La instrucción del denominado caso Tándem continúa avanzando –ya hay trece piezas separadas abiertas además de la matriz principal- pese que el 60 por ciento del material incautado por la Policía a la red liderada por el comisario José Manuel Villarejo no ha sido desencriptado todavía.
Tal y como informó este medio, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) tan sólo ha sido capaz de descifrar en torno al 40 por ciento de los 30 terabytes incautados a la presunta mafia policial. Además, fuentes de la investigación consultadas por El Independiente, precisan que el material que ha podido desencriptarse fue prácticamente en su totalidad incautado al socio de Villarejo, Rafael Redondo, y no al que fuera agente encubierto de la Policía. Se trata de dispositivos electrónicos que pertenecían al hombre de confianza de Villarejo.
Entre dicha documentación se halló un archivo remitido por el que fuera inspector de Policía Antonio Bonilla, también imputado en este procedimiento, en el que se adjuntaba un listado de las llamadas entrantes y salientes de un grupo de periodistas económicos que fueron espiados por la denominada ‘brigada política’ de la Policía sin orden judicial.
El listado secreto de clientes
Además, a Redondo le ha sido incautado una serie de carpetas donde de forma pormenorizada se recogen las facturas emitidas por mercantiles como Club Exclusivo de Negocios y Transacciones SL (Cenyt) -la matriz del conglomerado empresarial controlado por Villarejo-, Cenyt Consultoría, Stuart & McKenzie, etc. En ellas se encuentran los clientes -muchos de ellos cuya identidad aún no ha trascendido- del comisario vinculado a las cloacas del Estado.
El titular del Juzgado Central de Instrucción 6 de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón, pidió a comienzos de este año al CNI que descifrara los algoritmos endiablados que precedían a los documentos y audios almacenados durante años por el antiguo agente encubierto. Dicho organismo descencriptó sin dificultad los dispositivos electrónicos de Rafael Redondo pero fue incapaz de descubrir qué contienen los aprehendidos directamente al comisario en los registros llevados a cabo en noviembre de 2017 debido a que el sistema de cifrado que salvaguarda a estos últimos documentos es aún más endiablado.
Trabas en las pesquisas
Sin duda, uno de los grandes obstáculos de esta investigación han sido las dificultades para poder acceder a la mayoría de las grabaciones realizadas durante décadas por José Manuel Villarejo. Fue el principal problema con el que se encontró el Grupo III de la Unidad de Asuntos Internos de la Policía hace más de un año cuando comenzó a analizar los 30 terabytes intervenidos al comisario en su vivienda de Avenida de España de Boadilla del Monte, en un segundo domicilio de la calle Clavel en dicha localidad y en las oficinas de Torre Picasso (Madrid). Apenas consiguieron descifrar diez terabytes de información.
Esta circunstancia hace que ni el juez ni los fiscales Anticorrupción puedan cerrar algunas de las piezas cuya instrucción está en fase muy avanzada por si aparecen nuevos hallazgos relacionados con esos hechos entre el material que aún no ha sido desencriptado. Pese a los obstáculos, la causa avanza a buen ritmo y el magistrado tiene previsto declarar la apertura de más de 20 nuevas piezas separadas dentro del caso Tándem.
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