"Empiezo una nueva etapa en mi vida. Con más libertad, más ganas de vivir que nunca". El pasado 11 de noviembre, Albert Rivera hacía gala de un acción que, como repetían destacados dirigentes, "es poco habitual en la política española", donde la permanencia en un cargo público constituye un mal endémico más que habitual y que el propio ex dirigente naranja se encargó de reseñar en su discurso de despedida.
Pasadas las doce del mediodía, comparecía el ya ex presidente de Ciudadanos para asumir responsabilidades por los pésimos resultados electorales del partido que había capitaneado durante 13 años para comunicar oficialmente que lo dejaba. El partido, el Congreso y la política. Rivera había abierto personalmente la vía "para ser el impulsor de la renovación en Ciudadanos", apuntaba José Manuel Villegas en una entrevista esta semana, y sería el camino que seguirían los miembros más destacados de su war room particular.
Los primeros en evidenciar la carencia de referentes de peso en un momento clave para la subsistencia de Ciudadanos fueron el ex diputado por Toledo y peso pesado de la cúpula naranja, Juan Carlos Girauta; y su jefe de prensa, Daniel Bardavío. Y unos días después continuaría la sangría con el paso al lado del eterno número dos, José Manuel Villegas; y el secretario de Comunicación y otro de los responsables de la errática campaña electoral, Fernando de Páramo, que hacía pública su decisión de abandonar la política a través de una carta.
Han transcurrido dos semanas que "no han sido nada fáciles", destaca un dirigente cercano a la cúpula, desde que Albert Rivera pasase a engrosar la lista del paro, desde aquella fatídica noche electoral para los liberales y desde que el catalán verbalizase ante una sede a reventar su discurso de despedida, en el que se encargó de dejar claro en qué sentido irían sus pasos inmediatos ante el "cierre de esta etapa": inaugurar la cuarentena abstraído por completo en su vida personal. "Creo que ha llegado el momento de servir a otra gente. A mis padres, que dejen de sufrir lo que han sufrido; a mi hija, a la que le he dedicado menos horas de las que debería; a mi pareja, que ha estado aguantándolo todo, contra viento y marea en todo momento; a mis amigos, que me veían la tele, y quiero que a partir de ahora me vean en una reunión con ellos, tomando un vino".
Y sus planes no pasan por regresar. "Ojalá vuelva", señala un destacado dirigente naranja y ex compañero de Rivera. "Cuando sea, dentro de cinco o de 10 años, pero que vuelva", insiste, para a renglón seguido afirmar que, en sus últimas conversaciones con el catalán ha podido comprobar que "no tiene ninguna intención de hacerlo".
El entorno de Rivera señala que "no volverá ni al partido ni a la política" y "su única obsesión ahora es dedicar tiempo a su pareja y a sus amigos"
"No volverá ni al partido ni a la política", confirma otra fuente de la máxima confianza de un Albert Rivera que "está completamente desconectado y cuya única obsesión ahora es dedicarle tiempo a su pareja y a sus amigos". "Una de las cosas que más repite es que ahora va a poder disfrutar de los sábados y domingos", señala la misma fuente, que ha intercambiado mensajes con Rivera en los últimos días y que pudo saludarle cuando éste acudió a su despacho en el Congreso para recoger sus cosas esta misma semana, al que vio "fenomenal, muy feliz. Es que tiene otra cara. Después de años sometido a muchísima intensidad es lógico que necesite un tiempo de desintoxicación", apuntan.
La semana de su aniversario había pasado a ser una de las peores de su vida. Más allá de la efímera visita a la Cámara Baja esta semana, la última vez que Albert Rivera se reunió con la plana mayor del partido tras oficializar su dimisión fue el pasado 15 de noviembre, cuando el catalán cumplía 40 años. El ex presidente de Ciudadanos trataba de hacer borrón del aciago capítulo e invitaba a dirigentes como José Manuel Villegas, Begoña Villacís, Marcos de Quinto, Edmundo Bal o José María Espejo a la urbanización La Finca (Pozuelo de Alarcón), donde comparte vivienda con su pareja. Y algunas de las voces del partido presentes en la fiesta de cumpleaños señalan que, "pese a lo que se haya podido contar", no se aprovechó el encuentro para tratar de armar el descompuesto puzzle que es ahora Ciudadanos. "No va a condicionarnos ni a opinar sobre la sucesión en el partido porque es algo interno y él ya está fuera de todo ello", zanjan.
La Caixa o LLYC
Albert Rivera inauguró la cuarentena en el paro. Con su dimisión, renunciaba a su sueldo como diputado y a sus ingresos como líder de Ciudadanos con unos ahorros de 4.500 euros, según la declaración de bienes y rentas en el Congreso actualizada el pasado mes de mayo.
Y es que más allá de disfrutar de su vida privada, el siguiente gran interrogante que se abre en la reconversión de Albert Rivera es en qué ámbito laboral desembarcará el ex político, una cuestión que su entorno no concreta, aunque insisten en que "puede estar tranquilo, porque en cuanto busque encontrará. Incluso en cualquier puesto intermedio va a cobrar más de lo que percibía en política".
Rivera, ahora de viaje según sus allegados, alargará su descanso al menos hasta diciembre y, a partir de entonces, "empezará a escuchar ofertas" para dar continuidad a su todavía temprana vida laboral. Ninguno de sus acérrimos se atreve a precisar el futuro laboral del ex líder naranja porque "ni él realmente lo sabe", aunque el cerco de posibilidades queda bastante reducido.
Una de las principales opciones pasa por el retorno a su puesto en el equipo jurídico de La Caixa, entidad de la que pidió la excedencia en 2006 para pilotar la entonces incipiente plataforma Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía en Cataluña con tan sólo 27 años. Trabajó como abogado en el banco durante cuatro años, desde que se licenció en 2002 en Derecho por la Universidad Ramón Llul de Barcelona.
Entre las opciones para retomar su vida laboral destaca su retorno como abogado a La Caixa o pasarse a la consultora LLYC
Sin embargo y según su entorno, su futuro estaría en Madrid, donde reside actualmente, por lo que encima de la mesa también está la posibilidad de que Rivera sea otro partícipe de la permeabilidad entre la vida pública y la empresa privada para fichar por alguna consultaría, entre las que suena especialmente Llorente & Cuenca (ahora LLYC).
Se trata de una compañía que ha atraído a muchos y muy importantes ex políticos a sus filas, como Jordi Sevilla, ex ministro de Administraciones Públicas durante la época de Zapatero y actual presidente de Red Eléctrica de España; Constantino Méndez, ex secretario de Estado de Defensa; o el ex ministro de Trabajo durante la era Aznar, Manuel Pimentel. Entre las últimas incorporaciones destaca la de José Luis Ayllón, ex jefe de gabinete de Mariano Rajoy y actual responsable del área de Contexto Político en LLYC; o la del ex ministro de Economía Román Escolano, actual responsable del área de Contexto Económico en la compañía.
También suena para el desembarco laboral de Rivera, aunque con menos intensidad, la consultora Kreab, conocida también por el desembarco de políticos como el ex diputado por CIU en el Parlamento de Cataluña, Xavier Cima; o el diputado por el PSOE en el Congreso entre 2014 y 2017, Eduardo Madina.
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