"Por supuesto que sabíamos que el 8-M era una temeridad y por supuesto que intuimos el lunes 9, cuando nos dieron los datos (del Ministerio de Sanidad), que nos los habían ocultado y se los habían ocultado a la gente por las manifestaciones" con motivo del Día Internacional de la Mujer. Quien habla así es una persona del equipo de la presidenta autonómica madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que aborda una crisis sanitaria de primera magnitud por los contagios del coronavirus.

La imagen de la ministra de Igualdad, Irene Montero, en la manifestación del 8-M vuelve a ser portada tras conocerse que está infectada. La conveniencia de esas concentraciones en toda España y, sobre todo, el gran acto central y multitudinario que se celebró en Madrid, es, de nuevo, objeto de debate. Y aunque formalmente se mantiene la colaboración entre administraciones, comienzan a surgir las primeras brechas y reproches.

Recuerdan en la Comunidad de Madrid, que los números que el departamento de Salvador Illa proporcionó el viernes distaban mucho de los que se produjeron apenas tres días después. Ese viernes, los afectados en la región no pasan de 180, pero el lunes, el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, pide una reunión urgente con Díaz Ayuso tras comunicársele que los contagiados superan la cifra de 500. "De viernes a lunes. El sábado sabían lo que estaba pasando antes de la manifestación", reiteran los medios consultados.

Madrid comenzó a tomar decisiones que Sanidad consideraba innecesarias

Sólo un día antes, el jueves 5 de marzo, el Director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, hablaba de 90 casos positivos en Madrid, pero con especial virulencia en las personas de más edad. Por eso el viernes la Comunidad anunció el cierre de los centros de día para mayores debido "al riesgo inminente para la salud pública", a pesar de no considerarlo necesario el Ministerio de Sanidad, lo que provocó uno de tantos choques entre ambas administraciones aunque.

Asimismo, Díaz Ayuso, ha acusado al Gobierno central de querer "cerrar" Madrid para evitar la expansión de la pandemia. El Ejecutivo autonómico dice abominar de esa idea e insiste en que la decisión, de tomarse, será exclusiva responsabilidad de Moncloa. «Yo no tengo competencias para ello», subrayaba la líder del PP regional, pero el Gobierno central «sí», dijo este jueves en entrevista en Telecinco.

El martes 10, en una comparecencia tras las reunión del Consejo de Ministros, Salvador Illa justificó que no cancelaran las manifestaciones del 8-M así como el acto de Vox en Vistalegre en que no fue hasta ese mismo día al "anochecer" que se produjo "un aumento significativo de casos». Los contagiados aumentaron de los 365 del viernes 6 a los 999 de primera hora del lunes 9. Lo cierto es que apenas 24 horas del 8-M, Sanidad aconsejó evitar las aglomeraciones y concentraciones en Madrid.

Eso es lo que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, describe una y otra vez como "escenarios no estáticos" para no adelantar acontecimientos respecto a la adopción de medidas drásticas como aislar Madrid, cancelar las elecciones vascas y gallegas del 5 de abril o decretar el Estado de Alarma regulado por el artículo 116 de la Constitución.

La Comunidad de Madrid trabaja con proyecciones matemáticas que hace la consejería de Sanidad sobre la evolución de la incidencia del coronavirus en la región, y los datos no son halagüeños. Ahí se explica que Díaz Ayuso haya pedido a los madrileños "que no se asusten este fin de semana porque va a haber un pico muy importante" de contagios, que no va a dejar de crecer en las próximas semanas y que tensará aún más el sistema de salud de Madrid.

Cuando esto pase, ya nos pegaremos", dicen en el entorno de Díaz Ayuso

En definitiva, que el Gobierno de la Nación "tendría que haber hecho otra cosa de cara al 8-M cae por su propio peso", aducen en el entorno de la presidenta autonómica. Sin embargo, la Comunidad de Madrid "no va a inflar el fuego del enfrentamiento de ninguna de las maneras. Estamos a que los hospitales funcionen y la gente no se meta en discotecas. Cuando esto pase, ya nos pegaremos. No es el momento de contar infidelidades", apuntan.

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