Los mediadores designados por ETA para llevar a cabo su desarme en abril de 2017, los autodeclarados 'artesanos de la paz' ha desautorizado la versión dada por el Gobierno vasco sobre el proceso de negociación llevado a cabo para hacer efectivo la entrega del arsenal de la banda. La califican de una "reescritura de la historia" que consideran que es "falsa y totalmente interesada".

El Ejecutivo de Iñigo Urkullu ha plasmado en un documento titulado "Descripción y valoración del papel desempeñado por el Gobierno vasco en el desarme y disolución de ETA" su intervención en el proceso. En él cuestiona de modo claro el papel jugado por los 'artesanos' y sus intentos por implicar al Ejecutivo vasco y navarro en el proceso. El lehendakari llega a afirmar que lo que realmente querían era que ambos gobiernos avalaran un plan "cerrado" previamente con la izquierda abertzale y en el que los Gobiernos de Euskadi y Navarra serían meras "comparsas" pero sin capacidad de influir ni decidir.

En el manifiesto firmado por dos de los líderes de los mediadores de ETA, Michel Berhocoirigoin y Txetx Etcheverry, se afirma que el relato hecho por el Gobierno en el documento que ha depositado en el Instituto de la Memoria, Gogora, refleja una realidad "diametralmente opuesta a los hechos y al papel desempeñado por el Gobierno vasco". Destaca además que todo el procedimiento de desarme de "la organización ETA" se culminó "sin incidentes ni detenciones".

Finalmente, Berhocoirigoin y Etcheverry añaden que se tomarán "el tiempo y los medios" precisos para emitir su versión de las reuniones mantenidas y de los debates que se produjeron los días previos a la escenificación del desarme en Bayona el 8 de abril de 2017. Añaden que el informe gubernamental hecho público coincidiendo con el octavo aniversario del "cese de actividad armada" de ETA, "describe de forma incompleta y muy distorsionada", según los 'artesanos'.

Falta de transparencia

El escrito del Gobierno de Urkullu relata cómo liderados por Berchocoirigoin y Etcheverry, el 3 de octubre de 2016 los llamados 'artesanos' hicieron llegar una carta a la dirección de ETA ofreciéndose a hacerse cargo de la inutilización y puesta fuera de uso de su arsenal. El día 19 de ese mes la banda respondió aceptando la mediación y casi un mes después, el 15 de noviembre, la organización terrorista hizo público que dejaría “en manos de la sociedad civil la responsabilidad política y técnica del desarme”.

La policía francesa frustró el primer intento de desarme de los 'artesanos' en la localidad de Luhuso. Una operación en la que fueron arrestados varios de los 'artesanos'. El Gobierno recuerda en su relato de hechos que iban a proceder a la destrucción y limpieza del arsenal, medida a la que se opusieron desde el primer momento. Añade que sólo después, tras solicitar la intervención del Comisión Internacional de Verificación (CIV) y ésta la del Ejecutivo vasco, el Gobierno se implicó.

Los 'artesanos' acusan al Gobierno de dar una versión "incompleta y muy distorsionada"

El informe ahora cuestionado por los 'artesanos' relata las nueve reuniones mantenidas –entre el 6 de febrero y el 30 de marzo- y en las que se les habría limitado la información para conocer cuál era en realidad el plan que tenían preparado. Desde los primeros encuentros la percepción que describe el Gobierno vasco es que sólo buscaban su “apoyo ciego” y su intervención pasiva en una 'hoja de ruta' ya diseñada y pactada con la izquierda abertzale.

En la lista de reproches que se citan se reitera el modo en el que se “desdeñó e ignoró” la capacidad de interlocución con el Gobierno de Mariano Rajoy o incluso con el Ejecutivo de François Hollande que tenía Urkullu y que los ‘artesano’ jamás lograrían.

En todos los encuentros, las reticencias se fueron incrementando. Urkullu insistió una y otra vez en que las armas no se debían destruir ni poner fuera de uso. También exigió que para contar con el aval de su Gobierno, el proceso debería ser en todo momento “transparente” y con garantías de que el desarme de ETA era “definitivo y verificado” además de “unilateral e incondicional”. Además, reclamaba que fuera discreto y diferenciar en días distintos la entrega de las armas de su escenificación pública.

Evitar la "derrota" de ETA

Se cuenta también que en una de las reuniones mantenidas en Bayona los ‘artesanos’ trasladaron que en ningún caso se debería hablar de “entrega de armas”, ya que esa terminología trasladaría “una imagen de derrota” de ETA a la que no estaban dispuestos.

Uno de los aspectos en los que más crítica se muestra la versión del Gobierno vasco es en el ultimátum fijado por los 'artesanos' en la reunión del 12 de marzo de 2017. En ella aseguran que si para el día 17 el Ejecutivo francés no explicita su implicación en el proceso de desarme, ellos harían públicos los planes de desarme y la fecha de escenificación del mismo. Ante la falta de respuesta de Françoise Hollande, los 'artesanos' cumplieron su advertencia e hicieron público en el diario 'Le Monde' que el 8 de abril en Bayona ETA entregaría a través de ellos las armas.

El Ejecutivo acusó a los mediadores de buscar un apoyo "ciego" a sus planes y de actuar con demasiado exhibicionismo"

Otro de los aspectos críticos que se apuntan es la pretensión inicial de los 'artesanos' de impulsar una “movilización festiva” para escenificar el final de la ETA armada. Una cuestión ante la que el Gobierno Urkullu se opuso por el daño que generaría “a la sensibilidad de las víctimas” y la “falta de respeto” que supone hacia ellas lo hace inasumible.

Todo aquel plan suponía para el Gobierno “demasiada parafernalia, demasiado exhibicionismo y demasiada propaganda”. Ante la imposibilidad de participar en el diseño del plan de desarme, el lehendakari optó por no participar en él, pese a la insistencia hasta última hora para que acudiera. El 8 de abril Urkullu inauguraba la línea 3 de metro en Bilbao mientras en Bayona los 'artesanos' llevaban adelante su plan de entrega de 'zulos' y arsenal de ETA.