Nuevo capítulo sobre la polémica prueba de ortografía de las oposiciones de la Policía Nacional. La Real Academia Española (RAE) considera que el uso de tres términos -cibeataque, LGTBI y reditar- es correcto, a pesar de no estar incluidos en su diccionario, contradiciendo así al tribunal calificador del test, que los tachó de erróneos.
Se trata del proceso que hay que superar para ingresar en la escala básica del cuerpo policial. En una primera fase, los aspirantes se enfrentan a una prueba física y a un examen de conocimientos, que consiste en responder en 50 minutos a 100 preguntas extraídas de 41 temas.
Una vez superada, pasan a la segunda fase: otras 100 cuestiones y la polémica prueba ortográfica. Sí también la aprueban, los candidatos se enfrentan a una última fase que, a su vez, se divide en tres controles eliminatorios: el reconocimiento médico, una entrevista personal y los test psicotécnicos. Los que superen toda esta carrera de obstáculos serán nombrados policías-alumnos y realizarán el curso académico en la Escuela Nacional de Ávila.
¿Qué se encontraron los aspirantes que el 30 de noviembre se sometieron al test ortográfico? Un cuestionario integrado por 100 vocablos para que identificasen cuáles estaban bien o mal escritos, todo ello en un tiempo de ocho minutos y restando un acierto por cada fallo. En concreto, entre el centenar de palabras había 59 mal escritas, como 'alvoroto' (alboroto), 'extrangular' (estrangular), 'agovio' (agobio) o 'ventitrés' (veintitrés). Pero el revuelo llegó por dos términos que muchos candidatos señalaron como correctos -'ciberataque' y 'LGTBI'- por su uso cotidiano mientras que el tribunal los calificó de erróneos al no estar recogidos en el diccionario de la RAE.
El malestar entre estos aspirantes de la XXXVI promoción no sólo se debe a la prueba ortográfica, también a que se enteraron el día de la publicación de los resultados de la segunda fase que la nota de corte del test de ortografía estaba fijada en un 6.20 puntos. Las bases reguladoras sólo hablaban de "apto" y "no apto", lo que habían interpretado como un 5.
Los opositores disponían de dos días para impugnar cualquier pregunta de los cuestionarios de esta fase. Antes de agotar la vía administrativa y recurrir a los tribunales, los opositores también tienen la opción de dirigir un recurso de alzada al director general de la Policía Nacional, Francisco Pardo Piqueras. Y así ha ocurrido. El Independiente ha accedido al recurso interpuesto por una opositora donde se abordan, entre otras cuestiones, los problemas con los palabras 'ciberataque', 'LGTBI' y 'reditar'.
Entre sus alegaciones, el recurso incluye un escrito de la RAE resolviendo las dudas sobre estas palabras. La institución considera que 'ciberataque' es un término válido formado por dos elementos -el prefijo 'ciber' y el sustantivo 'ataque'- que por separado sí fugaran en el diccionario. La utilización de 'ciber' sin guión con otros palabras también origina términos como 'ciberdelito' o 'cibernauta' que, aunque no cuenten con entrada propia en el libro, "no quiere decir que no existan o no sean correctos".
También es correcto el término 'LGTBI'. El tribunal, sin embargo, lo tildó de erróneo a pesar de que se utiliza desde la década de los 90 para referirse a los colectivos de 'lesbianas, gais, transgéneros o transexuales, bisexuales e intersexuales'. La RAE explica que su diccionario solo recoge un número limitado de siglas. Además, 'LGTBI' sí figura en el Diccionario del español jurídico, elaborado por la RAE en colaboración con el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
Por último, sobre el término 'reditar' -volver a editar algo-, la RAE considera que "lo habitual es que se admita la simplificación de dobles vocales [re + editar] en la escritura cuando esta simplificación no provoca problemas de ambigüedad y se observa también en la pronunciación". Tomando como ejemplo las grafías 'reemplazar' y 'remplazar', ambas incluidas en el diccionario, la RAE también da por correcta 'reditar', a pesar de que no figure en el repertorio del libro y el uso de 'reeditar' sea mayoritario.
El 6.2, la nota más elevada desde 2012
Que el tribunal fijase en un 6.2 la nota mínima para aprobar la prueba ortógrafica pilló por sorpresa a muchos opositores, que sueñan con una de las 2.506 plazas convocadas. No solo provocó la estupefacción entre los aspirantes, también la de sindicatos policiales con voz en el Consejo de Policía, como son Justicia Policial (Jupol), el Sindicato Unificado de Policía (SUP) y la Unión Federal de Policía (UFC). Todos ellos entienden que el tribunal debe ajustarse a lo que marquen las bases y decir si un candidato es 'apto' o 'no apto'.
La realidad es que esta calificación de corte es la más alta en los últimos años. En 2018 fue de 4.5 puntos, en 2017 de 3.7, en 2016 se anuló el examen, en 2015 de 4.5, en 2014 de 1.1 y en 2013 de 2.25. Hay que remontarse a 2012 para encontrar un 7 de corte.
Cerca de 3.900 opositores lograron más de un 5 en el test ortográfico pero menos de un 6.2, es decir, 'no aptos'
Cómo contábamos anteriormente, la segunda fase de las oposiciones está compuesta por un cuestionario de 100 preguntas -donde hay que seleccionar una de las tres respuestas ofrecidas- y el test de ortografía. El 6,2 de nota mínima de esta último genera situaciones como que un opositor que saque un 7 en el cuestionario tras aprenderse 41 temas suspenda aunque tenga la ortografía con más de un 5. En el test cerca de 3.900 opositores lograron más de un 5 pero menos de un 6.2.
¿Cuál es el siguiente paso? Los opositores, como la que ha presentado el citado recurso de alzada, quieren que se tenga en cuenta sus alegaciones contra la nota de corte y los vocablos que la RAE sí ve correctos para que la Policía de marcha atrás y les permita examinarse de la tercera fase, prevista para el 11 de enero. De momento tienen a su favor la jurisprudencia del Tribunal Supremo, que para otros casos parecidos ha confirmado que la nota de corte debe conocerse con anterioridad a la prueba.
El PP se hizo eco de la polémica y registró una pregunta en el Congreso de los Diputados dirigida al Gobierno en funciones para conocer quién está detrás de esta subida de nota y sus motivos. Mientras tanto, continúa la incertidumbre entre los opositores.
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