Ione Belarra, además de su compañera Montero- y los altos cargos de Gobiernos periféricos como Rubén Martínez Dalmau (vicepresidente en Valencia) o Gloria Santiago (vicepresidenta del Parlament en Baleares). También con los Anticapitalistas de Teresa Rodríguez. Mucho más desde luego con los territorios que con el sector de Ramón Espinar, por ejemplo".
Próxima líder, mujer
En definitiva, si Irene Montero es vicepresidenta estará en una posición de fuerza para convertirse en la próxima secretaria general de Podemos. Y si no lo es, quedará mucho más debilitada. Las bases exigen que en lo más alto del partido se sitúe una mujer, y dentro de la izquierda en España no hay muchas más alternativas, a excepción de Ada Colau.
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