Tenía 52 años y era enfermera. Dio su vida por salvar la de otros y el Covid-19 se la arrebató el pasado miércoles. La muerte de esta enfermera, la primera de un trabajado sanitario en nuestra lucha contra la pandemia, ha supuesto un duro revés para el colectivo. “Estamos destrozadas, ha sido un mazazo”, aseguraba un portavoz de las enfermeras vizcaínas. Hoy todas sus compañeras y compañeros portarán un crespón negro y colgarán telas negras de las ventanas de los centros sanitarios. Lo harán en señal de luto pero también de petición de más medios para que en la guerra médica contra el virus no se tengan que lamentar más muertes.
Trabajaba en el Hospital de Galdakao volcada en la atención asistencial que durante todos estos días desborda hospitales y centros asistenciales de nuestro país. Los primeros síntomas de que podría haberse infectado por el coronavirus se fueron agravando hasta recomendar su ingreso en el Hospital de Basurto el pasado viernes. Seis días más tarde, murió. No era la única profesional sanitaria infectada, actualmente cerca de un centenar de enfermeras, médicos y otros profesionales sociosanitarios han dado positivo por coronavirus en Euskadi.
El duro golpe que supuso conocer la primera muerte por la pandemia entre quienes libran la batalla en primera fila suscitó ayer un profundo malestar en redes sociales y peticiones de más medios para los responsables sanitarios. Uno de los reproches más extendidos es el cambio de protocolos de protección, que limita y modifica el acceso al material y obliga a realizar jornadas laborales sin poderse desprender de él. Esta nueva directriz obliga a muchos de los profesionales sanitarios a trabajar durante más de siete horas con guantes, batas o buzos, gafas y mascarillas puestos.
A ello se suma un incremento de carga asistencial imparable. Sólo en Vizcaya, el número de casos entre este miércoles y el jueves aumentó un 32%. “Reclamamos no sólo que se pueda habilitar más descanso sino también ayuda psicológica para sobrellevar todo esto. Está siendo muy duro”, asegura una representante del sindicato de Enfermería, Satse. Señala que el temor a resultar contagiado por estar atendiendo durante largas jornadas a pacientes potencialmente infectados, genera un gran estrés, “además de la preocupación que tenemos por poder contagiar a otros compañeros o incluso a las familias cuando regresamos a casa”. Señalan que junto a la presión mental que está suponiendo, físicamente está resultando agotador, “trabajar en esas condiciones es muy complicado”.
"Uso responsable y racional"
Una labor que se debe llevar a cabo una reducción y modificación de las medidas de protección que hasta ahora se venían aplicando, según denuncian las centrales sindicales. El Servicio Vasco de Salud actualizó el pasado martes los protocolos de uso del material de protección para el personal sanitario. Siguiendo el camino fijado por el Ministerio de Sanidad, en los hospitales vascos se ha instado a hacer un “uso responsable” y “racional” de los Equipos de Protección Individual (EPI) existentes.
En la circular dirigida a los trabajadores de Osakidetza se determinaba en qué casos de podía o no emplear cada uno de los elementos de protección. Así, las mascarillas quirúrgicas, por ejemplo, se obliga a utilizarlas durante todo el turno y incluso se recomienda que sean “reutilizables” si no se han deteriorado. En relación a los EPIs habituales se estos reservan para la atención a pacientes “posibles, probables o confirmados” de Covid-19. Las mascarillas quirúrgicas FFP2 y FFP3 se reservan para las áreas de “alta frecuencia” de infectados “si hay disponibilidad y siempre asegurando la existencia de stocks suficientes para las situaciones en las que están recomendadas de forma priorizada”. En la nota interna se advertía incluso que una sustracción de EPIS supondría la apertura de un expediente.
“En la Enfermería estamos preocupados. Estos cambios han generado mucha inseguridad. Los protocolos de protección son cada vez más laxos. Antes nos exigían guantes de caña larga, bata larga impermeable y ahora basta con guantes normales y una bata desechable y las máscaras de mayor protección también se reservan para determinados casos”, denuncian desde el sindicato Satse. Mañana el colectivo se reunirá con el Gobierno vasco para abordar la situación y les trasladarán la necesidad de garantizar los materiales de protección y prevención.
Golpe al "alma del sistema"
El colectivo de enfermeras ha reclamado al Gobierno vasco una información clara y actualizada de la situación y que ésta llegue de modo ágil a la plantilla. También que se facilite información de los EPI disponibles, "sin escatimar medios materiales, así como aplicar "un 'protocolo unificado y claro para la racionalización de los recursos disponibles".
La consejera de Salud del Gobierno vasco, Nekane Murga, aseguró ayer que por el momento no existen problemas de abastecimiento relevantes pero reconoció que los planes de compra que tenían se han tenido que enfrentar a un crecimiento “exponencial” de la pandemia con la consiguiente demanda de material. Señaló que por ahora se han tenido que abastecer con proveedores locales ya que muchos países han prohibido la exportación de este tipo de material.
Murga se mostró afectada por la muerte de la enfermera del hospital de Galdakao, “ha golpeado al alma del sistema”, señaló, “es un golpe difícil”. La doctora Murga no negó que quizá en un primer momento de la incidencia de la epidemia hubo cierto desconcierto en el abordaje de los posibles infectados, ya que en muchos casos la sintomatología o no estaba clara o simplemente no aparecía: “En esos primeros días fue cuando se produjeron las primeras infecciones entre nuestros profesionales”, apuntó en declaraciones a la Cadena Ser.
Hoy todos los sindicatos de la enfermería vasca saldrán a manifestarse y a recordar a Amaya. Lo harán a las 12.00 horas en los centros de salud con un paro de cinco minutos. En una nota reclamaron ayer que es “vital” que aseguren a la plantilla el abastecimiento de material de protección contra el virus para poder prestar la atención asistencial con las necesarias garantías: “El Gobierno vasco y la propia Osakidetza deben articular un plan encaminado a garantizar que eso sea así. No nos podemos permitir un escenario de desabastecimiento. Les exigimos que actúen de manera inmediata”.”
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