Ni una palabra. El presidente de la Generalitat, Quim Torra, tan locuaz en los mitines y actos convocados por las entidades independentistas enmudeció durante las nueve horas que duró el debate de la moción de censura que Cs presentó contra su presidencia. La única réplica en nombre del Govern la dio la portavoz Meritxell Budó.
Ni Torra ni el republicano Pere Aragonés quisieron dar entidad a la iniciativa naranja, que se convirtió así en un ejercicio de esgrima electoral entre los tres grandes partidos que se juegan las elecciones el 10N -Cs, PSC-PSOE y PP- con escasa participación de CatEC-Podem. Todo ello ante la divertida mirada de los independentistas, que ningunearon a la candidata naranja, Lorena Roldán, respondiendo a sus réplicas desde el escaño para acortar el tiempo de debate.
La indiferencia de Torra no torció los planes de Cs, cuyo objetivo era doble: centrar el debate en Cataluña, donde mejor se mueve el partido naranja, y denunciar la "debilidad" de los socialistas ante el independentismo para intentar taponar la fuga de votos al PSOE que anuncian las encuestas de cara al 10N.
Y a ese objetivo se dedicó Roldán, convirtiendo a Iceta en centro del debate. Un protagonismo que no rehuyó el líder del PSC, consciente de que no podía dejar sin respuesta las denuncias de Cs en un momento clave de la campaña electoral de Pedro Sánchez.
El líder del PSC habló de aplicación del 155, desgranó las razones por las que Torra no debería "seguir ni un día más" al frente de la Generalitat y exhibió hoja de servicios en denuncia contra la violencia y el terrorismo, recordando que el socialismo catalán ha sido víctima directa de ETA antes de sufrir el acoso independentista que también denuncia Cs.
Y lo hizo con un tono especialmente bronco. Tanto que llevó al líder del PP, Alejandro Fernández, ha afearle sus "mimos a Torra" mientras "atiza sin compasión" a Lorena Roldán.
Victoria del independentismo
Iceta se refirió a la "moción de la fracasada Lorena Roldán", y acusó a la candidata de Cs de actuar como los independentistas, "repartiendo carnés de buenos y malos constitucionalistas". Pero sobre todo intentó dejar claro que la "maniobra electoral" orquestada por Cs con la moción de censura "no suma" y solo tendría como resultado "dar una victoria parlamentaria al independentismo", al que ayer se sumaron de nuevo los ocho escaños de los comunes.
Y se encontró con la réplica de Cs y PP, conscientes de que el frente catalán sigue siendo el más débil de la campaña del PSOE. "Ahora España es en esta votación", advirtió el popular Alejandro Fernández remitiéndose al lema de campaña escogido por Pedro Sánchez. "Si España es ahora, vote esta moción, sino retire la campaña porque está tomando el pelo a la gente", añadió en una apelación directa al líder del PSOE.
Al portavoz de ERC, Sergi Sabrià, le afeó Roldán que critique a Cs por convertir el Parlament en un plató cuando comparte militancia con Gabriel Rufian, del que recordó sus episodios con la impresora o las esposas en el pleno del Congreso. Y al neoconvergente Albert Batet le recriminó sus apelaciones a respetar el Parlament "cuando Torra ni siquiera ha salido hoy aquí para dar la cara".
Pero el debate de fondo ya se había producido con el PSC, al que Cs y PP convirtieron en protagonista de la moción de censura recriminándole la ruptura de la unidad constitucionalista conseguida en la manifestación del 8 de octubre, hoy hace dos años.
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