El PP volvería a ser la primera fuerza política en las elecciones generales del 10 de noviembre en una serie de territorios que tradicionalmente funcionaron como graneros de voto popular y en los que perdió, por vez primera en décadas, el 28 de abril. Y es que según sus encuestas electorales y trackings internos recuperaría el podio en Madrid, Galicia y Valencia, tres de las joyas de la corona de Génova. Pero no sólo, porque también tienen la oportunidad de ganar a los socialistas en Castilla y León, Murcia, Aragón y La Rioja.
El PSOE, señalan fuentes populares a El Independiente, "sigue imbatible en Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura" pero hacia el norte de la península Casado puede ir recuperando la hegemonía que quedó hecha jirones en las últimas generales, cuando consiguió 66 escaños, sólo nueve más que Albert Rivera.
En el cuartel general de los populares se muestran, al menos públicamente, muy cautos. La tendencia es ascendente, admiten confirmando los datos que también arrojan los estudios demoscópicos que publican distintos medios de comunicación.
Sus sondeos consolidan los 100 escaños, pero no se fían
Pero les cuesta reconocer que la práctica totalidad de sus sondeos semanales, los famosos trackings, van confirmando que el 10-N pueden superar los 100 escaños. De hecho, algunos les han llegado a situar hasta en 108 con un PSOE a la baja al que, sin embargo, no superan. No obstante, alertan en contra de generar unas expectativas “que luego pudieran no cumplirse”. Todo lo que sea más de 66 escaños “será un triunfo”, dice un alto dirigente de Génova aunque el equipo de Casado, al que pertenece, sabe que con eso no es suficiente.
En todo caso, recuperar la hegemonía en aquellos territorios donde siempre fueron fuerza mayoritaria, les deja en la mejor de las condiciones para llegar a disputar el triunfo electoral en un futuro a no muy largo plazo. Porque aún en la hipótesis de que Pedro Sánchez ganara el 10-N para poder formar gobierno, las legislaturas cada vez son más cortas si dependen de un delicado equilibrio de fuerzas o de coaliciones.
En Madrid, donde los populares hubieron de conformarse con siete escaños, creen estar en condiciones de conseguir entre 10 y 11 y, ante todo, recuperar el primer puesto. Porque la gran catástrofe para Génova 13 fue quedar no solo por detrás del PSOE sino también de Ciudadanos. Los populares dejaron por el camino nada menos que 620.000 votos madrileños y la mitad de sus escaños con respecto a 2016. No aspiran a los 15 diputados de entonces, pero sí a recuperar el cetro y alejar, definitivamente, a Albert Rivera de cualquier veleidad del sorpasso.
El PP llevaba 37 años sin perder unas generales en Galicia
Galicia, donde tienen su única mayoría absoluta en un gobierno autonómico, resultó ser otro territorio donde el PP perdió pie. Por primera vez en 37 años, los socialistas gallegos conseguían mejores resultados que los populares. Fue por poco más de 76.000 votos de diferencia, los suficientes para ahondar en una debacle nacional sin paliativos.
Ahora no sólo sus encuestas les dicen que pueden volver a ser los primeros en las generales, también que será posible revalidar la mayoría en la Xunta, aunque todo depende de la continuidad de Alberto Núñez Feijóo, que ya ha dado instrucciones a los suyos para que trabajen con la mente puesta en las próximas autonómicas. Los populares además confían en que Ciudadanos pierda allí sus dos escaños.
La situación es mimética en otros territorios donde el PP se convirtió en una fuerza política imbatible. La Comunidad Valenciana era una de ellas hasta que los contínuos casos de corrupción y de mala gestión terminaron con su imagen por los suelos y prácticamente toda su dirigencia imputada por los tribunales. La peculiaridad tanto de de este territorio como de Aragón es que en ambos hay gobiernos del PSOE en coalición con distintas fuerzas políticas de las izquierda y regionalistas.
El PP salvó, en cambio, el ejecutivo castellanoleonés gracias a un pacto de gobierno con Ciudadanos, sin necesitar del concurso de Vox. En Murcia, donde el PP también perdió la hegemonía electoral ostentada durante lustros, conservó el gobierno autonómico en coalición con los naranjas y el apoyo parlamentario de los de Santiago Abascal.
A Sánchez "se le va a hacer la campaña muy larga"
En el cuartel general de los populares creen que la conservación del poder territorial, unido a la recuperación de su base electoral puede sentar las bases para el reforzamiento futuro del PP que catapulte a Casado. Sin embargo, y a pesar de las enormes cautelas, creen que, aunque “es difícil, muy dificil”, podría saltar la sorpresa la noche electoral del 10-N ante un Pedro Sánchez menguante “al que se le puede hacer la campaña larga, muy larga”, sentencia un dirigente popular.
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