Fue su último paseo por San Sebastián, desde el Ayuntamiento hasta el bar ‘La Cepa’ de la Parte Vieja de la capital guipuzcoana. Apenas 500 metros. Los recorría con frecuencia para almorzar. Aquel 23 de enero de 1995 lo hizo junto a su secretaria, María San Gil y Enrique Villar. Era hora de comer y el corazón de la ciudad, como es habitual, estaba repleto de vecinos, turistas y comerciantes. A las 15:30 horas un hombre entró en el local, -luego se supo que era Javier García Gaztelu, ‘Txapote’-. Por la espalda, sacó su pistola, apuntó a la nuca de Gregorio Ordóñez y le disparó. Acababa de asesinar al primer político vasco e inaugurar lo que ETA llamaría poco después la ‘socialización del sufrimiento’ que prolongó durante casi dos décadas más.
Hoy el recorrido lo ha hecho su viuda, su hermana, su hijo. Desde el Ayuntamiento hasta ‘La Cepa’, pasando por el mismo Boulevard que ‘Goyo’ atravesó, la Calle Mayor y la calle 31 de Abril en honor a San Telmo hasta el fatídico restaurante. Ana Iribar hacía años que no paseaba por aquí, que no reproducía los últimos pasos en vida de su marido, al que los terroristas le arrebataron cuando ambos disfrutaban de su hijo Javier, de apenas 14 meses.
Han pasado 25 años desde aquel día lluvioso y oscuro de preguntas sin respuestas. Ahora los recuerdos siguen siendo imborrables pero más numerosos. A los momentos vividos junto a Gregorio, los días de alegrías, las amenazas, las balas en el casillero del Ayuntamiento… se sumaron después los vividos sin él; los familiares, los personales, los sociales, los políticos.
Desde esta mañana una placa le recuerda a las puertas de ‘La Cepa’. En su fachada hubiera sido difícil, como lo sería para el resto de placas de víctimas de ETA y la violencia que el Ayuntamiento se ha comprometido a colocar. El suelo es de titularidad municipal, de todos, las fachas requerirían permisos de comunidades de vecinos y el clima social aún recomienda evitar conflictos con un pasado demasiado reciente. La propia hermana de Ordóñez, Consuelo, ha asegurado que tiene pocas dudas de que la placa hoy inaugurada será atacada en breve.
Sobran... rosas
En la placa, su nombre, Gregorio Ordóñez Fenollar, la autoría de su asesinato, ETA, y la fecha del crimen 23 de enero de 1995. Ha sido el final del camino que hoy han recreado sus allegados y algunos vecinos de San Sebastián. No han sido multitud, no, pero sí numerosos. A los organizadores del acto les han sobrado un buen puñado de rosas blancas previstas para depositar sobre la recién inaugurada placa.
Ha sido un acto sencillo. Txistularis municipales y la solemnidad que requiere un recuerdo así. Ante la pequeña placa, su viuda y su hermana. Ninguna de las dos ha podido contener la emoción. En varias ocasiones se han fundido en un abrazo entre lagrimas. No han faltado aplausos, una larga ovación, para expresar que el recuerdo de Ordóñez sigue vivo en la ciudad que a punto estuvo de hacerle alcalde. También ha habido mirones, curiosos que se limitaban a observar desde la distancia, desde los balcones, desde las calles adyacentes. Algunas cosas siguen igual.
No, la de Gregorio Ordóñez en el 25 aniversario de su asesinato, no ha sido una marcha multitudinaria, pero sí llena de emoción. Los suyos, los más cercanos, han reivindicado su figura y han arropado a la familia. Su viuda ha agradecido el apoyo expresado por muchos ciudadanos, también el gesto del Ayuntamiento de inaugurar una placa que recordará para siempre a su marido en el lugar donde ETA lo mató. “El de hoy será un recuerdo inolvidable, la gente todavía le lleva en el corazón”, ha agradecido. Iríbar ha destacado que con el acto de hoy se logra que “todo el mundo sepa que aquí, en el corazón de la Parte Vieja, que aún se le recuerda y se le echa de menos”.
Su hermana, Consuelo Ordóñez, ha instado a otras familias de víctimas de ETA a que también apoyen la colocación de placas en recuerdo de sus seres queridos, “tenemos que inundar esta ciudad de placas de víctimas en el lugar donde fueron asesinadas”. La también presidenta de Covite ha señalado que gestos como el de hoy es necesario que se extiendan para ganar “la batalla del relato”: “Nos arrebataron sus vidas físicamente pero no podrán borrarles de nuestra memoria. Hoy se ha demostrado que el legado de Gregorio está muy vivo”.
En febrero, más
El alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, que ha encabezado, junto a Iríbar y Ordóñez la comitiva, se ha felicitado por haber podido continuar la senda que ya inició con la colocación de las cuatro primeras placas en la Avenida de la Libertad en recuerdo a víctimas de ETA. San Sebastián las inauguró en marzo pasado en recuerdo del ex diputado general de Guipúzcoa, Juan María Araluce, su chófer y dos de sus escoltas. Goia ha asegurado que el Consistorio reanudará en febrero la colocación de placas, tal y como se acordó en la Comisión de derechos humanos del Ayuntamiento. En dicha comisión se aprobó la colocación de 128 placas. Ahora los servicios municipales mantienen contactos con las familias para que den su beneplácito.
San Sebastián es por ahora la única de las tres capitales vascas que ha dado este paso. Ni Bilbao ni Vitoria lo ha hecho. Goia ha evitado instar a sus homólogos, Juan María Aburto (Bibao) y Gorka Urtaran (Vitoria) a seguir su ejemplo, “cada ciudad tiene su particularidad. Nosotros hicimos nuestro proceso la pasada legislatura y a Donostia nos ha salido así”.
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