Ocurrió hace casi cuatro años. El plan tenía dosis de épica; el líder salía de prisión en loor de multitudes tras seis años y medio privado de libertad y se ponía al frente del renacido movimiento post ETA. Cinco meses después, tras engrasar la maquinaria, resurgiría para la vida política como candidato a lehendakari. Ocurrió entre marzo y agosto de 2016. Pero el guion se truncó, la Junta Electoral Provincial de Guipúzcoa impidió a Arnaldo Otegi disputar la presidencia del Gobierno vasco. La condena de diez años de inhabilitación por el ‘caso Bateragune’ -el que lo había llevado a la prisión de Logroño más de un lustro-, lo impedía.
Cuatro años más tarde, el horizonte ha cambiado, el contexto también, pero las dudas sobre la viabilidad de una candidatura de Otegi a lehendakari persisten. La condena no quedará cumplida hasta el 28 de febrero de 2021 y en Euskadi el calendario fija elecciones para el otoño de este año, incluso no se descarta un posible adelanto electoral a mayo.
De algún modo, el futuro de Otegi, de 61 años, está en manos del Tribunal Constitucional. Será la alta institución la que deberá pronunciarse sobre la vigencia o no de la inhabilitación que el líder de la izquierda abertzale considera decaída y sin efecto y por tanto da amparo al dirigente abertzale. En septiembre de 2017 el Tribunal Supremo ratificó su condena de inhabilitación al rechazar el recurso de Otegi.
La esperanza de Otegi llegó hace más de un año desde Europa. En noviembre de 2018 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) resolvió que se debía condenar a España por no haber admitido la recusación por parcialidad que algunos de los condenados por el caso que juzgó los intentos por reconstruir Batasuna presentaron contra la juez de la Audiencia Nacional, Ángela Murillo. Aquella sentencia, que de alguna manera permitía concluir que Otegi no gozó de todas las garantías, abría la puerta a un recurso de la condena en la que derivó.
Levantar la inhabilitación
Otegi pidió la revisión de su condena y el levantamiento de la inhabilitación que aún pesa sobre él. Un caso que llevó a su defensa ante la sala segunda del Tribunal Constitucional en noviembre de 2018 y que el TC admitió a trámite.
Por ahora el Constitucional no se ha pronunciado. En caso de amparar a Otegi e invalidar su condena de inhabilitación, el líder de la izquierda abertzale podría concurrir a las elecciones autonómicas vascas. Desde EH Bildu aseguran que las circunstancias judiciales de cualquier candidato no interferirán en los deseos de la coalición y que ésta elegirá al aspirante que mejor responda a su proyecto.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos concluyó que Otegi no tuvo un juicio justo
Sin duda el nombre de Otegi es la gran esperanza de la izquierda abertzale. El histórico dirigente abertzale no ha ocultado su deseo de presentarse, si bien lo ha hecho con el consabido “haré lo que la gente me pida”. Ya lo intentó en 2016, como cabeza de cartel por Guipúzcoa, aunque finalmente tuvo que dar un paso atrás.
Quien le sustituyó como candidata a lehendakari fue una hasta entonces desconocida política pero popular periodista de ETB: Maddalen Iriarte. En estos casi cuatro años, Iriarte ha sido quien ha liderado el grupo de EH Bildu en la Cámara Vasca y se ha consolidado como uno de los referentes de la coalición, aunque siempre bajo la sombra y dirección de Otegi.
Proceso interno
Bildu comenzó el lunes el proceso interno de configuración de listas y candidaturas para las autonómicas, aún sin fecha, que el lehendakari Urkullu convocará este año. Las bases designarán a su candidato a lehendakari el 3 de febrero, si solo se presenta un aspirante y el 17 de ese mes sí hay más de un aspirante. De este modo, la coalición abertzale se suma a los procesos que ya han puesto en marcha el PNV, el PSE y próximamente activará el PP.
Desde la defensa de Otegi se asegura que a pesar de que la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos no debería por qué incidir en la posición del TC, sí será tenida en cuenta.
La inhabilitación a la que está condenado el líder abertzale concluye en febrero de 2021
En 2016 Otegi ya reclamó dejar en suspenso su condena de inhabilitación al considerar que ésta se encontraba vinculada a la penas de prisión que ya cumplió. Entonces el Supremo recordó que el líder abertzale tenía sobre sí dos condenas por inhabilitación, una vinculada a la condena de privación de libertad, de una condena anterior y que se cumplió en 2014, y otra, la ahora vigente, no. Recordo además que ninguna de ellas fueron recurridas en su momento y por tanto se convirtieron en firmes.
La posición del Gobierno de España tras conocerse la sentencia del TEDH facilitó las cosas a Otegi. La abogacía del Estado decidió no recurrir la sentencia de la justicia europea al considerar que no tenía muchas posibilidades de prosperar. De haberlo hecho, la resolución definitiva se hubiera retrasado varios meses.
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