La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, comparecerá finalmente este jueves en el Congreso de los Diputados para dar explicaciones sobre la calificada como "deficiente" gestión del Ejecutivo en la crisis humanitaria del Open Arms. La respuesta 'urgente' de la ministra se producirá a raíz de una petición unánime de las principales fuerzas políticas: los "bandazos" del brazo político de Pedro Sánchez -mientras este estaba de vacaciones- ha provocado el insólito hecho de que PP y Ciudadanos secunde la propuesta de Unidas Podemos de la que también participan ERC, Compromís y JxCat.
La comparecencia se produce en el marco de una creciente tensión entre Ferraz y la formación morada, con un calendario electoral que comienza a apretar y por el momento sin pasos relevantes por parte de ninguna bancada. Carmen Calvo -y no Pedro Sánchez- ha sido también la cara visible de cara a los medios este verano, desde la investidura fallida de julio hasta el estancamiento actual. Precisamente fue el grupo de Podemos el que salvó de comparecer al jefe del Ejecutivo en favor de la ministra, al desoír las exigencias de Casado y Rivera y optar por no perjudicar demasiado las negociaciones en ciernes. "Lo siento en el alma si tiene que venir a explicarlo", declaraba la portavoz de Unidas Podemos en un intento por suavizar las críticas hacia sus socios necesarios.
La polémica se ha convertido en el primer asunto del día de la agenda de Carmen Calvo desde que comenzase este inusual verano cargado de actividad política. La crisis del Open Arms ha sido tan solo el último desafío que debe encarar la vicepresidenta del Gobierno ante la marcada ausencia del Presidente en funciones, unas decisiones que se han saldado la oposición de todas las formaciones políticas por las incoherencias de su discurso, los órdagos lanzados al buque humanitario y, en definitiva, la falta de coordinación que ha plagado de "bandazos" políticos la gestión de la crisis humanitaria:
- Ofreció ayuda 17 días después. Durante semanas, el Ejecutivo de Sánchez criticó "la situación de emergencia" que se estaba viviendo en el Mediterráneo por la crisis en el buque español e instó a las autoridades italianas a que abrieran sus puertos. El diálogo tardó en convertirse en acción nada menos que 17 días desde que comenzase la crisis humanitaria, mientras que los tres últimos, el barco había permanecido fondeado a tan solo 150 metros del puerto de Lampedusa. Pedro Sánchez, en palabras de Carmen Calvo, ofreció entonces el puerto de Algeciras para acoger a los 107 inmigrantes entonces a bordo, propuesta "de buena fe" para atajar el conflicto abierto en Europa. Pero fue rechazada frontalmente por la ONG, que se negaba a navegar hasta Cádiz por la situación "insostenible" a bordo -en el que incluso varios inmigrantes se lanzaron al mar con la esperanza de llegar a nado hasta Lampedusa- y la imposibilidad de extender la crisis otros cinco días.
- El Gobierno mejora su oferta: Palma o Mahón. Las primeras críticas se produjeron por la decisión que tomó el Ejecutivo en funciones de ofrecer "el puerto más cercano" a la posición del Open Arms después de la negativa del barco a zarpar a Cádiz y no desde un principio, acrecentando así la tensión y el nerviosismo dentro del barco y entre las autoridades italianas.
- Camps rechaza Mallorca y Calvo entra en cólera. La decisión del Open Arms de contemplar Italia -y no España- como única salida para los inmigrantes por la negativa de poner en riesgo "la seguridad psicofísica" del pasaje no gustó a la vicepresidenta en funciones. Entonces, comenzó un intercambio de ataques entre ella y el capitán del barco que levantó la perplejidad del espectro político en España, en el que la ministra llegó a cuestionar los verdaderos intereses de Oscar Camps con las personas que llevaban a bordo ante la obcecación de entrar en Italia "a toda costa" teniendo encima de la mesa una propuesta "ejemplar" por parte de Sánchez. Para justificar su argumentación, Calvo alegó que Camps "rechazó entrar en Malta" aunque "pudo haberlo hecho" y "se fue para Italia" sin la certeza de que pudiese entrar. Y erró en sus declaraciones, pues la realidad es que Malta únicamente aceptaba el desembarco de 39 inmigrantes, por lo que el Open Arms decidió descartar esta opción por la amenaza de que se produjesen altercados a bordo.
- La amenaza de sanciones. La guerra abierta entre el Gobierno español, el buque e Italia se tensó cuando Calvo amenazó con la posibilidad de sancionar al buque humanitario con hasta 900.000 euros porque "no tiene permiso de Fomento para rescatar". "Esto es un Estado de derecho. Todo el mundo sabe lo que puede hacer y lo que no", alegó. Las declaraciones de la mano derecha de Pedro Sánchez levantó una ola de críticas, incluida de sus potenciales socios en un eventual Gobierno, que pidieron una "rectificación inmediata"; y la de la oposición, que criticó que el Ejecutivo diese luz verde al Open Arms para levar anclas y vulnerase la prohibición de rescatar migrantes en la zona de Libia y ahora no fuese capaz de gestionar la situación. La amenaza no causó indiferencia a Oscar Camps, quien llegó a comparar su discurso con el del ultraderechista Salvini.
- Descoordinación con las autoridades italianas. La polémica continuó con la siguiente decisión del Ejecutivo para tratar de poner punto y final a la crisis: enviar el buque militar 'Audaz' para recoger y acompañar a los migrantes del Open Arms hasta España, zarpando justo en el momento en que la Fiscalía italiana dejó en nada las buenas intenciones de Sánchez al decretar el desembarco inmediato de los migrantes en Lampedusa y la incautación de la nave humanitaria. La oposición criticó entonces la 'improvisación' de Sánchez en la crisis al enviar un navío con 62 tripulantes -entre oficiales, suboficiales, marineros, personal sanitario y seguridad de infantería- para recoger a tan solo 15 personas -el cupo que le correspondía a España que, por otra parte, llevaban semanas hacinados en un barco. Por si fuera poco, Moncloa evitó desvelar el coste de movilizar un buque de estas características: expertos militares cifran entre 36.000 y 60.000 los gastos solo de combustible, a lo que habría que añadir los pluses de navegación, los víveres transportados o las distancias entre los puertos de salida y llegada.
- La desaparición de Sánchez ante las crisis. Otra de las cuestiones que le tocará a Calvo explicar es por qué, mientras ella atendía la crisis internacional, el jefe del Ejecutivo se encontraba ausente y "de vacaciones" ante la ola de críticas y las acusaciones de la Junta de Andalucía de no haber recibido una sola llamada por parte de Moncloa para coordinar el operativo de recepción de los inmigrantes. Han pasado 26 semanas desde la última vez que Pedro Sánchez compareció en el Congreso de los Diputados, salvado de hacerlo esta vez por Podemos. Sí lo hará, no obstante, "en las próximas semanas" para dar explicaciones sobre las cumbres europeas de junio y julio en que se eligió a los responsables de las principales instituciones de la Unión Europea, cuando comience el período ordinario de sesiones.
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