Todas las alarmas han saltado en el Palacio de San Esteban. El tándem de Gobierno que tanto les costó edificar a PP y Ciudadanos en la región en base a transmitir una imagen de unidad que debilitase las pretensiones de la izquierda en este territorio comienza a tambalearse. Y el motivo no es otro que la enorme crisis medioambiental que amenaza a la mayor joya natural de Murcia, y que ha abierto serias grietas en la alianza gubernamental.
La moción de censura con la que amagaba el líder socialista murciano, Diego Conesa, es ya una realidad, y según adelantó El Independiente se plantea de cara al 13 de diciembre, cuando se cumplen dos meses del desastre del Mar Menor. Pero las cuentas no salen sin Ciudadanos, a los que los socialistas invitan a sumarse para "regenerar y romper las dinámicas regionales" frente a años de inacción y de promesas incumplidas en la materia del Partido Popular "cuando ellos tienen las competencias ambientales", denuncia Conesa en declaraciones a este medio.
Altos cargos del partido asumen que unirse a la moción de Conesa implicaría un "revulsivo" a los malos tiempos de Cs
La responsabilidad, por tanto, está ahora sobre el tejado de Ciudadanos, que se encuentran sumidos en la peor crisis de la historia del partido: el 10-N dejó al borde de la desaparición a los naranjas, con tan sólo 10 escaños -pierde 47 respecto a abril-, con los pesos pesados fuera del Congreso de los Diputados y sin Albert Rivera. Y aunque la línea oficial suscrita por Isabel Franco es la de no secundar la moción, altos cargos del partido en la Región empiezan a subir la voz para pedir a la dirección que dé un golpe encima de la mesa y asuma la propuesta socialista como "revulsivo para los malos tiempos que corren en el partido" ya que conllevaría "un comportamiento ejemplar".
Las mismas fuentes relatan que "plantar a López Miras ahora tendría todo el sentido porque hay un motivo de peso encima de la mesa" y es que "el PP ha ignorado con creces la urgencia medioambiental" después de "años" en los que "ha primado los intereses personales" y que ha terminado desbordando al Ejecutivo popular, que achacaba primero el desastre ecológico a la DANA para responsabilizar después al Gobierno central.
"Ciudadanos llegó a la Región para regenerar, y ahora hay una oportunidad para hacerlo", zanjan. La suma de PSOE y Ciudadanos, efectivamente, alcanza la mayoría absoluta de 23 escaños en la Asamblea de Murcia. El actual Ejecutivo, sostenido por una vicepresidenta de Ciudadanos -también salpicada por polémicas en las primarias dentro de su partido- y por el presidente del PP, Fernando López Miras, cuenta con el apoyo externo de Vox, que ahora amenaza con bloquear los presupuestos si no cumple su acuerdo de investidura. Este partido cuenta con una posición de fuerza tras ganar las elecciones en la Región, por encima de los populares y de liberales.
La moción de censura puede interesar incluso a nivel estratégico a los naranjas por las desastrosas consecuencias electorales, también en la Región, donde Ciudadanos no han obtenido representación (7,43% de los votos y casi 53.000 papeletas): a partir de enero, López Miras podrá convocar elecciones de nuevo y, en ese caso, los resultados podrían hundir aún más a los naranjas, que se arriesgan a perder una de las últimas bazas para esquivar la desaparición: el poder territorial.
Una alianza débil
La tensión por la crisis del Mar Menor puso en jaque la fortaleza del Ejecutivo de Murcia, en el que el pasado 26 de julio Ciudadanos terminó garantizando la continuidad del PP -en el poder durante 24 años- pese a que los murcianos dieron la victoria al PSOE de Diego Conesa en las autonómicas del 26 de mayo. El equipo de Isabel Franco obedecía entonces a las órdenes de la dirección de Madrid, en la que habían extendido el veto al 'sanchismo' también en su versión territorial.
Pero el tándem comenzó a tambalearse cuando la inacción del equipo del PP ante el desastre natural pasó a ser insostenible. Los naranjas se desmarcaron de las políticas de sus compañeros de Gobierno -López Miras llegó a afirmar incluso hace unos meses que el estado del Mar Menor "es el mejor desde que comenzamos a trabajar en su regeneración"- que se hizo pública gracias a una carta que la propia Franco publicó en los medios de comunicación.
En ella, Franco evidenciaba el estado crítico en que se encontraban sus relaciones con el dirigente popular pese a las directrices de Madrid, en la que señalaba directamente al consejero de Presidencia, Javier Cedrán, de no liberar partidas para solucionar la crisis ambiental y en la que instaba a enmendar la situación si no querían quedarse solos en el Gobierno.
El cruce de ataques llegó a ser insostenible cuando el diputado naranja, Juan José Molina advirtió a los populares desde la tribuna del pleno: "Somos sus socios, pero no seremos sus cómplices", advertía.
Prudencia ante la descomposición en Madrid
El discurso entonado ahora por Isabel Franco es mucho menos crítico mientras que el desastre medioambiental sigue apretando la soga al cuello de los dirigentes murcianos. La también consejera de Mujer, Igualdad, LGTBI, Familias y Política Social ha asegurado que el acuerdo con el PP "sigue vigente" porque, asegura, está habiendo respuesta por parte de los de López Miras. "Nos reunimos continuamente con el fin de coordinar las acciones a desarrollar desde el partido, el Grupo Parlamentario y desde el Gobierno".
Pero mantienen la prudencia, y aunque a priori descartan la moción de censura planteada por el PSOE, sí asegura que la posibilidad de romper su pacto "se barajó" aunque "eso no significa que se decida a adoptarla" a la espera, por tanto, del nuevo rumbo que tome el partido en Madrid.
Y es que, según relatan fuentes del partido, secundar o no la moción de censura es una decisión de calado que tendría que tomarse "al compás de Madrid", donde la Ejecutiva está ahora disuelta y donde están a la espera de la reunión del Consejo General para que nombre a una gestora y emplace a la celebración de la quinta Asamblea General del partido, de la que saldrá no sólo el nombre del heredero de Ciudadanos, sino también la línea que marcará al partido en el futuro.
"En este momento nos planteamos seguir gobernando y esperar al Consejo Extraordinario de Ciudadanos y los cambios que pueda sufrir el partido para adaptarnos a ellos desde Murcia. Esas decisiones, una vez alcanzadas a nivel nacional, afectarán también a nivel autonómico", declaraba ayer ante los medios Isabel Franco.
Apoyar la moción de censura planteada por el PSOE implicaría un golpe a la línea marcada por el dimitido Albert Rivera y por su ahora descompuesto búnker privado, que instó a enmarcar las negociaciones territoriales con el PP como socio preferente. Pero el levantamiento expreso del veto a Sánchez del ex presidente de Ciudadanos podría tener su extensión territorial, aunque desde el partido instan a «esperar» a que se configure la nueva Ejecutiva, que marcará necesariamente la dirección del partido.
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