Ciudadanos se encuentra al borde del abismo. Ni si quiera la negativa de Albert Rivera a "perder ni un segundo" en mirar los sondeos puede evitar que el peso de las encuestas caiga como una losa sobre tejado naranja.
Si hace un mes las previsiones demoscópicas ya eran poco halagüeñas para los liberales -con caídas de hasta 22 diputados, según encuestas como la de DYM para El Independiente- ahora, a menos de un mes de las generales, los de Rivera podrían asistir a su defenestración política de cumplirse los malos augurios: de aspirar al sorpasso al PP -del que se quedó a apenas 200.000 votos el 28-A, cuando cosechó 57 escaños- al temor de rondar los 20 asientos en el Congreso y quedar bajo la sombra de Vox, que rozaría los 30.
Y la preocupación por lo que dictan las encuestas está abriendo heridas en las bases de un partido que dejaron de estar cohesionadas desde la crisis abierta entre los críticos y la cúpula de la formación, mitigada ahora por el fin del veto a Pedro Sánchez y la recuperación, en boca de algunos disidentes de la línea oficial, de la senda centrista.
Fuentes del partido aseguran que en la dirección de Ciudadanos ya están encendidas "todas las alarmas" ante la "incesante" sangría de afiliados y las "innumerables cuotas impagadas" de unas bases desmovilizadas, que "se niegan a participar en actos de campaña" convocados por el partido en el momento en el que más se estima esa imagen de unidad y fortaleza.
Según datos oficiales desvelados por la Cadena Ser, el partido habría perdido el 4,5% de los afiliados en el último año; sin embargo, de acuerdo con fuentes extraoficiales consultadas por este medio, la sangría de militantes sería, en realidad, mucho mayor y escalaría a una media de un 30% desde el mes de junio.
Desesperado llamamiento a la unión
Los naranjas se mueven. Y, ante la preocupación interna a que "el partido se descomponga por dentro y los afiliados no respondan a las llamadas de los comités electorales" por la fuerte desmovilización a la que se atiende, miembros del comité electoral autonómico de Madrid han difundido por los chats internos una convocatoria para la tarde de este mismo miércoles que tiene como objetivo último "rebosar" Alcalá, 253 y unificar a la militancia madrileña en una "demostración de fuerza artificial".
No podemos distraernos, dispersarnos o caer en el desánimo" ante la proximidad electoral
"No podemos distraernos, dispersarnos o caer en el desánimo", reza el comunicado interno al que ha tenido acceso El Independiente, al tiempo que hace un llamamiento a acudir en masa a la sede naranja, en un acto con entrada libre donde "nadie es prescindible".
"Aunque el aforo estuviese lleno, nuestra labor es estar y apoyar desde donde toque, dentro o fuera, sabiendo que tan importante es un lugar como el otro", sigue el comunicado, que ya visualizaba un desbordamiento del emplazamiento naranja. Pero nada más lejos de la realidad.
Poco ha durado la euforia naranja. Según ha podido saber este medio y ante la apretada agenda de Rivera para el día de hoy -tiene actos convocados en Barcelona a raíz de la respuesta violenta a la sentencia del 'procés' y una reunión con Pedro Sánchez a las 19:00 horas por el mismo motivo-, los organizadores han decidido cancelar la convocatoria, que ya era "susceptible a cambios". Más que a la agenda del líder, fuentes extraoficiales confirman que la cancelación se debe más bien a la falta de adeptos para secundar el acto. "Iba a ser un fracaso", algo que "no se puede permitir en un momento crucial para el partido", afirman.
En las últimas semanas, la cúpula naranja ha redoblado sus comparecencias públicas y entrevistas en medios de comunicación. "Si fuese por los sondeos, Ciudadanos no existiría", se jacta en afirmar el presidente de la formación. Pero, de puertas para adentro, cualquier revulsivo es una oportunidad de conquistar terreno electoral.
El mayor golpe de efecto lo dio Rivera cuando anunció, en medio de una fuerte expectación mediática, el fin del veto a Sánchez y su renovada predisposición a pactar con el PSOE como compromiso para "desbloquear el país" siempre y cuando éste acatase una serie de condiciones "de Estado", dando portazo temporal a las desavenencias internas sobre la deriva conservadora del partido.
Y la predisposición de Albert Rivera de convertirse en líder de la oposición y sustituir a Casado al frente del bloque del centro derecha se ha convertido, a día de hoy, en un espejismo. En la bancada naranja han sustituido el dicurso del sorpasso por el de la resistencia, recuperando la esencia de 2016: centro político, posición de desbloqueo e intransigencia sin cuartel en Cataluña.
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