"Aquí está la voz de todos los catalanes, de la mayoría de Cataluña, no nos van a dividir". El 8 de octubre de 2017, la capital catalana se convirtió en el centro logístico de una realidad histórica: la manifestación más multitudinaria del constitucionalismo, la de la mayoría silenciosa, la de la unidad de España frente a la ensoñación independentista. La concentración fue convocada por Sociedad Civil Catalana y, en una respuesta unánime, PP, Ciudadanos y PSC se unieron para tratar de frenar al Govern de Carles Puigdemont.
Tres años después, se constata que aquel fue un escenario inédito del que hoy sólo se constata que el desafío independentista sigue activo, avivado por una de las sentencias judiciales más trascendentales de la historia reciente de España. Y, frente a la fuerza soberanista que ha arrasado las calles de Barcelona, el constitucionalismo plantea un frente débil, descoordinado y dividido.
Esta semana, la única respuesta en la calle se produjo ayer, cuando un muy reducido grupo de ultras de extrema derecha, pertrechados con banderas preconstitucionales y cantando el Cara al Sol, se concentró en la Plaza de Artós y trató de enfrentarse a los CDR. Tras no conseguirlo en un primer momento, se trasladaron después al centro de Barcelona, donde acabaron propinando una paliza a un joven independentista.
Tres concentraciones separadas en tiempo, lugar y forma plantarán cara al caos independentista. Los primeros en convocar fueron, precisamente, Sociedad Civil Catalana, que han llamado a una "gran manifestación" el próximo 27 de octubre en el centro de Barcelona, un día después del macroacto convocado por Tsunami Democràtic para protestar, de nuevo, contra la sentencia del 'procés'.
La gran diferencia es que, al igual que en 2017, la tensión en Cataluña es máxima pero la imagen de fuerza del frente constitucionalista está mermada: ninguna formación política ha confirmado asistencia para "decir basta" al 'procés' de forma conjunta en la capital catalana, y aunque la convocatoria llama a "repetir" el éxito de hace tres años, de puertas para adentro premia la prudencia.
Ciudadanos coincide en lema, pero se desmarca de la organización y convoca su propia concentración este domingo en la céntrica Plaza de Sant Jaume, donde bajo la consigna 'Basta ya, justicia y convivencia', tratarán de dar respuesta y una alternativa a todos aquellos que "rechacen los sucesos violentos" que han copado las calles barcelonesas en los últimos días. "Este domingo, a todos los que no queremos que Torra nos diga lo que tenemos que hacer y queremos ser libres, os convoco. Os espero a todos", anunciaba el presidente de Ciudadanos el pasado miércoles, horas antes de su encuentro con Pedro Sánchez.
Desde la formación naranja afirman que está previsto que haya "uno o varios representantes" de los liberales en la manifestación de SCC del 27 de octubre, pero descartan una "respuesta conjunta" al conflicto catalán como en 2017, evidenciando que la distancia entre la organización constitucionalista y los liberales es insalvable.
En las últimas semanas, Ciudadanos llegó a acusar de la presencia de "infiltrados" en una organización que nació para combatir el nacionalismo, a raíz de la predisposición de su presidente de abrazar "la tesis del socialismo en Cataluña" y optar por el diálogo con el independentismo, en palabras del portavoz catalán de Ciudadanos, Carlos Carrizosa.
El año pasado, los liberales llegaron a contraprogramar incluso un acto de conmemoración de aquel histórico 8 de octubre y apenas se les ha vuelto a ver juntos conmemorando festividades como la del 12 de octubre.
Ahora y ante los últimos incidentes, Costa ha endurecido su discurso, pero parece no ser suficiente para reparar la grieta abierta con los liberales. "Si el separatismo decide pasar a la acción del desbordamiento, a la insurrección, nosotros volveremos a estar aquí (...) en forma de ola imparable", afirmaba días atrás el presidente de SCC, una acción que contará con "algún representante" del PP, que por el momento se mantiene al margen de movilizaciones ajenas ni propias; ni del PSC, que tras la tibieza de semanas anteriores -en las que se negó a apoyar la moción de censura contra Quim Torra- ha endurecido su discurso ante los incidentes violentos registrados en Barcelona y ha pedido públicamente que el presidente de la Generalitat dé un paso atrás.
Colón, respuesta al 'procés' y arma electoral
A la que con seguridad no acudirá ninguna formación será a la concentración que Vox ha organizado el próximo 26 de octubre en la madrileña plaza de Colón como respuesta a la tensión soberanista, escenario habitual para las performance electorales de los de ultraderecha y cuya capacidad de convocatoria competirá directamente con la de Ciudadanos en su acto particular, en un momento delicado para ambos: algunas encuestas sitúan ya a los de Abascal por encima de los liberales, que tocarían fondo el 10-N.
La próxima concentración por la unidad de España en Colón no contará con una nueva imagen conjunta de Rivera, Casado y Abascal, en un momento en que la respuesta al independentismo y a la violencia en Cataluña, histórico negociado de los naranjas, se ha convertido en una estrategia electoral clave a apenas unas semanas para que vuelvan a abrirse las urnas.
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