El día que termine la cuarentena no será normal. No habrá una gran manifestación, ni un partido de fútbol a puerta abierta, ni un reencuentro masivo en los bares. Italia marca el camino a toda Europa desde hace semanas con la crisis del coronavirus: fue el primero en entrar y, previsiblemente, será el primero en salir. Su curva se aplana por días y aunque hoy ha vuelto a sumar 837 fallecidos, los nuevos contagios se han estancado en unos 4.000 al día, menos de la mitad que España. La tasa de crecimiento diario ya cae por debajo del 4%. La nación, confinada desde el 9 de marzo, sueña con la reapertura, pero esta tardará aún semanas en llegar y vendrá acompañada de numerosos asteriscos.
Tal y como aseguró en las últimas horas el ministro de Salud, Roberto Speranza, las medidas de confinamiento drástico se mantendrán al menos hasta el final de la Semana Santa. Seguro hasta el 12 de abril, y probablemente alargadas hasta el 18, según las fechas que maneja la prensa italiana. A partir de ahí, tal y como adelantaba este martes La Repubblica, podría comenzar la reapertura de algunas industrias químicas vinculadas al negocio farmacéutico o alimentario. Siempre guardando las recomendaciones generales que rigen durante el estado de emergencia, en cuanto a distancias de seguridad y prevención de riesgos laborales.
Las autoridades creen que el pico llegará entre el 6 y el 9 de abril y desde entonces habrá que esperar otras dos o tres semanas para reducir la contagiosidad del virus
El resto de la sociedad tendrá que esperar. Pese a que Italia reduce a diario sus tasas de crecimiento diario de contagios, el viceministro de Salud, Pierpaolo Sileri, declaró el lunes que el pico de la enfermedad no llegaría hasta "dentro de 7 o 10 días". Entre el 6 y el 9 de abril. A partir de ahí, habría que esperar otras dos o tres semanas para que el número de reproducción del virus -la cantidad de personas a las que infecta un caso positivo- bajara hasta 0,7 o 0,8. Sólo entonces podrá empezar a evaluarse qué otras actividades pueden recuperar poco a poco su ritmo.
Con un calendario en la mano, y siguiendo las previsiones del ministerio de Salud italiano, ese momento no llegaría hasta la última semana de abril. A las puertas de un puente festivo. Por eso se ha instalado ya una fecha en el horizonte de la sociedad transalpina: el lunes 4 de mayo. ¿Y qué pasará entonces?
'Una nueva anormalidad'
En una intervención televisiva este martes, el virólogo Walter Ricciardi, miembro del Ejecutivo de la OMS y asesor técnico del gobierno italiano, habló de conquistar "una nueva anormalidad". Definió abril como un mes "de batalla" y subrayó las líneas maestras del plan italiano de aquí en adelante: confinamiento, testeo y seguimiento de casos. Plantea incluso la necesidad de que la asistencia física a los puestos de trabajo comience a permitirse para aquellos que presenten el certificado de un test negativo.
El virólogo Walter Ricciardi, asesor del Gobierno, dice que las playas, deportes, cines o teatros tendrán que esperar a que haya un tratamiento específico o una vacuna
"Playas, abrazos, contactos, partidos de fútbol, cines, teatros...ya los conquistaremos cuando tengamos una terapia específica y una vacuna", enumeró, situando el horizonte de normalidad para las actividades sociales más comunes en un plazo mucho más lejano que ese 4 de mayo, que reconoció como una hipótesis moderadamente realista. Ricciardi, en una entrevista con el diario ABC, aseguró este mes que haber celebrado los eventos masivos del 8-M en España fue "una locura" y "un favor al virus".
Italia, que ha permitido excepcionalmente que un progenitor pueda salir a las inmediaciones del hogar a pasear brevemente con un hijo, reproduce a grandes rasgos el modelo chino. Allí la normalidad tampoco se ha recuperado del todo tras el levantamiento de las cuarentenas.
Parte de los movimientos siguen muy restringidos, no todos los restaurantes han reabierto, y los que lo han hecho obligan a guardar distancias de seguridad o respetar un cierto número máximo de comensales por mesa. La prensa italiana también señala estos días a bares y restaurantes como los últimos lugares que se unirán a la puesta en marcha de la sociedad.
Tanto los medios como los expertos hacen referencia explícita al nuevo rol que jugarán en la sociedad las mascarillas. "La indicación de los expertos es clara: incluso cuando se pueda salir, habrá que mantener la distancia de al menos un metro y usar mascarilla en lugares públicos", arrancaba su crónica de hoy Il Corriere della Sera, que en sus páginas también citaba planes para que este elemento fuera obligatorio temporalmente en supermercados, oficinas postales o bancarias, universidades, colegios y la mayoría de centros de trabajo.
Este mismo martes, en Estados Unidos, el doctor Anthony Fauci -director desde 1984 del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas- aseguró que el Gobierno estudia "con mucha consideración" la posibilidad de recomendar el uso generalizado de mascarillas a toda la población del país.
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