El calendario sigue acumulando días. Suma 45. Son jornadas sin novedades, con una angustia convertida en triste rutina y con dosis de impotencia por el temor al olvido. La pandemia que todo lo copa lo complica aún más. Pero en casa de Joaquín y Alberto el drama llegó antes de que el coronavirus nos cambiara la vida. Sucedió la tarde del lejano 6 de febrero, cuando los dos quedaron sepultados bajo una montaña de vertidos y tierra mientras trabajaban en el vertedero de Zaldibar.
Siete semanas más tarde los focos ya no alumbran con la misma intensidad. Tampoco los medios preguntan tanto. Los trabajos de búsqueda también parecen haberse ralentizado. Un tiempo en el que las diferencias entre las familias han empezado a alejarles, las discrepancias con el Gobierno vasco a agudizarse y la necesidad de recordar que sus seres queridos siguen enterrados se ha convertido en una llamada de auxilio.
Los Beltrán conocen bien el terreno. Joaquín, el mayor de una familia numerosa que llegó de Málaga en busca de trabajo a la Euskadi industrial, llevaba tiempo trabajando en esa ladera junto a su hermano. Como otros muchos, su padre encontró trabajo en una maderera de Güeñes, un pequeño municipio vizcaíno. La familia pronto se integró en aquel País Vasco agitado. Hoy al hermano de Joaquín, a Francisco Javier, nadie le llama así. Es ‘Txisko’, “con tx”, puntualiza. Fue su mano derecha en la empresa familiar. Ahora, con el dolor en el corazón, debe ponerse al frente para que las maquinas no paren en la búsqueda de su hermano, el que hizo de padre, de pilar para todos ellos a la muerte prematura de su padre.
‘Txisko’ está dolido con el lehendakari. No olvida su mala gestión y menos aún que sugiriera que la responsabilidad de lo sucedido no era del Gobierno vasco en ningún caso sino de la empresa Verter Recycling y de Excavaciones Beltrán. Considera que detrás de esta crisis se esconden demasiados intereses políticos y empresariales que no hacen sino complicar ver el final del túnel. Cuando se le pregunta por las causas del siniestro habla de posible “codicia” por parte de la empresa que decidió trabajar sin esperar el resultado de las últimas inspecciones del vertedero. Si se le cuestiona sobre el plan de rescate, ‘Txisko’ recurre a intereses de otro tipo: “Aquí hay que apartar banderas e ideologías, estamos hablando de vidas. Esto es nacionalismo puro y duro”.
Pregunta.- El accidente ocurrió el 6 de febrero. Han transcurrido 45 días y los cuerpos de su hermano Joaquín y de Alberto Sololuze continúan sin aparecer. ¿Cómo lo están llevando?
Respuesta.- No tenemos palabras para describirlo. Es duro ir cada día donde tu cuñada y sobrinos y cuando ella te pregunta decirle que no hay novedad. Cada día la negativa la llevo en los ojos, mi cuñada me lo ve antes de que se lo diga. Mi hermano tenía tres hijos y es duro para todos ellos. Además, la operación de búsqueda se está complicando, aunque creo que ellos lo están complicando aún más.
P.- 44 días después, ¿no hay novedades?
R.- Tengo la sensación de que el rescate ha pasado a un segundo plano. Una vez que controlaron la autopista, los incendios y los lixiviados, que es lo que les preocupaba, creo que la búsqueda ha pasado a un segundo plano. El rescate se ha convertido en un negocio para la empresa que lo gestiona, es triste pero funciona así todo. Tras nuestras críticas se han puesto un poco las pilas, he visto alguna mejora pero se tienen que aplicar más, centrarse en la búsqueda y olvidarse de hacer negocio. Que les encuentren y luego si quieren que hagan el negocio de su vida. Son empresas afines a partidos políticos, al PNV, y me da la sensación de que todo queda en casa.
P.- En la búsqueda de su hermano y de Alberto, ¿cree que están influyendo intereses políticos y empresariales?
R.- Algo sí tiene que haber. No me cuadra tanta descoordinación. Ver ertzainas que deben vigilar qué se carga en las máquinas y les ves mirándolo desde el coche. Se debe tener más vocación por el trabajo. Al principio sí parecía que había movimiento, pero ahora… Han pasado muchos días y ya no van a encontrar un cuerpo, con los días que han pasado, por eso deben vigilar qué se está cargando.
P.- Usted conoce bien el vertedero, trabajaba ahí. Por el paso del tiempo, la existencia de componentes químicos y la complejidad de la operación. ¿Cabe la posibilidad de que no les encuentren?
R.- Se puede dar, pero con la presión que hemos metido no creo que lo permitan. Para ellos sería lo más fácil. El máximo responsable del 112, Pedro Anitua, me dijo que era una posibilidad y que llegado el momento lo dirían. Ya le dije que no lo permitiríamos. Aquí se sabe más o menos en qué zonas pueden estar los dos, Joaquín y Alberto, y es ahí donde hay que concentrar los esfuerzos. No es buscar en todo el vertedero sino en tres zonas. El proceso puede llevar meses. Además, por el tipo de residuos que hay, eso fermenta muy rápido. Entre las toneladas que tendrán los cuerpos encima, más los residuos que hay en ese vertedero. El tiempo es oro para las familias. Pero ellos ya no lo ven así, una vez que el muerto ha ido al hoyo…
P.- Durante las semanas transcurridas desde el accidente habrá dado vueltas a lo que sucedido. ¿Se podía haber hecho algo para evitarlo?
Me duele que Urkullu haga de juez al acusar a Excavaciones Joaquín Beltrán, Es muy duro.
R.- Es un accidente, pero pienso que se podía haber evitado. Sin la codicia del dueño del vertedero… El accidente ocurrió el día 6 de febrero, jueves. Para el lunes siguiente se esperaban los resultados de una ingeniería y los geólogos que habían estado ahí analizándolo. No sé si fue por la ingeniería o por el dueño, pero quizá habría que haber esperado a esos resultados. Esa cosa sí me ha quedado a mí. No podemos olvidar que el Gobierno vasco era el que daba las concesiones, el que hacía las inspecciones y que tiene mucha responsabilidad si no lo ha controlado debidamente.
P.- ¿Le ha decepcionado la gestión del lehendakari?
R.- Yo esperaba más de él. Me duele que Urkullu haya hecho de juez al acusar a Excavaciones Joaquín Beltrán y a Verter Recycling de la responsabilidad de lo ocurrido y que el Gobierno no tenía ninguna responsabilidad. Eso no se puede decir. Se lo dijo a mi cuñada. Es muy duro. Hay que apartar las banderas, las ideologías. Estamos hablando de vidas, de familias. Esto es nacionalismo puro y duro y primero están las personas. También nos amenazaron diciendo que cuidado con lo que decíamos a la prensa.
P.- La intervención de la UME para las labores de rescate, ¿hubiera arrojado otro resultado?
R.- Milagros la UME no puede hacer, pero todo lo que sea aportar. Lo interesante hubiera sido un mando único desde el primer momento y aquí no la ha habido, ha habido descoordinación. La UME es más profesional y tiene un mando único, quizá se hubieran organizado mejor. Al final, esto ha sido tema político, por eso no quieren permitir que entre la UME. Lo mismo que ocurre ahora con el coronavirus.
P.- La pandemia y el Estado de Alarma, ¿ha afectado a los trabajos de búsqueda?
R.- Sí. Ahora parece que se han vuelto a poner las pilas. El mes que viene quieren empezar a hacer turnos de doce horas, pero no han reaccionado hasta que hemos acudido a los medios de comunicación.
P.- Ahora, a las familias de Alberto y la suya, se les ve por caminos distintos en su relación con el Gobierno. ¿Se ha resentido la sintonía entre ustedes?
R.- Sí se ha roto un poco la relación. Ellos han evitado enfrentarse y no dudaron en subirse con el lehendakari al vertedero para hacerse a foto, pese a las críticas que lanzaron contra mi hermano. Creo que eso era hacer campaña electoral con las víctimas, no nos gustó. El Gobierno vasco ha hecho bien su trabajo dividiéndonos. Así es la política.
P.- En el día a día, ¿cómo está la familia?
La UME no puede hacer milagros, pero es más profesional y quizá su hubiera organizado mejor"
R.- Joaquín era el mayor de ocho hermanos, hizo de padre para nosotros. Mi padre murió joven y él fue un referente para todos nosotros. Ha sido una tragedia para los hermanos, para su mujer y sus hijos, era el pilar de la familia. El día del padre ha sido duro. Aún no te haces a la idea. Mientras no le tengamos y podamos pasar el duelo, esto no se pasará. Por eso tenemos la esperanza de que les puedan encontrar. Perder a un ser querido y no poder recuperarle es lo más duro.
P.- El Gobierno vasco se ha comprometido a no parar hasta encontrar los cuerpos.
R.- Sí, eso ha dicho. Esperemos que sea así, pero no sé.
P.- ¿Le preocupa que la pandemia y la urgencia del coronavirus haga olvidar a la sociedad vasca el accidente de Zaldibar y el rescate de Joaquín y Alberto?
R.- Tengo mis miedos de que pase a un segundo plano. La familia vamos a intentar que eso no ocurra. Me preocupa porque lo del coronavirus va para largo.
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