Es una historia repetida en EA pero que está vez ha terminado en los tribunales. La ya casi crónica división interna en el seno de Eusko Alkartasuna, la formación que en 1986 fundó quien fuera lehendakari del Gobierno vasco, Carlos Garaikoetxea, -tras una dura escisión del PNV-, arrastra un polémico proceso de primarias sobre el que a partir de esta mañana deberá pronunciarse un juez. El partido, integrado dentro de la coalición EH Bildu, había sido liderado hasta el pasado 24 de junio por Pello Urizar, quien ha estado al frente del mismo durante la última década. Tras anunciar que abandonaba el cargo, el partido convocó un proceso de primarias que no ha hecho sino fracturar aún más la formación.
Los denunciantes han solicitado en el juzgado de instrucción número 7 de Vitoria que se suspenda de manera cautelar el nombramiento de Eba Blanco como nueva secretaria general de EA hasta que se resuelva la denuncia interpuesta. Los críticos consideran que tal designación se produjo vulnerando los derechos de la candidatura de Ramírez y desoyendo a la comisión de garantías de la formación que acreditó irregularidades en el proceso de primarias.
Al mismo concurrieron la candidata Eba Blanco, afín al sector oficial, y el líder del llamado sector crítico, Maiorga Ramírez, que cuenta con el respaldo del fundador del partido, Garaikoetxea. El proceso interno establece que para poder concurrir a liderar el partido se debe presentar un mínimo de 50 avales de militantes, con un mínimo de cinco avales en cada una de las provincias o territorios. En el caso de la candidata 'oficial', partidaria de mantener la alianza con la izquierda abertzale actual, formalizó apenas 60 avales. Su rival en la carrera por dirigir EA, en cambio, presentó 400 avales. Ramírez defiende que el partido corre el riesgo de "diluirse" tras haber pedido su identidad y peso fagocitado por el entorno de Otegi.
EA ha proclamado secretaria general a Eba Blanco, con 50 avales, tras impedir a Ramírez oficializar sus 400 avales
La Comisión Electoral dio por buenos los avales de Blanco pero no parte de los de Ramírez, en particular los relativos al País Vasco Francés, donde de los siete que presentaron los críticos anuló cinco, dejando únicamente dos y no alcanzando así el mínimo de cinco por territorio requeridos por el reglamento interno. Los críticos recurrieron la decisión a la Comisión de Garantías, aduciendo que se les negó información sobre la base de datos de la militancia y dificultades de acceso al censo, la cual les dio la razón.
División crónica
Sin embargo, la Comisión de Organización Electoral procedió el pasado 28 de octubre a proclamar de modo automático a Eba Blanco como nueva secretaria general de Eusko Alkartasuna, al considerar que sólo concurría una candidatura válida que hacía innecesario llamar a votar a los militantes.
Pese a la gran diferencia de apoyos logrados por una y otro, 50 avales frente a los 400 presentados por Ramírez, Blanco lidera desde hace una semana el partido. Su principal respaldo lo logra en Vizcaya, frente al apoyo mayoritario que los críticos han obtenido en Navarra, Álava y Guipúzcoa. Es precisamente este último territorio uno de los que históricamente más crítico se ha mostrado con la senda del partido en los últimos años. Ya en 2009, cuando Urizar accedió a la secretaría general de EA, lo hizo en un clima de división que hizo que un sector de EA llegara incluso a formar su propio partido, Hamaikabat, liderado por Iñaki Galdós.
Eusko Alkartasuna acumula en sus 33 años de historia una convulsa relación con el panorama nacionalista en Euskadi. Su origen data una escisión con el PNV a cargo de Carlos Garaikoetxea en septiembre de 1986 y que produjo una profunda división en el nacionalismo. Sus primeros años fueron los de mayor respaldo social, logrando incluso mejores resultados que el PNV en territorios como Guipúzcoa o Álava en varias ocasiones. Sin embargo, poco a poco el declive de EA se fue agudizando.
La división interna en EA se ha agudizado al considerar un sector del partido que la izquierda abertzale les ha 'fagocitado'
En 2001 se produjo el acercamiento con el PNV que le llevó a presentarse en coalición a varias convocatorias electorales. Los dos partidos incluso conformaron coaliciones de Gobierno en Euskadi. Pero tampoco esta sintonía duraría para siempre. Una década después, el sector más soberanista y crítico con el nacionalismo institucional se hizo con el control del partido y reforzó su sintonía con la izquierda abertzale. La secuencia fue similar en Navarra, uno de los territorios con mayor peso para EA, donde el partido pasó de estar integrado en una coalición con el PNV, bajo la marca Nafarroa Bai a ser expulsado del mismo por su acercamiento a la izquierda abertzale.
Con la constitución de EH Bildu, EA pasó a formar parte de ella y a secundar los postulados del entorno que lideró Arnaldo Otegi. Un proceso que en muchos sectores del partido vieron con preocupación por el impacto que tendría en la identidad de la formación. Hoy el sector crítico considera que el peso que EA tiene en el seno de EH Bildu es prácticamente nulo y que existe un riesgo cierto de desaparecer.
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