El consultor político que trabajó en la campaña de Juan Manuel Moreno en Andalucía se ha incorporado al equipo de estrategia de campaña del presidente del PP, Pablo Casado, para las elecciones generales del 20 de noviembre. El cordobés Aleix Sanmartín, con una prestigiosa trayectoria en Latinoamérica, entra a formar parte del núcleo duro del PP para unas elecciones en las que el centro-derecha aspira a recuperar la mayoría en el Congreso por la fragmentación del voto de la izquierda y su desmovilización.
Un contexto similar de abstención del votante socialista permitió que el candidato andaluz se convirtiera en enero en el primer presidente de la Junta de Andalucía del PP, tras casi 40 años de gobierno del PSOE. Después ha trabajado en la campaña de Ximo Puig (PSOE) en la Comunidad Valenciana y en la de Fernando López Miras (PP) en Murcia. También ha colaborado con la de Guillermo Fernández Vara en Extremadura.
Con esa experiencia, Sanmartín entra a formar parte de un equipo encabezado por el secretario general, Teodoro García Egea, y que cuenta con el jefe de gabinete de Casado, Pablo Hispán, la responsable de Comunicación, María Pelayo, el asesor Rafael Rubio y el experto en demoscopia Narciso Michavila.
El consultor político ha trabajado en las campañas presidenciales de Margarita Zavala (México 2018) Tabaré Vázquez (Uruguay, 2014), Andrés Manuel López Obrador (México 2012) y Ricardo Martinelli (Panamá 2013), entre otros, así como para diferentes instituciones como los gobiernos de España, México, Panamá, El Salvador, Ciudad de México, Zacatecas, Bogotá, Montevideo y el Ayuntamiento de Cancún, entre otros.
"Ahora todo puede ir a mejor», afirman en el entorno del líder del PP, ante una repetición electoral el 10-N que los populares aseguran no haber querido pero que se antoja inevitable. Y es que todos los sondeos con intención de voto coinciden en apuntar a un crecimiento de las dos fuerzas políticas representativas del bipartidismo: sube el PSOE, aunque no tanto, y también aumenta el PP, la fuerza política que puede resultar más beneficiada de este envite.
Los 66 escaños obtenidos en pasado 28-A fueron calificados por el propio Casado de «desastrosos», con un Albert Rivera que se quedó a 200.000 votos, a nueve diputados y a menos de un punto porcentual de distancia. Rivera olvidó aquello del partido bisagra tras verse en condiciones de disputar la hegemonía del centro-derecha. Pero ahora las encuestas dicen otra cosa más: el partido más perjudicado por una nueva consulta a las urnas puede ser Ciudadanos, casi más que Podemos.
En definitiva, Casado tiene una segunda oportunidad para intentar consolidar la hegemonía de las siglas populares así como su liderazgo interno, estrenado en el peor de los momentos, con un partido en estado de shock tras haber sido sorpresivamente desalojado del Gobierno y un congreso de confrontación, inédito en el ámbito nacional.
Casado se hizo con la presidencia del PP frente a la todopoderosa Soraya Sáenz de Santamaría, pero también heredó unos sondeos «que nos daban entonces (julio de 2018) 40 escaños», recuerdan en el primer partido de la oposición. Menos de un año después afrontaba unas generales y unas locales, autonómicas y europeas que hicieron temer el peor de los escenarios posibles para un partido muy tocado. Y a esa tormenta perfecta se unió la aparición de una nueva formación política a la derecha del PP, Vox, capitaneado por su antiguo compañero de partido Santiago Abascal.
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