Podemos deslumbró en las elecciones de diciembre de 2015 con una campaña populista diseñada por Íñigo Errejón -hoy rival directo- hablando de Remontada. No logró el esperado sorpasso al PSOE y se estancó seis meses después, en junio de 2016, con Pablo Iglesias afirmando que Zapatero fue "el mejor presidente de la democracia". Y no se hundió el pasado 28-A aunque cayó más de seis puntos porcentuales al convencer a muchos electores en el debate que la alternativa a los morados era un Gobierno neoliberal de Pedro Sánchez y Albert Rivera.
Para el 10-N será distinto, confían fuentes del partido consultadas: "Por primera vez vamos a diseñar una campaña a cara de perro contra el PSOE".
La coalición Unidas Podemos sin embargo se está topando con su peor pesadilla: el intratable conflicto del procès en Cataluña, una crisis que siempre les ha golpeado en las elecciones autonómicas (9% y 7,5% de los votos en la región en 2015 y 2017 respectivamente) a pesar de ir de la mano de Ada Colau. UP navega entre dos aguas: la defensa del referéndum para la independencia y el rechazo a la misma en el hipotético plebiscito, posición que, en medio de una gran tensión, los condena al papel de mero árbitro y al ostracismo.
Por primera vez vamos a cara de perro contra el PSOE"
"Naturalmente no estamos cómodos con que el centro del debate sea Cataluña y no el precio de los alquileres, la factura de la luz o el rescate bancario", conceden en la formación. Los principales dirigentes como Iglesias o Irene Montero han manifestado su intención de no "repartir culpas" por tener que volver a votar, pero no es verdad, o no del todo: a UP le interesa retroceder al famoso "relato", esto es, la atribución de responsabilidades por la repetición electoral por parte de la opinión pública. El último CIS, publicado el 25 de septiembre sin la irrupción de Más País y sin la histórica sentencia contra los líderes del procès, les atribuía un 15,5%. Síntoma de que el relato no lo ganó Sánchez.
Todo ha cambiado en cuestión de días con el fallo del Supremo. Pocas semanas después de ese CIS, muchos de los 41 diputados de UP están intranquilos. Algunos confiesan no saber qué hacer para llamar la atención en los actos de campaña con otros asuntos fuera del avispero nacionalista. Y la campaña será muy corta, de nueve días: es la primera vez que unas elecciones estatales están tan contaminadas por el conflicto independentista.
Errejón, pero sobre todo el procès, amenazan con pegar un buen tajo a la bancada morada. La firmeza de Pedro Sánchez -el ministro Grande-Marlaska niega la inacción- con el independentismo vuelve a relanzar a los socialistas en Cataluña a costa de Ciudadanos, temen en Podemos. Y consolida al PSOE en el resto del país, dueño absoluto del centro del tablero con permiso de Pablo Casado, que también trabaja una imagen de moderación y tiene asegurado que el PP remontará con relación a abril. El tracking electoral indica que UP obtendrá un resultado por debajo del 14%, que sería el peor de su joven historia.
El papel de árbitro en el procès condena a UP al ostracismo
A 23 días para los comicios legislativos, el equipo de Iglesias desespera por que la situación en las principales ciudades catalanas se apacigüe. Y por reubicar el debate en el marco socio-económico o en las causas de la reedición electoral.
"Si vamos a endurecer el discurso contra Sánchez no es por una cuestión de programa", rechazan en la dirección. "Es una cuestión de mensaje. Nuestro programa para el 10-N es de hecho casi idéntico al de abril y no por nada se llama Las razones siguen intactas".
Estratégicamente, el equipo de campaña trabaja en izquierdizar los mensajes y convencer al electorado de que si no se les vota, Sánchez se inclinará por la Gran Coalición con el PP. "Podemos no decide ir contra Sánchez porque sí", continúan las fuentes. "Es el PSOE el que ha mostrado una resistencia infame de junio a septiembre a formar un Ejecutivo de coalición con nosotros como sí ha hecho en muchas comunidades autónomas".
El eslogan Las razones siguen intactas evidencia que se quiere volver al "relato"
Gran parte de la confianza de UP va depositada en los debates. Se cultiva la convicción de que el secretario general evitó la debacle el 28A en los dos espacios televisados por Atresmedia y RTVE. "Después de marear la perdiz y no negociar, Sánchez reconoció que no habría dormido tranquilo con Podemos dentro del Ejecutivo". Esa frase del presidente del Gobierno en funciones será totémica para Unidas Podemos en los próximos días.
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