La batalla se libra con armas desiguales. Es un mismo enemigo pero unos y otros lo combaten con recursos muy diferentes. La irrumpió dolorosa del Covid-19 en nuestro país no sólo ha forzado medidas desconocidas hasta ahora sino que ha puesto a prueba los sistemas sanitarios autonómicos hasta llevarlos al extremo del desgaste y la saturación. Lo ha hecho en particular en las comunidades autónomas donde el coronavirus se ha propagado con mayor rapidez y crudeza: Madrid, Cataluña y Euskadi. De los casi 40.000 infectados de los que se tenía constancia hasta ayer en España, cerca de seis de cada diez se han producido en alguna de estas tres comunidades autónomas. También el precio más duro, el de los fallecidos, se lo ha cobrado el Covid-19 en estas regiones, concentrando en ellas el 75% de los fallecimientos.
El caso de Madrid es singular. El impacto de la epidemia ha asolado la comunidad obligándola a adoptar medidas extremas como habilitar Ifema como hospital de campaña, suspender parcialmente el servicio funerario municipal o transformar el Palacio de Hielo en morgue de urgencia. En Barcelona se han tenido que habilitar espacios junto a los hospitales para preparar UCIs se ha adaptado la Fira de Barcelona para acoger a ‘sin techo’ y se ha recurrido a hospitales privados. En Euskadi se tenido que llamar a personal sociosanitario jubilado y se ha reconvertido hoteles para dedicarlos al descanso de personal sanitario.
Pero la mayor urgencia que las tres comunidades autónomas intentan afrontar estos días se libra en sus hospitales. En los tres casos los centros asistenciales están desbordados por el número de pacientes que el virus está provocando y que han obligado a la red pública a pedir apoyo a los hospitales concertados y privados. La llegada del Covid-19 ha encontrado a sus respectivos sistemas sanitarios públicos una situación muy desigual. El ranking de gasto sanitario público en España sitúa a Madrid y Cataluña en los puestos de cola en cuanto a inversión de las 17 comunidades autónomas, frente al País Vaso que lo encabeza.
Así, según los presupuestos de este año, Cataluña, que acumula tres ejercicios con las cuentas prorrogadas, es la comunidad con el gasto sanitario per cápita más bajo de toda España: 1.192 euros por habitante. Esta cifra está muy lejos del gasto que se realiza en el Servicio Vasco de Salud, donde el presupuesto por habitante es de 1.809 euros, según revela la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública. Una diferencia entre dos de las tres comunidades que con mayor virulencia padecen en coronavirus que representa una distancia entre una y otro, entre un sistema hospitalario y otro del 51% (617 euros) por habitante en Euskadi frente a Cataluña. En el caso de Madrid, la inversión en la sanidad pública, la que con mayor esfuerzo está abordando esta crisis sanitaria, es notablemente inferior a la vasca y sólo algo mejor que en Cataluña: 1.236 euros por habitante.
Hasta 617 euros de diferencia
Estas diferencias presupuestarias son notables y se traducen en los recursos sanitarios con los que deben hacen frente a situaciones de emergencia como la actual. Pese a que en los tres casos la saturación es innegable, el nivel de desbordamiento es significativamente mayor en Madrid por el impacto superlativo que está teniendo el coronavirus.
Comunidades como Cataluña, con tres veces y media más población -7,5 millones- que Euskadi -2,1 millones de habitantes- apenas invierte en su sistema sanitario algo más del doble que el País Vasco, 8.828 millones frente a los 3.941 millones de las cuentas del Gobierno vasco. Una situación que se asemeja a la de la Comunidad de Madrid, con 6,6 millones de habitantes, y que invierte alrededor de 8.150 millones en su sanidad pública.
Por el momento, tanto en Madrid como en Cataluña han solicitado ayuda del Gobierno para abordar su delicada situación sanitaria. El propio Gobierno de Pedro Sánchez ha solicitado apoyo al resto de comunidades autónomas para poder paliar la satiración. El Gobierno vasco por el momento ha evitado hacerlo y asegura que a pesar de que el número de contagiados crece a ritmos del 20% de día en día, puede hacer frente a la situación con sus propios recursos. En Euskadi se han dibujado cuatro escenarios de impacto de la epidemia y que sitúa en el último nivel, el más grave, la posibilidad de duplicar hasta las 550 UCIs las unidades de atención a pacientes críticos. En el caso de Alava, el principal foco del Covid-19 en el País Vasco, la incidencia de la epidemia ha obligado a aplicar ya el tercer nivel de los cuatro contemplados.
La inversión en la sanidad pública ha situado a las distintas comunidades autónomas con herramientas y recursos desiguales ante una situación de pandemia como la actual. Murcia es otra de las regiones que ha reclamado medidas urgentes, como el confinamiento de la comunidad. Lo ha hecho pese a registrar por el momento un nivel de infección más moderado, 385 infectados. La comunidad murciana es, tras Cataluña y Madrid, la que menor inversión per cápita en sanidad registra en nuestro país. Por cada murciano la Administración autonómica invierte en sanidad 1.305 euros.
Por debajo del PIB
En sus presupuestos de 2020, por debajo de la media en gasto sanitario per cápita en España -1.487 euros- figuran también Andalucía (1.312 euros), Canarias (1.346), Valencia (1.359 euros), Baleares (1.453 euros), Castilla y León (1.473 euros), Castilla La Mancha (1.473 euros) y La Rioja (1.478 euros).
Quienes mejor posición mantienen en cuanto a inversión pública sanitaria, por encima de la media, son, además del País Vasco, que encabeza la lista (1.809 euros), Navarra (1.789 euros), Asturias (1.771 euros), Extremadura (1.601 euros), Aragón (1.586 euros), Cantabria (1.583 euros) y Galicia (1.518 euros).
En España los hospitales absorben más del 60% del gasto. Pero los importes han crecido a un ritmo más moderado de lo que los hacía el PIB. En los últimos años la inversión en la sanidad pública ha ido perdiendo peso hasta caer actualmente al 5,9% del producto interior bruto. Un porcentaje incluso inferior al 6,1% que se alcanzó en 2015 y similar al de 2017.
El último informe elaborado por el Ministerio de Sanidad, ‘Estadística de gasto sanitario público’ analizó el periodo comprendido entre 2012 y 2017 y concluyó que la inversión en sanidad en nuestro país fue notablemente inferior a lo que mejoró la economía. Mientras en ese quinquenio el PIB registró un incremento del 3,3% la inversión en sanidad lo hizo sólo al 2,6%. Un periodo en el que las diferencias entre Comunidades Autónomas fueron muy notables. En el año 2017 hubo regiones como Extremadura que hicieron un gran esfuerzo para mejorar su sanidad al dedicar el 9,1% de su PIB a inversión sanitaria pública. Por el contrario, ese año el peso de ese gasto en la Comunidad de Madrid rondó el 3,7%.
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