A pesar de que los últimos sondeos sobre intención de voto apuntan a que Santiago Abascal se mueve en una horquilla de entre 41 y 50 escaños, en el cuartel general de Vox rebajan esos datos por debajo de los 40, lo que para ellos ya es un resultado exitoso. Creen que “todo es un juego de expectativas” y que si se alimentan éstas al alza la lectura de la noche electoral será de derrota, en la medida en que “hemos quedado por debajo de lo esperado”, se quejan.
El cálculo es anterior a la participación de su candidato a la presidencia del Gobierno, Santiago Abascal, en el debate televisado de la noche de este lunes, del que los dirigentes de Vox han salido más que satisfechos. El líder de esta formación de ultraderecha fue de menos a más y pudo lucirse ante su electorado, sin réplicas ni confrontación, en cuestiones como la eliminación de las autonomías, la vinculación de la inmigración con la delincuencia o anunciando su propuesta de ilegalizar los partidos independentistas. Que eso, además de consolidar a su votante, haya servido para ganar votos está por ver, pero en Vox no quieren lanzar las campanas al vuelo y apuestan por la prudencia.
Ya lo dijo su jefe de filas durante el debate a cinco de este lunes, su objetivo es a medio y largo plazo, si no es en estas elecciones, ya será en las siguientes, o en las posteriores, que, a tenor de lo visto podría ser más pronto de lo previsto dado la situación de bloqueo
Como es habitual en esta formación política, apuntan al Gobierno, a los medios de comunicación y a las empresas demoscópicas como parte de una estrategia orquestada para desacreditar su resultado, aunque lo cierto es que ellos mismos creen que superarán la barrera de los treinta asientos en el Congreso, por lo que un número que quedara por debajo de esa cifra no superaría ni sus propias expectativas.
Cuidado con las encuestas, que algunos las utilizarán para agitar el miedo, y otros para menospreciar el resultado que nos den las urnas.
— Santiago Abascal (@Santi_ABASCAL) November 3, 2019
Nosotros a lo nuestro, sin euforia y sin miedo. Con los diputados que nos den los españoles construiremos la gran alternativa patriótica. 🇪🇸
Sin sondeos propios, sí ven una tendencia ascendente que les permitirá, dicen, no sólo consolidar los resultados del 28 de abril, sino subir en representación en muy buena medida por la caída de Ciudadanos y de la participación, que el último CIS estimó en 10 puntos menos que en las anteriores generales, que fue del 71,76 por ciento. Así, sin necesidad de incrementar el número de votos, pueden recoger muchos restos en provincias medianas y pequeñas de las que quede descabalgado Ciudadanos.
Pero esa supuesta estrategia orquestada tiene otro objetivo a decir de las mismas fuentes de Vox : movilizar al votante de izquierdas. Los de Abascal se sienten utilizados por Pedro Sánchez, que pretende repetir la estrategia del 28-A respecto a la llegada de la ultraderecha al Congreso. Ahora “se trata de decir que vamos a sacar cincuenta escaños para azuzar el miedo entre el electorado de izquierdas”, afirman.
La verdad es que de ser así Sánchez hubiera aprovechado más el debate para intentar confrontar con Abascal, y no lo hizo. Tiene lógica que Pablo Casado y Albert Rivera no quisieran entrar en el cara a cara con el líder de Vox, para no darle más protagonismo, pero el candidato socialista le dejó escapar vivo salvo acusar a PP y Ciudadanos de sus pactos en Comunidades y ayuntamientos.
No es la primera vez que los sondeos encumbran a Vox
En todo caso, la hipotética estrategia de "engordar" artificialmente a Vox -de la que deberían participar todas las empresas demoscópicas- ya no podría sostenerse en los sondeos, puesto que la periclitada ley electoral de nuestro país impide que se sigan publicando, que no realizando.
No es la primera vez que las encuestas con intención de voto encumbran a Vox. Ocurrió también en abril, donde les pusieron por encima de la barrera de los 50 escaños, en buena medida para compensar el fiasco de las elecciones andaluzas, donde ningún estudio demoscópico detectó los 12 escaños que consiguió en la Cámara autonómica. Luego las urnas los dejaron en 24 diputados nacionales, un resultado más que aceptable partiendo de la nada, pero muy lejos de las previsiones. Los buenos resultados de Rivera, con 57 escaños, sólo nueve menos que Pablo Casado, que se hundió hasta los 66, dejaron a los de Vox en cierta irrelevancia política, a pesar de ser muy activos en el Congreso.
Ahora, si son tercera fuerza política, pueden coger aún más impulso.
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