Un mes ha tardado en reaccionar el PSOE desde que saliese a la luz la agencia de colocación en la que se ha convertido el Ayuntamiento de Móstoles, aunque lo cierto es que los casos de nepotismo en el consistorio regional se han venido sucediendo hasta el día de hoy.
La segunda ciudad más poblada de la Comunidad de Madrid (206.000 habitantes) por detrás de la propia capital y el mayor baluarte que conservan los socialistas en tierras madrileñas es suficiente incentivo como para hacer lo imposible para evitar ponerlo en riesgo, una delicada situación a la que se suma el crucial contexto de estar inmersos en una precampaña electoral.
El mandato de Noelia Posse al frente del Ayuntamiento de Móstoles podría tener los días contados. Al menos así lo quiere gran parte de la dirección regional y nacional del partido, que ya ha abierto una investigación por el reguero de polémicos nombramientos y cuestionadas subidas de sueldo que ha ido protagonizando la política madrileña, al frente del consistorio desde febrero de 2018.
El secretario general del PSOE madrileño, José Manuel Franco, ratificaba las sospechas que la propia Posse había evidenciado días atrás en una entrevista para la Cadena Ser: aseguraba sentirse "perseguida" por "personajes" internos, que habrían iniciado, según ella, "una caza de brujas". Y situar al partido en el papel de verdugo parece haber sido la gota que ha colmado el vaso.
El discurso oficial del socialismo no ha sido precisamente blando. "Es posible que personas desde dentro alimenten esa hoguera", afirmaba Franco, pero ante la "gravedad" de los hechos -sobre los que incidió que no había nada "ilegal" aunque sí "obsceno"- los socialistas "asumimos las responsabilidades de nuestros actos". E instaba a la alcaldesa a "dar un paso atrás" por "menoscabar la imagen de los cargos públicos o de las instituciones socialistas".
Pero no ha habido respuesta. El Ayuntamiento de Móstoles se ha cerrado herméticamente a la posibilidad de renuncia. La alcaldesa "ha rectificado y dado explicaciones", alegan desde el consistorio, al tiempo que deslizan la negativa de Posse a dimitir porque "ya se ha aclarado todo" y "no se ha cometido ninguna ilegalidad". Y es que aunque se autorice su expulsión, el acta de concejal es suya y, por tanto, solo ella puede renunciar a la alcaldía. La otra vía, a la que el PSOE espera no tener que llegar, es la de poner de acuerdo a todos los partidos de la Corporación, esto es: al bloque de la izquierda -PSOE, Ganemos Móstoles, Unidas Podemos- y al de la derecha -PP, Ciudadanos, y Vox-.
Y en las filas socialistas empieza a cundir el pánico por el temor a que la política termine enrocándose en el puesto. "No está siendo agradable para nadie", lamentan fuentes de la dirección socialista madrileña. "Queremos cerrar este capítulo cuanto antes" y por eso "habrá que presionar para hacerlo con la máxima celeridad posible".
En las filas socialistas empieza a cundir el pánico por el temor a que Posse termine enrocándose en el cargo aunque se pida su expulsión
Con la convocatoria de una Comisión Ética para que Noelia Posse "trate de justificar sus decisiones ante el partido", tras la que se emitirá un informe que servirá para saber si la Ejecutiva regional procede a autorizar la expulsión, en Ferraz han ganado un poco de tiempo para evitar una guerra encarnizada y seguir presionando a Posse desde dentro, con voces que llegan incluso desde Moncloa. "Es muy llamativo lo que está ocurriendo en Móstoles", alegaba el propio Pedro Sánchez el pasado martes, cuando básicamente daba carta blanca a la delegación madrileña para que actuase en consecuencia: lo que hagan -con Posse- "está bien hecho", zanjaba.
Presiones externas
"Aunque muchos simpatizantes y votantes nos están pidiendo que la cesemos", lamentaba Franco, sería "un brindis al sol" si se niega a abandonar el acta. El PSOE-M ya ha movido ficha para colocar a Noelia Posse en la casilla de salida.
"La confianza en ella está seriamente mermada", y no solo de parte de las filas socialistas, que desean dar portazo más pronto que tarde al ver cómo el asunto les está lastrando indirectamente su imagen de cara a las generales, sino de sus propios socios de Gobierno.
Ganar Móstoles retirará su apoyo al PSOE si Posse no dimite, y la oposición busca su reprobación
"Si Posse no se va, Ganar Móstoles pasará a la oposición", confirmaba el partido en un comunicado, el cual se niega a formar parte de un gobierno municipal "contaminado y manchado por los casos de enchufismo y nepotismo". De confirmarse el ultimátum, el PSOE podría perder su gran bastión madrileño, pues el Gobierno regional quedaría en minoría -la alcaldesa socialista gobierna gracias al apoyo de los dos ediles de la citada formación y de otros dos de Unidas Podemos-.
Por su parte, PP, Ciudadanos y Vox han solicitado la convocatoria de un pleno extraordinario para pedir la reprobación de la alcaldesa, cuya fecha ya está apuntada en rojo en el calendario del PSOE madrileño: el 21 de octubre. La dimisión "debe ser inmediata" por "dignidad política", alegaba Mirina Cortés, portavoz del PP de Móstoles, ciudad a la que "se está sometiendo a un denigrante espectáculo nacional" por una política que "se aferra al cargo" y "vive de espaldas a la realidad".
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