Los tira y afloja en el errático intento de negociación en Galicia entre PP y Ciudadanos sigue causando resquemor en las filas naranjas, donde aún evidencian el malestar por la "humillación" de Alberto Núñez Feijóo. La formación da ya por cerrado el intento de coaligarse con los populares para las autonómicas gallegas, en el marco de la oferta del "tres o nada" que habían propuesto para Galicia, País Vasco y Cataluña, y celebra este viernes un gran acto en la región en que la plana mayor del partido arropará a la candidata de Ciudadanos y, por tanto, rival de Feijóo, la ex diputada Beatriz Pino.
Se entiende el evento como el cierre definitivo a las negociaciones con el PP gallego, sobre el que cargan toda la culpa del fracaso de una coalición constitucionalista de centro derecha para el 5-A, y por cuya decisión "deberá responder" en las urnas, en las que está "jugando con fuego". Los últimos sondeos sitúan a Feijóo en el límite para revalidar su cuarta mayoría absoluta, al faltarle un asiento que podría ir a parar a Vox con los que, a su vez, se niega a pactar a posteriori. Ciudadanos, por contra, no obtendrá representación en el Parlamento gallego.
No fueron unas negociaciones sencillas. Ciudadanos, con Inés Arrimadas como interlocutora, sufrió una "humillación" de parte del barón gallego, que desoyó las órdenes de Génova y prefirió no dar su brazo a torcer, una "falta de humildad" de la que se siguen haciendo eco entre las filas liberales. Cuando la coalición fracasó, la única propuesta en firme desde el PP era la de diluir dirigentes liberales en las listas que encabeza Feijóo. En concreto, les ofreció dos puestos, pero irrelevantes, ya que ninguno de ellos iría dentro de los 41 asientos que conserva el PPdeG.
"No lo vamos a aceptar", señalan desde la dirección naranja, que censuran la cerrada postura del PP en este territorio después de una "intensa" negociación en que ofrecieron, según defienden, multitud de vías. Aseguran los de Arrimadas que, una vez asumido que en Galicia no se seguiría la senda de País Vasco, llegaron a rectificar su postura y evaluar otras alternativas.
La primera fue la integración -que no absorción- para que, tras el cierre de las urnas, los electos de Ciudadanos se integrasen al Grupo Mixto; con la segunda intentaron que los diputados naranjas tuviesen libertad de voto; y la tercera versó por aceptar la integración, siempre y cuando gozase el partido naranja de emancipación programática.
El último intento de Ciudadanos en Galicia fue rápidamente descartado por Alberto Núñez Feijóo. En el marco de un desayuno informativo organizado en Madrid el pasado martes, el barón gallego lanzó un duro ataque a los de Arrimadas, a los que acusó de querer aprovecharse del tirón electoral del PPdeG para conseguir diputados y de "cambiar de opinión demasiadas veces", al tiempo que pidió cejar en el intento de armar "coaliciones ficticias".
Cuando aún se mantenía la esperanza de convencer a la delegación de Galicia en Madrid, de la mano del secretario general de los populares, Teodoro García Egea, de la coalición, Ciudadanos no pidió "tampoco" consejerías ni puestos en el Gobierno autonómico, sino que se limitó a "poner facilidades" al acuerdo.
Ahora el foco está en lo que suceda en Cataluña, donde los naranjas podrían tomar represalias por el "desprecio" gallego y cerrarse a una coalición, habida cuenta de que las perspectivas electorales de Ciudadanos en Cataluña son potencialmente más bajas que las de Feijóo en Galicia.
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