Los países de la Unión Europea siguen aplicando medidas cada uno por su cuenta para frenar la propagación del coronavirus. Unos cierran fronteras total o parcialmente, mientras otros exigen más determinación de las instituciones europeas. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, va a proponer este martes a los jefes de Estado y de gobierno que limiten al máximo los viajes a la Unión Europea en los próximos 30 días. Solo se permitirán los imprescindibles, nada relacionado con el ocio o el turismo.
Von der Leyen lo ha anunciado este lunes, justo después de que Alemania cerrara parcialmente sus fronteras con Austria, Suiza, Francia, Luxemburgo y Dinamarca en lo que supone un cambio en relación a lo previamente anunciado por la canciller, Angela Merkel, que abogó por medidas conjuntas en la Unión Europea. Mantiene abierto el paso a Bélgica y Países Bajos.
Alemania se queja de que las instituciones europeas no hayan puesto en marcha medidas de forma conjunta. Algo se ha empezado a mover en Bruselas. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha dado a conocer este lunes una serie de recomendaciones para frenar la curva y vencer la expansión del coronavirus.
En primer lugar, la Comisión propone restringir al máximo los viajes no esenciales a la Unión Europea en los próximos 30 días, que pueden ser prorrogables. "Cuanto menos viajemos, mejor", ha dicho Von der Leyen.
A su vez, aboga por establecer vías rápidas para garantizar los suministros esenciales (alimentos, equipamiento médico, por ejemplo) y asegurar la viabilidad económica. Este martes el presidente del Consejo Europeo ha convocado una cumbre por videoconferencia de los jefes de Estado y de Gobierno donde procederán a aprobar esta propuesta de Von der Leyen.
La Comisión ha aprobado este lunes asimismo unas directrices sobre la gestión de fronteras con motivo de la pandemia. Habrá chequeos aleatorios de los viajeros, los que por razones justificadas tengan que entrar, que procedan de fuera de la Unión Europea. Se harán en la frontera exterior de la zona Schengen, incluidos puertos y aeropuertos. Podrán rechazar a quienes presenten síntomas o provengan de zonas con elevado contagio.
Pero Alemania, donde aumenta rápidamente el número de casos y de fallecidos, ha decidido no seguir esperando. El ministro del Interior, Horst Seehofer, ha dicho que su gobierno ha de frenar la curva lo antes posible. "Para lograrlo no solo hemos de suspender los actos sociales y ser muy cuidadosos en el contacto entre nosotros, sino que también hemos de limitar el movimiento de las personas".
Es el presidente Macron quien más ha criticado estas medidas unilaterales, no solo de Alemania. Mañana hay convocado un Consejo Europeo por videoconferencia para abordar el asunto.
Macron ha hablado este lunes con la canciller Merkel, la presidente de la Comisión, Ursula von der Leyen, y con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Les ha expuesto su rechazo a estas medidas restrictivas. Bruselas pretende que no se pongan trabas a la libre circulación de bienes, y se facilite la movilidad de los trabajadores transfronterizos.
Seehofer es quien ha defendido que Alemania se cierre parcialmente para frenar el avance del coronavirus. Hace unos días se hizo viral una imagen en la que Seehofer rehusaba saludar a la canciller Merkel como medida de precaución. Trataba el ministro del Interior, y la canciller después elogió su gesto, de concienciar a la población de que había que evitar todo contacto.
La presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, que fue ministra de Defensa en el gobierno de Merkel hasta su designación al frente del Ejecutivo europeo, defendía el viernes lo contrario, amparándose en la Organización Mundial de la Salud. Von der Leyen citaba a la OMS, que considera que el cierre de fronteras "tiene un gran impacto económico y social, a la vez que trastorna la vida de las personas y de las empresas", según cita el Financial Times.
"La situación es muy, muy grave. Hemos de reaccionar", ha añadido el ministro alemán del Interior, Horst Seehofer. Mientras no haya una solución europea, cada país ha de adoptar soluciones extremas, según el gobierno alemán. "Quien no lo haga lamentará los daños", ha concluido.
Según las estadísticas de worldometers, en Alemania superan los 5.800 casos. Han fallecido 13 personas hasta este lunes.
Antes que Alemania habían anunciado cierres de fronteras Dinamarca, Polonia y la República Checa. Los Países Bálticos (Letonia, Lituania y Estonia) hicieron lo mismo.
Con Portugal solo intercambios comerciales
España y Portugal han acordado este domingo que se limitan los movimientos con fines turísticos o de ocio, sin llegar a cerrar fronteras, aunque en la práctica suponga el confinamiento de ambos países, salvo para intercambios comerciales.
Los dos países han declarado el estado de alarma este fin de semana. El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, ha conversado con el jefe del gobierno portugués, Antonio Costa, para coordinar la acción. Sánchez y Costa mantienen una excelente relación personal.
"Hemos decidido actuar siempre juntos en la gestión de nuestra frontera común, mantener la libre circulación de mercancías y garantizar los derechos de los trabajadores transfronterizos", ha explicado Antonio Costa, según informa Europa Press.
Cada vez más dirigentes regionales y municipales exigen a Costa que restrinja más la circulación en la frontera. Asustan los más de 7.800 casos en España.
El líder opositor, el conservador Rui Ro, ha demandado medidas más estrictas en la frontera. Costa no descarta declarar el estado de emergencia, si el de alerta no es suficiente. La región más afectada es Lisboa. En Portugal hay ya 245 casos, sin que haya que lamentar víctimas mortales.
Francia, elecciones en vilo
En Francia hemos visto este domingo escenas que se contemplaron en España una semana antes. Cada país, en lugar de aprender de la experiencia del vecino, va por su cuenta mientras la expansión del coronavirus sigue imparable en Europa, que es ya el epicentro de la enfermedad.
El presidente Emmanuel Macron dio un discurso a la nación el jueves, pero no anunció la suspensión de la primera vuelta de las elecciones locales. Dijo basarse en criterios científicos, pero no hay unanimidad al respecto.
La mayoría de los franceses eludió la convocatoria: un 56% de abstención, es decir, la participación cayó 20 puntos con respecto a 2016. Mientras el gobierno ordenaba el cierre de comercios, bares e instituciones culturales, llamaba a votar, en una decisión paradójica y muy cuestionable.
Las medidas de precaución han sido extremas. Tenían que mantener la distancia de seguridad en los colegios de votación, llevar bolígrafos de casa, y eludir el contacto.
Tanto es así que está sobre la mesa la suspensión de la segunda vuelta, en principio, prevista para el 22 de marzo. El primer ministro, Édouard Philippe, ha anunciado que consultarán a los expertos antes de tomar la decisión.
La líder de Reagrupamiento Nacional, Marine Le Pen, había exigido la suspensión de la primera vuelta, y da por seguro que se suspenderá la segunda. Acusa al gobierno de ralentizar la toma de decisiones.
Como era previsible, La República en Marcha, el partido del presidente Macron, ha cosechado resultados muy modestos, entre el 13% y el 17% de los votos, en el mejor de los casos, según informa Libération. En Le Havre, donde competía el propio Philippe, habrá segunda vuelta, aunque ha sido el más votado (43%).
En Perpiñán, el candidato de Reagrupamiento Nacional, Louis Aliot, se ha impuesto con claridad. Era el principal objetivo del partido de Marine Le Pen.
La alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, nacida en España, ha sido la más votada con un 30%, pero competirá en segunda vuelta con la ex ministra Rachida Dati. La ex ministra de Sanidad, Agnès Buzyn, que tuvo que ser reclutada a última hora tras la dimisión del titular de esta cartera por un escándalo sexual, se quedó fuera de la contienda con un 17% de apoyos.
Ahora el gobierno francés estudia el confinamiento y suspender las elecciones locales en segunda vuelta. Como si en 24 horas se hubieran dado cuenta de que el coronavirus es una amenaza que no respeta a nadie. Igual ocurrió en España: el 8-M manifestaciones masivas y una semana después estado de alerta.
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