La cúpula de JxCat se reunió anoche en el Palau de la Generalitat para acordar una respuesta a la crisis abierta con Esquerra el pasado lunes, con la retirada del acta de diputado a Quim Torra. El resultado de esas deliberaciones lo expondrá este mediodía el presidente de la Generalitat en una comparecencia convocada esta medianoche. La reunión del gobierno catalán prevista para esta mañana, en la que debían aprobarse los presupuestos para 2020 que con tanto mimo a sacado adelante el vicepresidente y líder de ERC, Pere Aragonés, se pospone hasta primera hora de la tarde.
"La situación tras el pleno de ayer es insostenible, hay que tomar alguna decisión". Quien así se expresa es un alto dirigente de JxCat preguntado sobre la eventual convocatoria de elecciones anticipadas, después de que Roger Torrent acatara el lunes la inhabilitación de Quim Torra como diputado y éste le retara infructuosamente a desobedecer al Tribunal Supremo. La respuesta, sin embargo, no será de momento el adelanto electoral, que el presidente de la Generalitat y algunos sectores de JxCat han acariciado como una opción más que probable durante los últimos días.
Dos factores han forzado a Torra a reconsiderar una decisión que en algún momento de la tarde del lunes se dio por definitiva: En primer lugar, la oposición de Carles Puigdemont, que ha sido determinante para convencer a Torra de la necesidad de mantener viva la legislatura, por lo menos hasta aprobar los presupuestos. El segundo factor, la intervención de los ex consejeros condeandos por el 1-O, que ayer aprovecharon sus intervenciones en el Parlament para recriminar a sus sucesores el espectáculo de división ofrecido el día anterior y reclamar unidad.
Puigdemont ha sido, según diversas fuentes, determinante para que Torra renunciara a un adelanto electoral que dividía a su propio partido. La dirección del grupo parlamentario, convertida en núcleo duro del president, apoyaba la opción del adelanto electoral o una respuesta contundente a lo que consideran una traición inaceptable de Esquerra. Pero ni los consellers ni los alcaldes apoyaban esta postura. Unos y otros rechazan la convocatoria de elecciones hasta que se aprueben los presupuestos, que les permitirán abordar nuevos proyectos y exhibir gestión ante los ciudadanos.
Crisis de Govern
"El president escucha a muchas personas, y cuando deba tomar una decisión la comunicará", apuntaban desde el equipo de Torra al ser preguntados sobre un eventual adelanto electoral o la posibilidad, también planteada, de una crisis en el gobierno catalán. Esta posibilidad, formalmente desmentida desde el partido de Torra, supondría nombrar a uno de los consellers del PDeCat -el mejor situado parece Damià Calvet- como Conseller en Cap, una figura creada en su momento por Jordi Pujol para señalar a Artur Mas como su delfín, por encima de Josep Duran Lleida.
El acuerdo de coalición entre JxCat y ERC fija que la presidencia de la Generalitat es para el partido de Puigdemont, que ganó las elecciones en el bando independentista, y Torra podría promocionar a uno de sus consejeros ante la posibilidad cada vez más cercana de que sea definitivamente inhabilitado por el Tribunal Supremo. Este movimiento garantizaría que JxCat conservara la presidencia, y sería además un modo de "castigar" a Esquerra rebajando el nivel institucional de Aragonés en el Govern, del que ya no sería el número dos.
Junto a esta posibilidad, algunas fuentes han especulado también con la posibilidad de que Torra fije ya la fecha de las elecciones autonómicas, previsiblemente para antes de verano. De este modo habría tiempo para aprobar los presupuestos pero quedaría claro que el gobierno de coalición está agotado, tal como se vio el lunes en el Parlament. Se trata de una fórmula que ya utilizó Artur Mas en 2015, cuando anunció la convocatoria electoral en enero, fijándola para seis meses después, a final de septiembre.
La tensión entre los socios de gobierno se hizo evidente durante toda la jornada de ayer, pese a la tregua escenificada por la comparecencia de los condenados por el 1-O. Torra y el vicepresidente Pere Aragonés no se vieron en todo el día, más allá de cruzarse por los pasillos del Parlament acompañando a Oriol Junqueras y el resto de los condenados a su llegada a la cámara. Pero el president ni siquiera asistió a la comparecencia de Junqueras, en la que el líder de ERC, flanqueado por Aragonés, defendió el diálogo con el PSOE.
Govern, presupuestos y Mesa
Pese a la incomunicación oficial, el gobierno catalán se reunirá hoy en el Palau para celebrar un Consell Executiu ordinario pero muy importante, el de aprobación de los presupuestos de la Generalitat. La previsión era que tras la reunión, Aragonés acudiera a presentar las cuentas ante la comisión de Economía del Parlament y diera así el pistoletazo de salida a su tramitación. Una previsión que ahora queda expensas de lo decidido anoche por Torra y a dirección de JxCat.
El calendario previsto por el Govern y la cámara debe permitir la aprobación de las cuentas en dos meses, siempre que se recupere la mayoría parlamentaria. Para eso, JxCat debe tomar una decisión sobre su actitud en el Parlament. El lunes, antes de suspender el pleno, los neoconvergentes se negaron a votar en solidaridad con Torra. El resultado fue el rechazo de los presupuestos del Parlament, que no tuvieron ni un voto a favor. Tras ese fracaso, el presidente del Grupo de JxCat, Albert Batet, insistió en la necesidad de suspender el pleno para intentar de nuevo llegar a un acuerdo sobre la aplicación de la inhabilitación de Torra, que JxCat y la CUP rechazan acatar.
El presidente de la cámara, Roger Torrent, ha convocado para mañana una nueva reunión de la Mesa del Parlament, en la que volverá a tratarse esta cuestión. Pero más allá del órgano de gobierno de la cámara, el bloque independentista debe pactar qué plenos están dispuestos afrontar y en qué condiciones. Es decir, si se va a garantizar o no la aprobación de los presupuestos catalanes y si se intenta alargar la legislatura más allá de las cuentas.
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