"Dicen que vivimos de las subvenciones, pero de las subvenciones viven los terratenientes, no la gente que trabaja de verdad el campo. El otro día veía en un programa de televisión a agricultores de sillón. Tienen tanto que no saben ni dónde tienen las tierras y se llevan el trozo grande de la tarta. A nosotros nos llegan las migajas".
El que habla es Antonio, un pequeño agricultor del sur de Madrid. Como varios centenares de compañeros, este miércoles ha bajado a Madrid para protestar en la puerta del Ministerio de Agricultura. Están hartos del precio al que venden las aceitunas, las uvas y los cereales. Hartos de no cubrir costes y temerosos al vislumbrar un futuro más bien gris.
"Mi padre comía de la agricultura y daba de comer a sus siete hijos. Yo ahora no tengo nada claro cómo van a vivir mis hijos y mis nietos", explica Francisco, de 77 años. "Y setenta de ellos dedicados al campo. Sé de lo que hablo".
La concentración, promovida por varias asociaciones agrarias, ha convocado a varios centenares de trabajadores del campo. No ha sido una protesta masiva -apenas han cortado la calle Atocha durante unos minutos- , pero sí han gritado alto y fuerte para que les escuche el ministro Luis Planas.
"En 2018 cobré el kilo de aceituna a 75 céntimos. En 2019, bajó a 45 céntimos. Y en 2020 lo estoy vendiendo a 25 céntimos. Que me digan a mí si esto se puede mantener", asegura Alejo, que tiene unas tierras dedicadas a la aceituna y a la uva en Villarejo de Salvanés.
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