Desde el convencimiento de que Pedro Sánchez acabará cediendo ante ERC porque "ha iniciado un camino en el que no hay marcha atrás", el líder del PP, Pablo Casado, se prepara para una legislatura "que va a ser corta" y le servirá de trampolín desde donde asaltar la Moncloa. De hecho, el escenario más propicio para sus intenciones pasa porque el candidato socialista cierre su pacto de Gobierno con Unidas Podemos y el apoyo externo de ERC, que prevén marcado por la inestabilidad, y con el que no podrán llevar a cabo muchas de sus propuestas, entre ellas, disparar el gasto público sin salir de la senda de estabilidad que marca la Unión Europea o hacer grandes cesiones al separatismo que sean irreversibles.
Aunque formalmente Casado pide que Sánchez vuelva al modelo de 2016, en que alcanzó un pacto de legislatura, que no de Gobierno, con Ciudadanos y reclamó el apoyo de Podemos, Génova calcula que, con los socios que se ha buscado Sánchez, la legislatura no pasará de más de dos años y eso porque el primer año de gobierno no se pueden convocar elecciones generales.
Será el momento en que el PP "ejércerá su responsabilidad", que no es otra, dicen "que asegurar una alternativa de centro-derecha" nucleada en torno al PP, "porque el electorado se ha dado cuenta de que la actual fragmentación nos ha matado", dicen fuentes próximas a Pablo Casado. No faltan en el PP los que creen que Vox todavía no ha tocado techo, pero precisamente, la experiencia de un breve gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos con los apoyos externos, aunque no únicos, de los independentistas republicanos, puede resultar un antídoto para las siguientes elecciones generales, señalan los populares.
Génova descarta que Sánchez "venga en enero a rondar a nuestro balcón"
"Salvaguarda" es la palabra clave, esto es, mantener a salvo la alternancia al PSOE. El PP "estará en su sitio", agregan y respecto a la posibilidad de un giro de timón de Sánchez de última hora en caso de que falle su "plan a", los populares no sólo insisten en que éste "ha quemado sus naves con nosotros", sino que no le ven en enero "viniendo a rondar nuestro balcón".
En definitiva, el primer partido de la oposición dice estar abierto a "facilitar la gobernabilidad", pero "no a ser cómplice" del Gobierno de Sánchez facilitando su investidura. Se trataría, en todo caso, de un caramelo envenenado para el jefe del Ejecutivo por la imposibilidad de compatibilizar sus acuerdos con Podemos y, al tiempo, aceptar pactos de Estado en materia de política territorial, económica o ley electoral.
Precisamente, los populares son partidarios de aprobar un paquete de leyes que impidan el bloqueo institucional, tal y como adelantó El Independiente, y no descartan buscar un consenso en torno a estas medidas incluso antes de la sesión de investidura.
Respecto al deterioro de las relaciones con Vox, Génova alerta de una deriva "preocupante" en discursos como el de la inmigración. Consideran que los de Santiago Abascal "han pasado del 'trumpismo' al 'lepenismo'", eso es, de una reivindicación nacionalista a usar los mensajes populistas de la ultraderecha francesa de Marine Le Pen. Y aunque la relación personal entre Casado y Abascal "es buena, no lo es entre sus entornos". Apuntan en este sentido a una mala sintonía entre el secretario general del PP, Teodoro García Egea, y el portavoz parlamentario, Iván Espinosa de los Monteros, que este viernes fue captado por las cámaras en animada conversación con Pablo Iglesias e Inés Arrimadas en la celebración del Día de la Constitución en el Congreso.
Espinosa de los Monteros siembra dudas sobre la relación con el PP en Madrid y Murcia
Precisamente, Espinosa de los Monteros comentó este viernes en un corrillo con periodistas que la relación con el PP está más "blindada" en Andalucía que en Madrid, donde no han faltado los encontronazos tanto en la Asamblea como en el Ayuntamiento por discrepancias sobre la política respecto a los llamados Menas -menores no acompañados- o por la lucha contra la violencia de género. Donde corre más peligro es en Murcia, dado que Vox quiere hacer valer la fuerza de ser el partido político más votado de la región el pasado 10-N. Otra cosa es que esas discrepancias se conviertan en rupturas.
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