El constitucionalismo ha vuelto a llenar el centro de Barcelona este domingo en respuesta esta vez a la violenta reacción independentista a al sentencia del procés. Miles de manifestantes -400.000 según la organización, 80.000 según la Guardia Urbana- llenan el Paseo de Gracia y las calles aledañas convocados por Sociedad Civil Catalana (SCC) solo un día después de que ANC y Ómnium convocaran a unas manzanas de aquí una concentración que volvió a concluir con violentos enfrentamientos con la policía.
Bajo el lema "basta" al procés independentista y a los disturbios, y al grito de "barcelona no se quema" los constitucionalistas han respondido a los radicales que han convertido Barcelona en escenario de violencia, SCC ha convocado en una marcha con destacada participación de todos los partidos constitucionalistas, que han desembarcado en Barcelona con sus cúpulas. Con la excepción de Vox, excluido explícitamente de la marcha por el presidente de la entidad, Fernando Sánchez Costa.
El presidente de SCC se ha sumado hoy a todos los partidos de la oposición en Cataluña y ha pedido a Quim Torra que convoque elecciones. “Si no sabe o no quiere gobernar para todos los catalanes, ponga las urnas” ha clamado parafraseando el grito de Carme Forcadell a Artur Mas en 2014, antes del primer referéndum ilegal del 9N.
Sánchez Costa ha reclamado además la reforma de una ley electoral “que es un candado injustificable que impide la alternancia democrática en Cataluña” y una auditoria para saber “cuanto dinero ha ido a un proyecto de ruptura ilegal”. Y ha advertido además a los partidos de ámbito nacional que los catalanes constitucionalistas “no volveremos a ser moneda de cambio de un acuerdo entre las élites, no vamos a permitir nunca más que se confunda a Cataluña con sus élites nacionalistas”.
Nadie os expulsará de Cataluña, no nos dejéis solos" piden a Policía y Guardia Civil se llevan la mayor ovación junto a los Mossos
El líder de SCC ha pedido además la neutralidd de los espacios públicos y la “normalización del español”, la “despolitización” de los Mossos y los medios públicos, en una intervención en la que ha criticado a una Cataluña “sectaria y decadente” que “tiene como referente a Arnaldo Otegi” y ha salido en defensa de todos los cuerpos de segurida que estos días actúan en Cataluña, con fuertes críticas del independentismo.
Tras vitorear a los agentes de los Mossos heridos ayer durante los disturbios en el centro de Barcelona “en un nuevo episodio de kale borroka” Sánchez ha dejado claro que “si os agreden a uno nos agreden a todos porque estáis defendiendo nuestros derechos y nuestra libertad” y ha expresad su reconocimiento también a la Policía y Guardia Civil.
“Nadie os expulsará de Cataluña” ha advertido, “no nos dejéis solos” ha añadido para lamentar la imagen de una Barcelona “tomada por la violencia y las llamas en las últimas semanas” sumida en un “bucle chouvinista provinciano con cadencia batasuna”.
Sánchez ha comparado esta Cataluña actual con la del 92 para afirmar que sólo hay una conclusión posible: “basta violencia, basta confrontación, odio, basta decandecia y basta procés”. Y ha acusado al nacionalismo de “habernos robado los últimos diez años”.
“Estamos hartos de esta matraca tóxica” ha concluido Sánchez Costa, “nunca más catalanes de segunda, nunca mas callados o resignados”. Antes que él, Alex Ramos ha revindicado la figura de Josep Tarredallas como otro catalanismo posible, leal a España.
Barcelona no se quema
"Barcelona no se quema" o "este es el pueblo de Cataluña" han acompañado esta vez a un lema ya habitual en las manifestaciones constitucionalistas: "Puigdemont a la prisión" y abucheos de algún sector a los periodistas de TV3. En un ambiente festivo, los miles de manifestantes que han llenado el centro de Barcelona corean otros lemas como "somos españoles, no somos fachas", y otras consignas dirigidas a la televisión pública autonómica: "TV3, manipuladora".
En segundoa fila, representantes de todos los partidos constitucionalistas. El partido de Santiago Abascal ha estado representado por su candidato por Barcelona, Ignacio Garriga, pero ha evitado el despliegue del PP con Pablo Casado y Cayetana Álvarez de Toledo, Cs con Albert Rivera e Inés Arrimadas, y el PSOE, que pese a las reticencias iniciales está representado por dos ministros, Josep Borrell y José Luís Ábalos, y los presidentes del Congreso y el Senado Mertixell Batet y Manuel Cruz.
La presencia de los dirigentes del PSOE ha sido la más contestada por parte de los manifestantes que les han gritado que "¡Nos tenéis abandonados!" y les han exigido romper acuerdos con los independentistas. Ninguno de los dirigentes del PSOE ha llegado al escenario en el que se han producido los parlamentos, donde si han compartido espacio Albert Rivera y Pablo Casado.
El líder de Cs ha advertido que "no se puede con los que quieren romper este país y queman las calles". Rivera ha reclamado "buscar soluciones de futuro" y ha reclamado apoyo para los mossos y policías heridos en los últimos disturbios.
En relación a las violentas protestas del independentismo, Borrell, ha afirmado este domingo que no había visto disturbios en España como los de estos días en Barcelona "desde los tiempos de la reconversión industrial, allá por los años 80" y ha lamentado que las manifestaciones de los radicales han alcanzado "unos niveles de violencia como nunca habíamos visto", al tiempo que ha agradecido el trabajo policial, porque "sin ellos Barcelona estaría completamente fuera de control".
Por su parte, el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, ha asegurado este sábado que "Cataluña está quedando muy perjudicada por la deriva independentista".
Pese al intento de bloqueo por parte de separatistas radicales -que han tratado de cortar carreteras y vías de tren este domingo para impedir la llegada de constitucionalistas a la convocatoria- el centro de Barcelona se ha llenado de miles de manifestantes que tienen como objeto dar una lección de democracia en Cataluña y defender la unidad de España. "Nuestro momento ha llegado", rezaba la plataforma constitucionalista.
La manifestación pretende emular las históricas movilizaciones que convocó SCC en Barcelona tras el 1-O, especialmente la del 8 de octubre de 2017, la primera vez que los catalanes contrarios a la independencia salieron masivamente a la calle.
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