El presidente nacional del PP, Pablo Casado, trasladará este lunes a sus diputados y senadores, convocados en el Congreso, que "no habrá apoyo a Pedro Sánchez" para su investidura o, como dice por su parte un alto dirigente popular "es un 'no' hasta el final". Sabedor de que en el propio partido hay debate sobre cuál debe ser el papel a jugar en caso de que el "plan a" del presidente del Gobierno en funciones falle, esto es, la abstención de ERC, Casado ha decidido trasladar un mensaje que no dé lugar a equívocos.
Así, con motivo de una cita previa a la constitución del Congreso y del Senado, que tendrá lugar este martes, el líder popular expresará su intención de liderar la oposición a Sánchez, por entender que el PP "sólo será la alternativa si se visualiza que no ha cedido", indican fuentes del entorno de Casado parafraseando su posición.
Génova admite la existencia de "distintas sensibilidades"
Génova lleva semanas admitiendo lo que es evidente, esto es, "la existencia de distintas sensibilidades" encabezadas por dirigentes tan importantes y significativos como el gallego Alberto Núñez Feijóo o la portavoz en el Congreso, Cayetana Álavarez de Toledo, lo que no es poca cosa. Y aunque el partido no es de pensamiento único, dicen, la "decisión la toma el presidente y no se va a mover. No va a facilitar en ningún caso la investidura de Sánchez". Así que si el aspirante socialista a la presidencia del Ejecutivo cree que existe un "plan b" que consiste en "virar" hacia los populares, como así se les ha transmitido, que pierda toda esperanza a tenor de la posición de Casado.
Incluso la posibilidad de unas terceras elecciones en marzo es barajada en Génova más como una estratagema de Moncloa con la doble intención de amedrentarles, por un lado, y por otro, sustentar su argumentación en torno a la inevitabilidad de un acuerdo con ERC, que un riesgo real. El cálculo de Casado es que el socialista tirará con un gobierno "débil, tensionado", al que no augura un recorrido muy largo y el PP "no puede ceder", como, por otro lado, no cedió el propio Sánchez en 2016.
Además, "las bases del partido no nos lo perdonarían si facilitáramos la investidura", agregan los mismos medios consultados sabedores de que Vox sigue siendo una amenaza electoral importante que todavía no ha tocado techo. Destacan que sólo en caso de "emergencia nacional" podrían salir a apuntalar a Sánchez. ¿Ejemplo? Una insurrección en Cataluña que exigiera de medidas como una nueva aplicación del 155 o decretar el estado de excepción, regulado en el artículo 116 de la Constitución.
Falta de confianza en Sánchez
Insisten desde la planta séptima de Génova en su disposición a respaldar aquellas medidas del Gobierno que compartan, y recuerdan cómo el PP salió en auxilio de los socialistas el pasado miércoles en la Diputación Permanente convalidando el decreto-ley para luchar contra la llamada "república digital catalana", mientras Unidas Podemos se refugiaba en la abstención y ERC rechazó directamente.
Otra idea recurrente del discurso de Casado, muy preocupado estos días porque cale el mensaje del PP, se basa en la falta de confianza en Sánchez, tanto si se firmara un hipotético acuerdo de investidura como un gobierno de concentración a la alemana. Tanto en un caso como en otro dudan del nivel de cumplimiento del aspirante a seguir durmiendo en La Moncloa. "Me engañaría", ha vaticinado, tajante, el líder del PP en conversaciones privadas.
Pero si hay algo que les resulta especialmente irritante a los populares es que se ponga el foco sobre ellos cuando el PSOE, de manera formal, "no nos ha pedido la abstención" y Sánchez sigue sin ponerse al teléfono. Por ello, entienden "que sólo hay un 'plan a'" que pasa por derogar todas las reformas del PP, montar mesas de diálogo con ERC y Bildu y defender la plurinacionalidad de España.
Otra cuestión capital que no admite más demora y Casado deberá, al menos, dar alguna pista a los suyos en la reunión del lunes, es si van a prestar votos a la formación de Santiago Abascal para asegurar su presencia en la Mesa del Congreso. Se confirma lo adelantado por El Independiente en el sentido de que la intención de los populares es "marcar distancias con Vox", insistir en un perfil propio en debates como la defensa del estado autonómico.
Vox amaga con retirar el apoyo presupuestario en las Comunidades
Pero esta formación amenaza con poner las cosas difíciles a los populares en aquellas comunidades autónomas y ayuntamientos donde les necesitan para sacar adelante los presupuestos y las iniciativas más importantes. De hecho, Abascal anunció su intención de hablar con Casado, con quien mantiene un buen trato, para abordar el reparto de los puestos de la Mesa, por lo que finalmente no es descartable que algún voto acabe apuntalando a Vox sin que se sepa la autoría del mismo, dado que se vota en urna.
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