El pulso por la investidura sigue en pie, pero en Ferraz no se vive con angustia. Mientras siga bloqueada la situación política Pedro Sánchez sigue gobernando en solitario y cumpliendo con su agenda internacional, uno de sus principales afanes. Tras ser el anfitrión en la Cumbre Internacional del Clima, este martes viajará a Londres para participar el miércoles en el 70 aniversario de la OTAN. Tras la constitución del Congreso, hoy a mediodía se desplazará a Reino Unido para acudir a la recepción de líderes que se celebrará en el Palacio de Buckingham primero y en Downing Street después.
Tras la cumbre volverá a España para celebrar el Consejo de Ministros el jueves antes del puente de la Inmaculada. Ocupado en esa agenda que le permite codearse con los líderes de todo el mundo, al presidente en funciones no le preocupa que la investidura se retrase a causa de las exigencias de Esquerra Republicana de Cataluña, como han advertido sus dirigentes este lunes. Más bien al contrario, hasta que no se celebre ese pleno para elegir al nuevo presidente del Gobierno, Sánchez seguirá en funciones, sin apenas control de la oposición y sin exigencias sobre su capacidad legislativa. Una vez que se presente a la investidura los plazos sí que empezarán a correr para la convocatoria de terceras elecciones, por eso anuncia que no aceptará ese encargo del Rey hasta que tenga asegurados los apoyos.
Es precisamente esa amenaza la que puede pesar en el ánimo de los independentistas, a juicio del PSOE. En Ferraz señalan que los separatistas no querrán cargar con la responsabilidad de unas terceras elecciones tras haberse convertido en primera fuerza política en Cataluña y haber superado a Ciudadanos. Tanto el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, como el portavoz parlamentario, Gabriel Rufián, se congratularon ayer reiteradamente de esa victoria política.
"Nosotros dijimos claramente en la campaña electoral que Pedro Sánchez es un señor que depende... Le hemos visto con el puño en alto y cantando La Internacional y hablando de plurinacionalidad y luego le hemos visto amenazar y criminalizar a los medios de comunicación públicos catalanes, a la escuela catalana, y a más de dos millones de personas que votaron heróicamente el 1 de octubre. Y que si alguien quería ver a Pedro Sánchez sentado en una mesa de negociación eso pasaba por la derrota del PSOE en Cataluña. Nosotros lo hicimos con humildad pero con firmeza, ganamos otra vez en Cataluña y creo que eso es lo que ha obligado al PSOE y a Pedro Sánchez a sentarse con nosotros. Creo que es una buena noticia que tengan que mirar a la izquierda, a los republicanos catalanes de izquierda, y veremos a ver qué pasa", explicó ayer Rufián, que descartó que exista un "plan B" para conseguir la investidura.
En esa línea, el portavoz de ERC apostó por "utilizar la fuerza de nuestros diputados y senadores en la investidura para crear un instrumento de resolución del conflicto político, una mesa de diálogo entre iguales, de Govern a Gobierno. Y si eso no pasa Esquerra votará que no", sentenció. El PSOE ha facilitado en todas sus posibilidades la creación de esa mesa de diálogo sin cortapisas en la que se puedan plantear todas las propuestas, aunque se negará a aceptar las que se salgan de la Constitución, como un referéndum de autodeterminación. En manos de ERC está aceptar esa vía o seguir apostando por la unilateralidad una vez constatadas sus consecuencias legales y políticas.
Una repetición electoral pondría en riesgo esa posición de fuerza de ERC frente a JxCat y los señalaría como responsables de dar una tercera oportunidad al PP y a Vox de poder formar Gobierno. Ni el PSOE ni Unidas Podemos ni los propios republicanos quieren arriesgarse a unas terceras elecciones. El 10 de noviembre, Pedro Sánchez perdió más de 727.000 votos y tres escaños; Pablo Iglesias se dejó siete diputados y 650.000 votos, y ERC fue penalizada con dos diputados y casi 200.000 votos menos. Las elecciones se celebraron tras la sentencia del procès y la consiguiente campaña de disturbios, sabotajes y violencia callejera que, según el CIS, benefició especialmente a Vox. La cuestión catalana alimenta a la derecha, entienden en el bloque de izquierdas, que se ha conjurado contra ese ascenso.
Por su parte, a Moncloa llegan mensajes del PP asegurando que no facilitará la investidura de Sánchez, como repite día sí y día también Pablo Casado, que explica que al PSOE le dan los números para convertir a su candidato en presidente sin la abstención de su partido. Una vez que sea investido, el PP sí se abre a alcanzar grandes pactos de Estado e incluso a fraguar un acuerdo sobre los Presupuestos.
En ese escenario, los socialistas interpretan que el PP, en tendencia a ganar votos según la última encuesta de GAD3, está apostando por las terceras elecciones, a pesar del auge de Vox. Por ese motivo no cuentan con la posibilidad de un pacto constitucionalista como el ofrecido ayer por Inés Arrimadas. Si están en lo cierto y Casado va en serio con su 'no es no' a Sánchez, ERC tendría la última palabra para evitar las terceras elecciones.
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