El discurso del balance anual de los consecutivos jefes de Gobierno se ha convertido ya en una tradición... que no tendrá su réplica en 2019 porque este año "no ha tenido nada de tradicional". Este es el motivo que esgrimen fuentes de Moncloa para descartar definitivamente la habitual rueda de prensa del presidente del Gobierno al término del último Consejo de Ministros, que tendrá lugar este mismo viernes.
Sánchez no sólo obviará una tradición que viene celebrándose desde la era de Zapatero, sino que decide guardar silencio en un momento crucial para el futuro político de España, con las negociaciones de investidura en pausa a la espera de que la Abogacía del Estado emita el informe respecto a la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que reconoció la inmunidad como europarlamentario de Oriol Junqueras y de cuyo contenido dependerá la abstención de ERC. El plazo máximo de presentación de este escrito culmina el próximo 2 de enero.
El tradicional balance anual viene realizándose desde la era de Zapatero
La falta de acuerdo entre los nacionalistas catalanes y el Ejecutivo y la presencia de un proceso abierto de investidura son otras trabas que, según Moncloa, explican el nuevo vacío de Pedro Sánchez a los medios de comunicación, al considerar el incierto momento político actual y la imposibilidad de constituir un Gobierno con plenas funciones antes de fin de año como argumentos válidos para esquivar la tradicional comparecencia.
La máxima de hacer comparecer al inquilino del Palacio de la Moncloa tras el último Consejo de Ministros del año la impuso el ex presidente del Gobierno socialista, José Luis Rodríguez Zapatero y, desde entonces, lo han realizado todos a excepción de Mariano Rajoy en 2011. El balance anual se suprimió entonces porque el ex dirigente del PP acababa de ser investido hacía apenas diez días antes. Sí compareció Rajoy, sin embargo, estando en funciones en 2015, tras las generales de ese año.
Por tanto, este viernes tras la última reunión de los ministros en funciones atenderá a los medios la portavoz del Ejecutivo, Isabel Celaá, que como viene siendo habitual tras el cónclave no tratará otros puntos más allá de los asuntos tratados.
Por el delicado contexto político actual, resulta relevante reseñar que durante el último balance del año, el que realizó el propio Pedro Sánchez el 28 de diciembre de 2018 después de prosperar la moción de censura contra Mariano Rajoy, Cataluña estaba ya en el centro del foco, ante cuya crisis reaccionó de forma tajante el dirigente socialista: "Este Gobierno se reivindica constitucionalista", afirmaba, subrayando entonces "el diálogo frente a la confrontación" y "el respeto a la Constitución frente a cualquier intento de vulnerarla".
El presidente en funciones sigue sin contar con los apoyos necesarios para ser investido, que busca desde el pasado 11 de noviembre. Fue entonces cuando Sánchez cerró un preacuerdo de Gobierno con Pablo Iglesias -tan sólo 24 horas después de que se cerrasen las urnas- y comenzó el viraje hacia el independentismo catalán -los 13 escaños de ERC son clave para sacar adelante la investidura- después de una intensa campaña electoral en la que primó la línea de la intransigencia con Cataluña en el discurso socialista.
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