Unos 700 invitados, escenografía electoral en rojo, el candidato rodeado de representantes de colectivos sociales, dirigentes del PSOE y ministros en las primeras filas, pantallas gigantes y entrada estelar del jefe del partido entre ovaciones y música. La puesta en escena del acto celebrado este martes por Pedro Sánchez para presentar una propuesta programática de 300 medidas "a toda la sociedad española" no ha dejado lugar a las dudas. El formato se corresponde más con el de un acto electoral, un mitin en toda regla, que con la presentación de un acuerdo programático para intentar atraer el apoyo de Unidas Podemos a la investidura.
Con ese objetivo, Sánchez ha ofrecido a Unidas Podemos su participación en la "gobernanza" del país liderando instituciones y órganos del Estado fuera del Consejo de Ministros, que afectan a ámbitos como el fiscal, el energético, el social o el jurídico. El líder socialista ha invitado a los equipos negociadores de Podemos y PSOE a reunirse el jueves 5 y ha asegurado que no quiere "votos gratis" en su investidura, por lo que ofrece al partido de Pablo Iglesias cargos públicos con "responsabilidades capitales" en "instituciones relevantes del Estado", siempre fuera del Consejo de Ministros.
El líder socialista también ha ofrecido a Podemos una "triple" garantía de cumplimiento del acuerdo programático que puedan alcanzar: a través de una oficina en el Ministerio de Hacienda, con sendas comisiones de seguimiento en el Congreso y el Senado y a través de otro organismo que implique a la sociedad civil en la fiscalización del cumplimiento de los compromisos asumidos.
El acto socialista de este martes lanza un claro mensaje a sus oponentes. Deja claro que no le teme a una nueva campaña electoral, que la maquinaria socialista está perfectamente engrasada para mejorar sus resultados y que sólo una rendición de Podemos, PP o Ciudadanos que permita su investidura podría variar esa hoja de ruta.
Durante la presentación, el candidato socialista ha relatado su experiencia política desde que presentó una moción de censura a Mariano Rajoy en mayo de 2018. Se ha mostrado agradecido con Unidas Podemos y "otras fuerzas" que han colaborado con el proyecto socialista que no ha querido citar, ha vuelto a tender la mano a Pablo Iglesias ofreciéndole una oficina que se encargue de verificar el cumplimiento del acuerdo programático que puedan alcanzar siempre que Podemos se quede fuera del Gobierno.
La oferta de cargos en instituciones del Estado para dirigentes de Podemos no es nueva. Ya en el mes de julio, Sánchez puso a disposición de Iglesias "multitud de cargos en la Administración para fortalecerse como líder de Podemos. Ésa era la letra pequeña del “Gobierno de cooperación” que el líder socialista ofrecía al de Podemos para que renunciara a carteras ministeriales. Fuentes de la negociación entre ambos partidos explicaron entonces que Sánchez intentó convencer a Iglesias de que su liderazgo al frente de Podemos se “fortalecería” con el reparto de una enorme cantidad de cargos en segundos niveles de la Administración que podría distribuir a su discreción entre dirigentes de su partido a cambio de lealtad.
En sus conversaciones, el candidato socialista a la investidura se refirió a la debilidad orgánica de Iglesias al frente de Podemos tras las crisis internas sufridas por el partido y la escisión de Más Madrid, formación liderada por Íñigo Errejón y Manuela Carmena, que amenaza con convertirse en un competidor directo a nivel nacional. Para evitar esa sangría interna, Sánchez intentó seducir a Iglesias con los puestos de la Administración del Estado que fueran necesarios para apuntalar su liderazgo. Secretarías de estado, direcciones generales, comisionados, institutos y otros organismos de la Administración servirían para colocar a multitud de dirigentes de Podemos dando oxígeno financiero a la organización y poder interno a Iglesias. La propuesta se completaba entonces con la posibilidad de incluir a militantes de Unidas Podemos y de sus confluencias en el Consejo de Ministros siempre que no pertenezcan a la dirección del partido y cuenten con un perfil técnico y profesional que avalen su nombramiento.
"No es tiempo de reproches", ha asegurado este martes Sánchez, que ha negado que la repetición electoral se deba a la falta de entendimiento entre las fuerzas de la izquierda, una idea que está calando en la sociedad, según las encuestas, y que podría pasarle factura en las urnas. "Estamos en esta situación no por desencuentros entre fuerzas progresistas, sino porque las fuerzas conservadoras e independentistas unieron sus votos para hacer caer un Gobierno progresista", ha asegurado, rememorando el fracaso parlamentario de su proyecto presupuestario.
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