Ciudadanos no tendrá ninguna presidencia de comisión parlamentaria si se confirma el veto del PSOE, que se niega a negociar con esta formación en venganza por los ataques de Inés Arrimadas a Adriana Lastra. Y es que el Grupo Socialista vivió con indisimulable desagrado la actuación de la más que probable sucesora de Albert Rivera cuando en el debate de investidura, y entre guiños y aspavientos, sacó un cartel donde se podía leer "CV Adriana Lastra. PSOE".
Es tradicional que los partidos de la oposición tengan presidencias de comisión, pero depende siempre de la voluntad del partido mayoritario, que es el que tiene más votos para determinar quién dirige los trabajos de estos órganos parlamentarios. Suele mediar una negociación que no siempre depende del número de diputados de cada Grupo. De hecho, en la anterior y fugaz legislatura, el PNV presidía por ejemplo, la de Agricultura y Vox, ninguna, a pesar de tener los nacionalistas vascos sólo 6 diputados y los de Santiago Abascal 24.
En definitiva, "hay que sentarse a negociar y el PSOE no va a hacerlo con Ciudadanos", según señalan fuentes parlamentarias. De poco ha servido la intención de los populares de facilitar que los "naranjas" tuvieran mayor protagonismo parlamentario. Ya lo intentaron con la Mesa del Congreso aunque para ello hubiera sido necesario el concurso de Vox, que se negó a dar entrada al partido de Arrimadas. El desacuerdo provocó, no sólo que Adolfo Suárez Illana quedara como cuarto secretario y no segundo, sino que, además, facilitó que Unidas Podemos, que en principio sólo iba a tener dos puestos en la Mesa, tuviera tres.
El PSOE ha pasado de proponer a Cs un "cordón sanitario" contra Vox a hacérselo a los naranjas
Bien es cierto que el PSOE propuso entonces a PP y Ciudadanos un "cordón sanitario" en torno a Vox, para excluirle del órgano de gobierno del Congreso, a cambio de la presencia de un representante de Cs, José María Espejo. Pero el PP rechazó participar en ningún tipo de veto y echó sus propias cuentas, de modo que con los votos de populares, naranjas y Vox, el centro-derecha hubiera tenido cuatro miembros en la Mesa de los nueve que la componen.
Pero entonces no había tenido lugar la escena de Arrimadas con el cartel en el que cuestionaba la experiencia laboral de Lastra y, con ello, lanzaba dudas sobre su formación académica. Aquella actuación no sólo provocó el rechazo frontal en las filas socialistas, sino que las redes sociales se volcaron a favor de la portavoz socialista y en contra de la "barriobajera", "clasista" y "montapollos" Arrimadas.
Lo cierto es que entre los más veteranos de la Cámara Baja aquel gesto no gustó, independientemente del color político. "Fue una falta de respeto personal y más entre homólogos", coinciden en decir distintas fuentes parlamentarias. Y eso no se lo perdona el Grupo que tiene en su mano ceder a la oposición la presidencia de comisiones parlamentarias.
Los socialistas tienen en el poder de sus votos quién preside las comisiones
Formadas por 37 miembros, el que saque 19 votos se hace con la presidencia y esa mayoría está en manos de la izquierda. Por ello es indispensable que los socialistas acepten nombres de otros partidos para cambiar su voto a favor de los representantes que éstos designen en cada una de las mesas de comisión. PP y Ciudadanos, sólo sus votos no pueden imponer un nombre si no les apoya el PSOE. Los populares están negociando con los socialistas, pero éstos se niegan a hacerlo con la formación que lideró Albert Rivera.
Por ejemplo, en la anterior legislatura, el PP presidía las comisiones de Hacienda, Interior y Sanidad, entre otras seis, y Cs Defensa, Economía y Empresa, Cooperación Internacional y Calidad Democrática. Ahora, por peso parlamentario podrían aspirar a una, pero ni por esas.
La intención del Congreso es poner en marcha las comisiones parlamentarias entre los días 5 y 6 de febrero aunque se puede alargar el proceso hasta la semana del 11. Socialistas y populares han pactado no ampliar el número de las mismas, que seguirán siendo 21 a pesar de haber más ministerios, producto del acuerdo de coalición entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Eso sin contar con las mixtas Congreso-Senado y las permanentes, que suman 38 en total.
No siempre las relaciones con el PSOE estuvieron tan deterioradas. Lejos quedan los tiempos del otro "pacto del abrazo", el de Sánchez con Rivera en 2016, o el ofrecimiento que los socialistas hicieron a Cs de incluirla en segundos y terceros niveles de la Administración, incluidas presidencias de comisión y alcaldías de capitales de provincia, a cambio de su "sí" a la investidura tras las elecciones generales del 28 de abril del año pasado. Esos tiempos pasaron, al menos, por el momento.
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