Manifestantes en protesta por la sentencia del 1-O han cortado cinco carreteras en distintos puntos de Cataluña y se produce una marcha lenta de vehículos en la N-260 entre Navata y Figueres (Girona), ha informado el Servicio Catalán de Tráfico (SCT).
Se trata de la carretera C-66 en la Bisbal de l'Empordà (Girona), la N-II a Mataró (Barcelona), la C-31 y la GI-634 en Verges (Girona) y la C-17 en Vic (Barcelona), así como en la Ronda de Dalt barcelonesa.
En la ciudad de Barcelona se han producido cortes en arterias principales como la avenida Diagonal, Via Laietana, La Rambla, paseo Lluís Companys y avenida Paralelo.
Tráfico ferroviario
El tráfico ferroviario de las líneas R11 y RG1 ha sido cortado por un centenar de personas que han accedido a las vías en la estación de Celrà (Girona) en protesta por la sentencia del "procés".
Según informa Renfe, la circulación de trenes se encuentra interrumpida desde las 10:30 horas y la acción ha sido también anunciada por el Comité de Defensa de la República (CDR) de esta localidad vecina de la capital gerundense.
La línea R11 enlaza Barcelona con Granollers y Sant Celoni antes de recorrer diversas poblaciones de Girona para acabar en la localidad francesa de Cervere, mientras que la RG1 inicia su trazado en L'Hospitalet de Llobregat y transcurre por todo el litoral hasta Blanes para continuar por el interior hasta el municipio fronterizo de Portbou.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Renfe confía al empresario del 'caso Begoña Gómez' la mejora de la información en tiempo real sobre incidencias
- 2 Marruecos, peligro de implosión
- 3 Del 'Ven y cuéntalo' a la Euskadi en paz: el triple de visitantes y una industria que mueve 4.700 millones
- 4 España es la democracia más ridícula del mundo
- 5 El Corte Inglés: las bajas voluntarias suponen un 6% de la plantilla
- 6 Momentazos de los Juegos Olímpicos de París
- 7 Silencio absoluto del Gobierno ante la última burla de Puigdemont
- 8 De la guerra de desgaste a la guerra de maniobra: cómo Ucrania pone a Rusia a la defensiva
- 9 No es Puigdemont, es la España de Sánchez