Esquerra Republicana cierra este sábado su 28 Congreso, un cónclave que se ha dilatado desde septiembre -cuando se celebraron las primarias- y que llega a su etapa final en el momento más inoportuno para la dirección republicana. Pere Aragonés y Marta Vilalta afrontan la reválida de sus primeros meses como caras visibles del partido con las negociaciones abiertas para la investidura de Pedro Sánchez y el horizonte de unas elecciones autonómicas en primavera con Carles Puigdemont liberado de la persecución de la justicia española en Europa.
La Ejecutiva de ERC confiaba en aprobar su programa marco más posibilista con el Gobierno de izquierdas ya constituido y encaminadas las relaciones con PSOE y Podemos, pero la repetición electoral ha dado al traste con esas previsiones, y ahora debe someterse al escrutinio de las bases en plenas negociaciones con el PSOE. De ahí que la cita empiece a las 9 a.m. con la esperanza de liquidar el debate de las ponencias a mediodía. Nada que ver con los tres días de congreso con los que se regaló el PSC hace una semana para hacer gala de su nueva fortaleza interna.
En este contexto, el esperado fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) que ha dado la razón a Oriol Junqueras en su reclamación de inmunidad como miembro del Parlamento Europeo ha reforzado la posición negociadora de los republicanos. Pero ha elevado también las expectativas de sus cuadros, muy exigentes con la negociación de la investidura. Con el fallo del TJUE sobre la mesa, hubiera sido inasumible para la dirección republicana enfrentarse a las bases con una negativa en firme del Tribunal Supremo a aceptar la puesta en libertad de Junqueras con el aval de la Fiscalía y la Abogacía del Estado. Y eso explica la "congelación" de las negociaciones.
La tregua aplicada por la Abogacía del Estado, que deja la decisión del Supremo pendiente hasta la próxima semana, y el anuncio de congelación de las negociaciones permiten a la ejecutiva republicana presentarse hoy ante sus bases con una imagen de cierta dureza y salvaguardar, de hecho, esas negociaciones, de la censura de las bases. Pero eso no significa que los republicanos estén convencidos de su apoyo a la investidura.
El papel de Marta Rovira y los críticos
La ejecutiva que lideran Aragonés y Vilalta, tutelados por Junqueras, pero sobre todo por Marta Rovira desde Suiza, no debe temer la oposición del movimiento crítico Primer d'Octubre, que aboga por romper esas negociaciones. Los críticos pueden recabar simpatías a su postura irredentista, pero no tienen fuerza para comprometer a la actual ejecutiva. Más controvertidos son los recelos que dentro de la propia Ejecutiva representa la secretaria general, Marta Rovira, a esas negociaciones.
Rovira ha criticado en los últimos días las resistencias del PSOE a aclarar cual sería su posición si el TJUE reconocía finalmente la inmunidad de Junqueras y ha sido la más dura a la hora de descalificar el silencio inicial de los socialistas. Pero la entrevista emitida este viernes por Catalunya Ràdio, en la que Junqueras volvía a apostar por el diálogo, ha acallado oficialmente las críticas al proceso de negociación.
Durante 2018, en plena resaca de la fallida proclamación de la república y la aplicación del 155, la dirección de ERC consiguió imponer las tesis "posibilistas" abanderadas en su momento por Joan Tardà -hoy desaparecido de la dirección republicana- en gran parte gracias al aura de líder-mártir de Junqueras. El presidente de Esquerra se convirtió en el abanderado del diálogo en los días de la moción de censura -sigue siéndolo- y pocos podían cuestionarle, fuera y dentro del partido, mientras se encontraba recluido afrontando peticiones de prisión de 25 años por un delito de rebelión.
Existe en la ejecutiva republicana un consenso generalizado en que ese giro hacia el pragmatismo, abogando por un entendimiento con la izquierda española y, sobre todo, asumiendo la necesidad de ganar más apoyos dentro de la sociedad catalana para seguir avanzando hacia la independencia, junto a la imagen de partido fuerte y estructuturado, ha sido la clave de las últimas victorias electorales. ERC ha sido la primera fuerza en Cataluña en las dos elecciones generales de este 2019, además de ganar las municipales.
Elecciones autonómicas
Pero Carles Puigdemont sigue siendo su piedra en el zapato. Y el temor es ahora la convocatoria de unas elecciones catalanas la próxima primavera, en las que Puigdemont pueda volver a ejercer de cabeza de cartel -con plena libertad de movimientos por Europa- mientras Junqueras sigue en prisión. La sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) que esta semana ha condenado al president Quim Torra a un año y medio de inhabilitación por un delito de desobediencia, abre las puertas a este escenario, aunque los abogados de Torra han anunciado recurso, que dilatará la efectividad de la condena.
"Perpiñan, Perpiñán", jaleaban los diputados de JxCat en el Parlament este jueves tras conocer la decisión del TJUE, imaginando ya el próximo mitin de Puigdemont en la capital de la Cataluña francesa. El simbolismo de pisar "tierras catalanas" aunque sea la Catalunya Nord, es un escenario de ensueño para los puigdemontistas, que verían así ratificada de nuevo la estrategia de la huida a Bruselas.
En este contexto, aparecer como el partido "muleta" del PSOE mientras Puigdemont fustiga al Gobierno por Europa puede ser un riesgo demasiado elevado para los republicanos, que no quieren ver comprometido su soñado sorpasso a la ex convergencia. Ganar la Generalitat es la prioridad absoluta de los republicanos, y si ven en riesgo ese objetivo por un mal acuerdo con el PSOE, romperán las negociaciones con los socialistas.
En 2017 ya se quedaron a las puertas de la presidencia de la Generalitat por la inesperada victoria de Puigdemont, y no quieren dar facilidades al líder de JxCat para que repita la hazaña, como hizo esta primavera en las elecciones europeas, imponiéndose por segunda vez a Oriol Junqueras.
La última oleada del barómetro del CEO, hecha pública este viernes, avala las expectativas electorales de ERC, augurándole la victoria en unas elecciones autonómicas con un 24% de intención directa de voto y una expectativa de entre 38 y 39 escaños, frente al 9% de JxCat, que sin embargo obtendría entre 29 y 31 diputados. Pero las encuestas también daban la victoria a ERC el 21D.
Tres vías hacia la independencia
Con este escenario, ERC llega hoy a la fase final de su proceso congresual con una propuesta programática en la que la vía del diálogo para un referéndum pactado es la prioridad, pero no la única. "Tenemos tres opciones para materializar un nuevo referéndum" reza el texto que hoy se somete a votación de las bases, el acuerdo con el Gobierno de turno, forzar la aceptación de la consulta o la vía unilateral, a la que Esquerra no renuncia, como anunció precipitadamente José Luis Ábalos.
La primera opción es "conseguir un referéndum por la vía pactada y negociada con el Estado" asegura la ponencia política, pese a "ser conscientes de que esto es ahora imposible". Aún así, "no podemos ni queremos renunciar a esta vía, nunca dejaremos la bandera del diálogo" y señalaremos que es el Estado, "independientemente del color del Gobierno, el que deja la silla vacía y no tiene una oferta política para Cataluña", aseguran.
Ese "muro" añaden, obliga a "explorar otras vías". La segunda, "forzar la convocatoria de un referéndum" combinando movilizaciones con "el avance reiterado en las urnas" para que "el Estado no tenga otra alternativa que aceptar pactar una solución basada en la autodeterminación". Y la tercera, "pese a que nuestra prioridad es la vía acordada" la unilateralidad, aunque el documento no la menciona abiertamente.
"No podemos descartar nunca la vía de volverlo a hacer, si puede ser acompañados de complicidades internacionales, pero independientemente de la existencia de un acuerdo con el Estado". Aquí, vuelven a jugar con la idea de las amplias mayorías que Joan Tardà ha impuesto en el discurso republicano para concluir que "si el Estado es incapaz de moverse, es posible que consigamos unos apoyos que permitan convocar un nuevo referéndum".
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