El resultado de las próximas elecciones generales es especialmente ignoto en Cataluña, donde no se han hecho hasta ahora sondeos preelectorales, a la espera de ver las consecuencias de la sentencia a los líderes del 1-O y la digestión de la oleada de disturbios violentos que la han seguido. Pero los equipos de campaña de todos los partidos trabajan ya a pleno rendimiento para preparar unos comicios en los que los turbulentos días vividos tendrán incidencia, y todos coinciden en que la CUP y el PP catalán podrían ser a priori los más beneficiados.
Los antisistema, que se presentan por primera vez a unas elecciones generales, pueden restar apoyos a ERC y, sobre todo, JxCat. Apoyos de ese sector del independentismo harto del "procesismo" que busca posiciones más contundentes y que en la última semana ha secundado las movilizaciones violentas y los llamamientos al boicot de Tsunami Democrátic o PicnicxRepublica, las dos cuentas de twitter que han capitalizado la toma de la Estación de Sants, o el Aeropuerto de El Prat, o las manifestaciones ante la Conselleria de Interior y la Delegación del Gobierno.
El PP, por su parte, parece consolidarse como el que más directamente se beneficiará de la preocupación por los incidentes en el electorado no independentista, dada la crisis de Cs, partido que supo rentabilizar la tensión de 2017 en las elecciones autonómicas del 21D. En el PSC creen que las imágenes de violencia castigan más a los socialistas fuera de Cataluña y aseguran mantener sus buenas expectativas.
PSC se consolida al frente del constitucionalismo
Así, los socialistas catalanes aseguran no tener dudas de su consolidación como líder del constitucionalismo, gracias al desplome de Cs. Afirman que mantendrán la pugna por el primer lugar con Esquerra, aunque sobre el papel pueden ser uno de los grandes perjudicados por la pesada digestión de la sentencia.
En este sentido, fuentes del PSC se muestran satisfechas con la gestión que el Gobierno ha hecho de la semana de altercados en Cataluña. "La imagen ha sido que sólo estaba el Gobierno y Buch" apuntan, frente a la inoperancia del Govern de Quim Torra. Con una salvedad, reconocen que la negativa de Pedro Sánchez a contestar las llamadas telefónicas del presidente de la Generalitat "puede haber dado aire a Torra".
En el PSC asumen ese handicap, el de dar aire al discurso del diálogo y la cerrazón del Gobierno de Torra, porque creen que las imágenes de violencia vistas en Cataluña "probablemente tendrán más costes" para el PSOE en el resto de España que en esta comunidad, y "Pedro se presenta en toda España". Además, advierten, el líder del PSOE "no podía hacer otra cosa, hablar con Torra es una trampa".
"Ha habido un gabinete de crisis, dos comparecencias diarias de Marlaska y comunicación exterior, más que en 2017" señalan estas fuentes para defender la gestión que desde el PSC se tenía claro que debía ser exclusivamente gubernamental en un momento de máxima tensión.
Con esta convicción, y la constatación de que Cs no solo no saca réditos esta vez de la tensión, sino que mantiene la expectativa de caída libre, los socialistas confían en aguantar el tirón e incluso crecer algo a costa del partido de Albert Rivera, aunque son conscientes de que será el PP quien más se beneficie de su descenso.
Recuperación del PP
En los últimos sondeos el PP experimenta un fuerte crecimiento de intención de voto. que lo coloca ya cómodamente por encima de la barrera psicológica de los 100 escaños, lo que supone ganar más de 35 diputados respecto a las elecciones del 28A.
Una parte de esa ganancia se producirá en Cataluña, aseguran fuentes del PP catalán, convencidos de que el viento a favor del PP se sumará aquí a la preocupación generada por la semana de violentos disturbios que se ha sucedido a la publicación de la sentencia del procés.
La pasada primavera el PP catalán tuvo su peor resultado histórico en Cataluña, con un solo diputado por la provincia de Barcelona, el mismo rédito que Vox. El 10N, sin embargo, los populares catalanes están convencidos de que obtendrán tres diputados por Barcelona y un cuarto por Tarragona. Reconocen que "sigue siendo difícil conseguir el diputado por Lleida", que tradicionalmente habían tenido, y "prácticamente imposible" obtener representación en Girona, una provincia que siempre les ha sido hostil.
Se trata, en todo caso, de unos números sustancialmente superiores a los que el PP catalán manejaba hace apenas dos semanas, cuando solo estaban seguros de conseguir el segundo diputado por Barcelona. Entonces Cs había recuperado el protagonismo en Cataluña con la moción de censura presentada en el Parlament contra Quim Torra y el PSC se disputaba el primer lugar en los sondeos con Esquerra Republicana.
JxCat cruza los dedos
En JxCat las perspectivas no son halagüeñas, pero los neoconvergentes confían en que la competencia de la CUP reste más a ERC que a su marca. El partido de Carles Puigdemont ya sufrió un severo correctivo el 28A, cuando se quedó con siete diputados en la cuarta posición en Cataluña. "En ERC tienen de donde perder" apuntan desde esta formación señalando a los 15 diputados de los republicanos.
De la incidencia que la candidatura de la CUP tenga en estas primeras elecciones generales para ellos dependerá que Esquerra se mantenga como primera fuerza en Cataluña. El 28A los republicanos ganaron las elecciones en Cataluña con un millón de votos 15 diputados, rentabilizando su distribución en el territorio como en tiempos hacía CiU, puesto que el PSC, con sólo 50.000 votos menos se quedó a tres escaños del partido de Oriol Junqueras.
Gestión errática y abucheos a Rufián
Esta vez, los republicanos tienen a favor la indignación del electorado independentista por la condena a 13 años impuesta a su líder, Oriol Junqueras. Pero la gestión errática que el Govern ha hecho de la crisis de seguridad no ayuda a sus expectativas, como demostró el sonoro abucheo con el que Gabriel Rufián fue obligado a abandonar una concentración independentista el pasado sábado.
Los sectores más ortodoxos del independentismo consideran una traición la actuación que la policía autonómica haya actuado contra los violentos, y las gesticulaciones de diversos dirigentes republicanos no han impedido que señalen a ERC como responsable, en parte, de esa actuación. La incapacidad de mantener la unidad independentista en la respuesta a la sentencia del procés juega también en su contra.
A este escenario responde, tanto por parte de ERC como de JxCat, la presentación de una propuesta de resolución conjunta en la que vuelven a apelar a la autodeterminación. Iniciativa con la que el republicano Roger Torrent abandona su estrategia de evitar envites gestuales que puedan tener consecuencias penales para abanderar la defensa del Parlament contra la "censura" impuesta supuestamente por el Gobierno y el Tribunal Constitucional.
De hecho, el partido de Carles Puigemont es el que con más interrogantes acude a las urnas. Si hace seis meses ya perdió un diputado y se convirtió en cuarta fuerza, por detrás de ERC, PSC y los comunes, los últimos sondeos le auguraban en septiembre un resultado todavía más precario en una convocatoria en la que no contarán con el tirón electoral del ex president fugado.
Y esas encuestas no recogían todavía la gestión todavía más errática de la respuesta a la sentencia por parte de Quim Torra, ni la presentación de la candidatura de la CUP, que hoy por hoy puede restar más apoyos a JxCat que a Esquerra.
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