La socialista Meritxell Batet ha sido reelegida presidenta del Congreso con el voto a favor de 166 diputados, esto es, los del PSOE, Unidas Podemos, Más País y otros parlamentarios del Mixto. Pero quizá lo más reseñable ha sido una buena proporción de votos blancos y nulos, todos ellos de las filas del independentismo, es decir, JxCat, Bildu e incluso ERC, de cuya abstención depende el gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos, han aprovechado para escribir "libertad" en las papeletas de voto.
Los republicanos secesionistas han llegado al acto de constitución del Congreso con la idea de convertirlo en un acto reivindicativo, pues lo primero que ha hecho su diputada Marta Rosique, a la que le correspondía estar en la Mesa de Edad por ser una de las más jóvenes del hemiciclo, ha sido leer el nombre de los políticos condenados por el Supremo y portar una camiseta en la que se podía leer "independencia".
PP y Vox han presentado a sus respectivas candidatas, los primeros a Ana Pastor y los segundos a Macarena Olona. A Pastor le han respaldado en primera votación los suyos y Navarra Suma (91 votos), y a Olona los 52 diputados de Vox. En todo caso, a la segunda votación, porque en la primera se necesita mayoría absoluta, sólo han pasado Batet y Pastor, que ha recibido el respaldo de los parlamentarios de Santiago Abascal hasta sumar 140 apoyos, insuficientes para superar a la socialista.
El independentismo, incluida ERC, han optado por el voto nulo
La gran incógnita sigue siendo la composición de la Mesa que deberá presidir Batet. Hasta el último momento está habiendo negociaciones y escaramuzas que cambian el perfil de la misma.
Si al arranque de esta mañana parecía que era Vox el que se podía quedar fuera tras negarse a negociar nada que no pasara por sentar a dos de sus miembros en el órgano de gobierno de la Cámara Baja, la decisión de los socialistas de no prestar cinco votos a Ciudadanos puede provocar, como consecuencia, la entrada de los de Abascal.
Sin embargo, hasta la misma votación, nada está escrito. Al tratarse de voto secreto en urna no sería la primera vez que puede saltar la sorpresa. El secretario general del PP, Teodoro García Egea, y la ex presidenta del Congreso Ana Pastor, se han dejado ver con el socialista Rafael Simancas en el pasillo de los pasos perdidos, que circunda el hemiciclo.
Reparto de la mesa
Lo normal es que en un órgano formado por nueve miembros, cinco sean del bloque de la izquierda y cuatro del centro-derecha. El líder del PP, Pablo Casado, ofreció un acuerdo para que Vox y Ciudadanos entraran con uno cada uno y dos los populares. Pero los de Abascal se negaron. Ahora es el PSOE el que bloquea a Ciudadanos y, paradójicamente, con ello podría abrir la puerta a Vox, a pesar de su intención declarada de tender un "cordón sanitario" en torno a la ultraderecha.
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