La Policía Nacional ha abierto una investigación para tratar de averiguar desde dónde se lanzaron los objetos pesados que hirieron a dos agentes gallegos en un escaso margen de tiempo cuando trataban de sofocar las revueltas junto a la barcelonesa Plaza de Urquinaona en la tarde-noche del pasado 18 de octubre, la jornada de mayor violencia en los disturbios provocados por los radicales en protesta por la sentencia del procés.
Según ha podido conocer El Independiente en fuentes policiales, las principales sospechas de la Brigada Provincial de Información de Barcelona se centran en uno de los edificios existentes en la confluencia de las calles Les Jonqueres y Trafalgar, próximas a Urquinaona. Fue justo en ese punto donde resultaron heridos dos de los policías que han requerido ingreso hospitalario: el vigués Iván A.F. con un traumatismo cranoencefálico que lo mantiene una semana después en la UCI y el coruñés Ángel H.S. con fractura abierta de radio. Este último ha recibido el alta este viernes y tenía previsto volver a su casa este sábado.
De lo que no hay dudas es de que los impactos tuvieron una trayectoria vertical, lo que aviva la tesis de que los lanzamientos se realizaron desde una cierta altura. El objeto que golpeó con severidad a Iván A.F. dejó una visible marca en la parte alta del casco del agente, de lo que cabe deducir que se pudo arrojar desde una azotea, una ventana o un balcón mientras los policías se encontraban apostados en la esquina tratando de frenar el avance de los violentos.
Ésta es la opción que cobra más fuerza, si bien tampoco se descarta que lo que impactó sobre los funcionarios de la octava sección de la Unidad de Intervención Policial (UIP) se hubiera lanzado por medio de una catapulta para ganar altura y que el proyectil pudiera hacer más daño al caer con más fuerza. Fuentes policiales consultadas por este diario consideran menos factible esta posibilidad con el argumento de que el objeto habría descrito una parábola y, por tanto, no habría caído a plomo de forma tan vertical como supuestamente ha ocurrido.
En cualquier caso, las fuentes consideran "muy difícil" que pueda terminar deteniéndose al radical o a los radicales que lesionaron a estos dos policías, ya que, salvo que aparezcan imágenes de vídeo o testimonios incriminatorios, no se podrá demostrar la autoría. "Va a ser prácticamente imposible", vaticinan.
Uno de los policías sufrió un severo traumatismo en la cabeza por el impacto de un objeto de gran tamaño que lo mantiene en la UCI de un hospital
Parapetado tras el escudero en plena batalla campal, con el casco reglamentario y portando las protecciones de codo y antebrazo, Ángel H.S. acababa de disparar a los radicales una bola de goma con la bocacha de su escopeta Franchi del calibre 12 y estaba metiendo la mano en la bolsa para sacar otra cuando sufrió el impacto. Segundos después se vio obligado a abandonar la línea policial.
"Yo estaba en la confluencia de la calle Les Jonqueres con Trafalgar y nos estaban agrediendo desde Urquinaona. De repente noté cómo una piedra de grandes dimensiones o una media baldosa me golpeó en el antebrazo derecho, lo que me provocó un gran dolor y la pérdida de sensibilidad y fuerza en la mano. Y acto seguido en el omóplato izquierdo. Lo que fuera me cayó verticalmente; no sé si venía de una azotea del edificio de la esquina o de una catapulta, pero venía de arriba", relata Ángel H.S. en conversación telefónica con este periódico desde el Hospital Sagrado Corazón de Barcelona. En este centro fue operado el pasado lunes para colocarle una placa y seis tornillos ante la fractura abierta de radio con desplazamiento que le fue diagnosticada.
El policía explica que, cuando el personal sanitario le estaba realizando una primera asistencia en la cercana Jefatura Superior, llegó el agente gallego que más grave ha resultado de los 134 que han sufrido heridas en lo que va de la Operación Ícaro: Iván A.F., el único que permanece aún hospitalizado. Continúa en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Sant Pau de Barcelona, si bien su evolución es favorable.
"Estábamos en la misma calle"
"Estaba en la misma calle y calculo que le golpearon entre 10 y 15 minutos después que a mí. Lo sé porque Iván llegó cuando me estaban atendiendo los sanitarios. Me dejaron para atenderlo a él porque revestía más gravedad. Ya luego me llevaron en ambulancia al hospital", añade Ángel H.S., adscrito a la UIP con base en La Coruña desde hace diez años.
En los vídeos se aprecia cómo un grupo formado por una decena de policías nacionales está apostado en la misma esquina de la calle Les Jonqueres -en el lado más próximo a Plaza Urquinaona, concretamente junto a un paso de cebra- en la noche del 'viernes negro'. En concreto, los agentes están a la altura del escaparate de la tienda de lámparas que hay en los bajos de ese edificio. Instantes después, varios funcionarios recorren la calle unos metros en dirección inversa llevando en volandas a Iván A.F., que acababa de recibir un fuerte impacto.
Trasladado inicialmente hasta la Jefatura Superior, el policía de la UIP con base en Vigo (Pontevedra) fue evacuado posteriormente hasta el hospital al presentar un importante traumatismo cranoencefálico y lesiones en una vértebra. Evoluciona favorablemente y las pruebas tomográficas han descartado que tenga comprometida la movilidad, pero aún tardará previsiblemente varios días en abandonar el centro sanitario.
El casco de Iván A.F. presenta una hendidura y un rozamiento importante en la parte superior, lo que acredita que el impacto fue vertical y que el objeto que le golpeó fue de un tamaño importante. Ello tira por tierra claramente la versión que trata de expandir la teoría de que el policía resultó herido por fuego amigo y no por la actuaciones de los radicales violentos.
Los cascos de los antidisturbios se someten a exigentes pruebas de resistencia, lo que descarta que al policía gallego lo golpeara una bola de goma de un compañero
Los cascos homologados que utilizan los antidisturbios del Cuerpo Nacional se someten a exigentes pruebas de resistencia para garantizar la seguridad de los funcionarios en el desempeño de su trabajo. Así, el proveedor ha de certificar que sus componentes no presentan deformaciones, grietas u otros defectos después de someterse a temperaturas extremas (exactamente 50 y -20 grados) durante cuatro horas continuadas.
También se les realizan varios disparos a la pantalla y a la superficie del casco con una pistola del calibre 22 corto y con un revólver del 38 a una distancia de cinco metros a fin de constatar que no se produzca ninguna perforación en caso de recibir un tiro durante el servicio.
Igualmente, se hacen ensayos de resistencia al impacto con una masa metálica cilíndrica de 90 milímetros de diámetro -acabada en forma semiesférica- y cinco kilos de peso cayendo desde un metro y medio y desde dos metros y medio de altura, con la intención de comprobar que no haya ninguna fisura que penetre hasta el interior del casco y que los atalajes permanecen intactos. Colocándose por dentro seis papeles en blanco intercalados con hojas de papel carbón, la marca que quede tras el golpe dará idea de si el sistema de amortiguación ha quedado excesivamente comprimido o es demasiado duro.
En el caso de Iván A.F., el casco quedó dañado exteriormente por la piedra que impactó sobre el mismo pero no quedó reventado. Si sufrió lesión en una vértebra cabe pensar que la amortiguación interior no está pensada para soportar un golpe tan brutal como el que ha experimentado el antidisturbios gallego, lo que le ha provocado un traumatismo cranoencefálico.
Protección interna del casco
La superficie interna de la cazoleta del casco está cubierta con una espuma de un centímetro y medio de grosor retardante de fuego y con capacidad para absorber el agua, según los requerimientos técnicos que exige la Policía Nacional. Quizá los sucesos de Cataluña aconsejen ahora reforzar el espesor de dicha protección para que, ante impactos tan violentos, la estructura interna proteja mejor la cabeza del agente.
No en Les Jonqueres pero sí a final de Vía Laietana en su confluencia con la Plaza de Urquinaona cayó otro Antidisturbios -en este caso de la segunda sección de la UIP, con sede en Barcelona- que también ha permanecido varios días ingresado en el Hospital Sagrado Corazón. Este agente, que pide permanecer en el anonimato y al que visitó Pedro Sánchez el pasado lunes para interesarse por su evolución, también sufrió el impacto de un objeto contundente en la cabeza durante el asedio del viernes 18 de octubre. También se sospecha que la piedra o el rodamiento que lo hirió cayó en vertical.
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