La designación de Alfonso Alonso como cabeza de lista del PP en las elecciones vascas del 5 de abril no termina con la batalla sorda que Génova lleva librando desde hace meses contra la dirección territorial de los populares. Porque si bien se ha quedado sin margen de maniobra para buscar un candidato alternativo -Rosa Díez nunca fue una opción- otra cosa es que deje de prestar atención al futuro, sobre todo si los resultados no acompañan al vasco.
Es por ello que asumirá el proceso de confección de las listas electorales para asegurarse un grupo parlamentario fiel en caso de que a medio plazo tenga que abordar el relevo de Alonso. De hecho, este es el último cartucho del que fue también ministro de Sanidad y portavoz en el Congreso para seguir al frente del liderazgo de los populares vascos. De momento, los sondeos, no le acompañan. El PP tiene en la actualidad nueve diputados autonómicos y las encuestas vaticinan una pérdida de dos asientos. Mantener la actual representación podría salvarle, pero por debajo de esa cifra todo son incógnitas respecto a su continuidad.
Por eso, además de asegurarse Génova un grupo fiel, en las listas deberá estar quien pueda relevar, llegado el momento, a Alonso. Alguien con escaño que siga ejerciendo la oposición a la más que probable reedición del gobierno de coalición entre el PNV y el PSE o, entre el PSE, Podemos y Bildu, hipótesis que los nacionalistas vascos intentarán utilizar, y explotar, para hacer un llamamiento al voto. En todo caso, y al contrario de lo que pasa con Alonso, los sondeos con intención de voto apuntan a que nacionalistas y socialistas pueden conseguir, esta vez sí, la mayoría absoluta en una colaboración que afianza la que ya tienen en Madrid para sostener el Ejecutivo de Pedro Sánchez.
En las generales del 28-A y del 10-N Génova y impuso su criterio en los cabezas de lista
En las generales del 10-N Génova ya impuso su criterio al sustituir a Javier Maroto por Marimar Blanco de cabeza de lista por Álava, en lugar de Javier de Andrés, ex diputado general, que era el favorito del presidente de los populares vascos. También situó a Beatriz Fanjul en Vizcaya -la única en sacar escaño en detrimento del PNV- e Íñigo Arcauz, en Guipúzcoa, a pesar de sus enfrentamientos con el entonces presidente provincial, Borja Semper, hoy fuera de la política y al que ha sustituido de forma interina el concejal del ayuntamiento de San Sebastián Borja Corominas. Entre los críticos guipuzcoanos a Alonso destacan también Asunción Guerra y Txema Murguiondo . Todo ello sin perjuicio de que las relaciones entre Alonso y Pablo Casado sean buenas.
Desde el PP vasco insisten en no darse por amortizados, poniendo el acento, entre otras cosas en que "tenemos los mismos diputados, nueve, que el PSE", aunque con 20.000 votos menos, justos los que sacó Ciudadanos entonces. Quinta fuerza política en el País Vasco, la amenaza ahora no es tanto la formación de Inés Arrimadas, con la que intenta hacer listas únicas, como la de Santiago Abascal, que tras cosechar hace cuatro años sólo 774 votos, traducido en un exiguo 0,07 por ciento, podría no sacar nada, pero sí dispersar el voto de centro-derecha.
En las últimas generales Abascal, en plena cresta de la ola, sólo consiguió en su tierra 28.659 votos (2,43 por ciento), pero sigue siendo un partido en ascenso que podría no haber tocado techo.
En todo caso, no hay un nombre claro para una hipotética sucesión de Alonso. Casado ha tenido especial cuidado en restañar heridas con el antiguo PP vasco, en concreto el que representaba María San Gil, a la que quiso traer de vuelta a la primera línea política. Supone una ruptura total no sólo con el partido de Alonso sino también con el de otros ex presidentes territoriales como Antonio Basagoiti y Arantxa Quiroga.
Pero en la dirección nacional defienden que "algo hay que hacer para dejar de languidecer en el País Vasco", eso, y la unidad con Ciudadanos son las dos grandes apuestas estratégicas. Mientras tanto, Casado no tuvo ningún inconveniente en asistir este jueves a la presentación del último libro de su eurodiputado Esteban González Pons, aunque allí coincidiera con Borja Semper, que hizo de maestro de ceremonias junto a la eurodiputada y Maite Pagaza.
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