Sin luz y sin taquígrafos. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han firmado este martes un preacuerdo por el que se comprometen a formar un Gobierno de coalición que incluya a miembros de Unidas Podemos en el Ejecutivo. El presidente en funciones ha hablado de una firma "ilusionante" que responde al "compromiso de ambas formaciones para propiciar una propuesta para desbloquear la gobernabilidad en España", sellada con un abrazo. Ninguna aclaración más. Los líderes de PSOE y de Unidas Podemos no han admitido las preguntas de los periodistas sobre el alcance de ese acuerdo ni sobre la mayoría parlamentaria que lo sustentará ni sobre por qué no fue posible antes de una repetición electoral.
Los candidatos a presidente y vicepresidente del Gobierno si esa fórmula prospera han protagonizado ese golpe de efecto frente al hartazgo ciudadano por la fata de gobernabilidad, sin aclarar ninguna incógnita más allá de presentar un pequeño documento programático con las líneas generales de sus acuerdos habituales, desde los frustrados Presupuestos hasta la negociación fallida de investidura en julio.
La fotografía de hoy constata que Iglesias gana el pulso que le echó a Pedro Sánchez cuando rechazó su oferta de coalición sin él y con tres ministerios sin apenas competencias. Cuatro meses después, Iglesias se convertirá en vicepresidente del primer Gobierno de coalición de la historia de España, después de que Sánchez entierre sin ningún escrúpulo todas sus reticencias sobre esta fórmula.
"El acuerdo que hoy estamos presentando no fue posible tras las pasadas elecciones", ha explicado el líder socialista, que ha argumentado que ahora era "necesario superar la situación de bloqueo". "El proyecto político es tan ilusionante que supera cualquier tipo de desencuentro que hayamos podido tener en los últimos meses", ha añadido, para justificar todos los argumentos que dio en contra de una coalición con Podemos hasta ahora, desde sus discrepancias en asuntos de Estado como Cataluña o las directrices económicas europeas, hasta la inestabilidad que generaría "tener dos gobiernos en uno" o la falta de lealtad de Pablo Iglesias.
El preacuerdo de Gobierno recoge principios generales, pero no desgrana políticas concretas. Aboga por "combatir la precariedad del mercado laboral y garantizar trabajo digno, estable y de calidad" pero no plantea derogar la reforma laboral de Mariano Rajoy, como siempre ha exigido Iglesias.
Tampoco afecta al control de precios del sistema eléctrico o energético, como siempre han defendido los morados. El único punto ambiental contempla luchar contra el cambio climático, hacer una "transición ecológica justa", proteger la biodiversidad o garantizar un trato digno a los animales.
El documento también apuesta por impulsar la ciencia, fomentar la cultura, favorecer a pymes y autónomos sin abundar en cómo lo harán. Otra de las propuestas estrella de Podemos, la de controlar los precios del alquiler, se queda en una frase más bien superficial: "La vivienda como derecho y no como mera mercancía".
El acuerdo, negociado con gran secretismo durante la tarde del lunes, se produce una semana antes de que la Audiencia Provincial de Sevilla notifique la sentencia del caso ERE que enjuicia a dos ex presidentes del PSOE y de la comunidad, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, que se enfrenta a una petición de cárcel de la Fiscalía de seis años por malversación de fondos públicos.
"Será un Gobierno rotundamente progresista", ha dicho Sánchez, que asegura que es un acuerdo "para cuatro años" basado "en la lealtad" y que está "abierto a otras fuerzas políticas para hacer un acuerdo sostenible que permita no solo una investidura, sino una legislatura".
"Como dije la noche electoral, lo que en abril era una oportunidad se había convertido en una necesidad histórica", ha valorado por su parte Pablo Iglesias, que ha subrayado la necesidad de conformar un "gobierno de coalición" que cuente con la experiencia del PSOE "y la valentía de Podemos".
"Quiero agradecerle a Pedro Sánchez su generosidad", ha dicho el secretario general de la formación morada, que ha prometido "toda la lealtad" al presidente en funciones.
Ante la mirada de Adriana Lastra, Irene Montero, Alberto Garzón, Iván Redondo, Jaume Asens, Yolanda Díaz o Rafael Simancas, los dos líderes han comparecido para firmar el preacuerdo de forma solemne y posar ante las cámaras dándose la mano.
Para que el acuerdo salga adelante, necesita del apoyo del PNV y los partidos regionalistas y la abstención por lo menos de Esquerra Republicana de Catalunya, que los partidos dan por seguro.
Fuentes del PSOE y de Unidas Podemos habían confirmado los contactos y avanzado que se produciría una declaración conjunta de ambos en el Congreso de los Diputados para dar cuenta de los detalles de ese preacuerdo.
Desde Podemos dan por hecho que Iglesias estará dentro de ese Ejecutivo de coalición aunque insisten en que lo primero es pactar un acuerdo programático y después se hablará de los sillones.
Otro de los nombres que ha sonado como posible ministrable en un Gobierno de coalición con el PSOE es el diputado de Unidas Podemos y exlíder de Equo, Juantxo López de Uralde.
Las fuentes socialistas han indicado que desde el mismo lunes Sánchez e Iglesias han estado hablando sobre un preacuerdo de Gobierno de coalición. Ha sido el propio Sánchez el que ha asumido el protagonismo de las conversaciones con Iglesias desde entonces, añaden las fuentes.
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